lunes, 27 de octubre de 2008

MONARQUÍA, ARISTOCRACIA, DEMOCRACIA Y ANARQUÍA

La monarquía es el gobierno de uno (mono = uno), la aristocracia es el gobierno de unos pocos, una clase privilegiada; la democracia es el Gobierno de la mayoría, y la anarquía es la ausencia de Gobierno. En general, cuantas más personas intervengan en el Gobierno del sistema, mejor, ya que éste será más democrático y más alejado de la tiranía. Sabiendo esto, ¿cuál de estos sistemas es el mejor, la monarquía, la aristocracia, la democracia o la anarquía?

El propio concepto de gobernar implica que hay alguien que gobierna y que hay alguien que es gobernado. Es recíproco, al igual que “vender”, que implica alguien que vende y alguien compra, o “enseñar”, que implica alguien que enseña y alguien que aprende. Ocurre que consideramos más democráticos aquellos sistemas en los que más gente gobierna, en los que más gente interviene en los asuntos públicos, es decir, en los que menos gente es gobernada. Así, en la aristocracia gobiernan unos pocos, mientras que en la monarquía gobierna sólo uno, por lo que la aristocracia es mejor que la monarquía. Pero en la democracia gobierna la mayoría, mientras que en la aristocracia gobiernan sólo unos pocos, por lo que la democracia es mejor que la aristocracia, ya que más gente interviene en los asuntos públicos. ¿Qué ocurre en la anarquía? En la anarquía todas las personas intervienen en los asuntos públicos, porque en la anarquía cada uno es dueño de su vida, y los asuntos públicos, al fin y al cabo, son el conjunto de los asuntos privados de cada uno. Se podría decir entonces que en la anarquía gobiernan todos, o lo que es lo mismo, no gobierna nadie. Precisamente por eso la anarquía es el mejor de esos cuatro sistemas, porque es donde el poder está mejor repartido, fíjate si está bien repartido que nadie tiene más poder que otro, o lo que es lo mismo, nadie tiene poder.

Aquel sistema en el que no gobierne nadie será el mejor, pues el hecho de que no gobierne nadie implica que gobiernan todos, es decir, implica que es más democrático, porque más gente interviene en las tareas de gobierno. A día de hoy sólo la anarquía persigue una sociedad en la que no gobierne nadie, por eso la anarquía es, bajo mi punto de vista, el mejor sistema posible.
PD: Añado a la sección de UNIVERSIDAD el blog de la Asamblea de Ciencias de la Información de la UCM, en la parte del PLAN BOLONIA.

martes, 21 de octubre de 2008

A LOS APOLÍTICOS INDIFERENTES A BOLONIA

Como cualquier estudiante sabrá, se nos viene encima el Plan Bolonia, el cual supone un paso más en la privatización y mercantilización de la enseñanza superior. Se llevan años convocando protestas, movilizaciones, charlas, debates y demás formas de explicarle a la comunidad universitaria (hay que decir que desde las “autoridades” no se nos ha informado de nada, sino que se nos ha impuesto sí o sí, sin debate posible) en qué consiste eso del Plan Bolonia y qué consecuencias va a traer tanto a los estudiantes en particular como a la sociedad en general. Me he encontrado con personas (más de una y más de dos) que me han soltado el discursito apolítico de “no sé por qué os molestáis en protestar, si no sirve de nada, eso ya se ha aplicado, es tanto si queremos como si no”, y he creído oportuno dedicarles este artículo.

Protestar contra algo nunca es inútil. La gente que piensa que protestar contra Bolonia o contra cualquier otro nuevo plan de “estudios” que se nos quiera imponer es inútil y no sirve de nada, sencillamente, es imbécil. Al decir eso están aceptando que las autoridades pueden hacer exactamente lo que les dé la real gana con nosotros. ¿Que nos imponen un Plan de Estudios que no gusta a nadie?, pues nada, es inútil protestar, así que dejemos que nos lo impongan, que hagan lo que les dé la gana. No se dan cuenta quienes así piensan que esta forma de no-actuar supone un gravísimo peligro, pues constituye una forma de decirles a las autoridades “no tenéis que preocuparos de nada, haced como si no existiésemos y actuad como creáis conveniente, sin contar con nuestra opinión”. Es una forma de “desaparecer” del espacio público a la hora de tomar decisiones que nos afectan, y sirve de precedente para futuras imposiciones.

Por otra parte, cabría preguntarse qué concepto de democracia tienen los apolíticos indiferentes a Bolonia. Al fin y al cabo, lo que están aceptando es una especie de dictadura, donde unos pocos hacen exactamente lo que se les pone en las narices. Pero claro, luego tachan de radicales y violentos a quienes toman medidas contra esta imposición que pretende poner patas arriba los planes de estudios universitarios. Digo yo que cuando se está tomando una medida antidemocrática en nuestra contra, habrá que hacer algo. Pues nada, los “medaigualbolonia” creen que no, pero no porque no se quiera (que también), sino porque, simplemente, no se puede. Eso sí, luego te dicen que viven en un país mega-democrático con muchísima libertad porque nadie les impide salir a tomar cubatas en CATS (una discoteca de Madrid).

Protestar contra Bolonia, aunque la vayan a imponer por mucho que protestemos, sirve para hacer ver que no estamos dormidos en los laureles, que sabemos de qué van “las cosas de mayores”, para hacer ver que no queremos que se nos tome por tontos. Yo lo comparo con lo que podría pasar en el patio de un colegio:
Imaginemos un niño, el típico malote, que le va robando el bocadillo a los demás. Llega a otro niño y, de malas maneras, le dice “dame tu bocadillo o te parto la cara”. La víctima le dará el bocadillo temblando para que no le pegue, y el malote sabrá que mientras siga inspirándole miedo a ese chaval, tendrá un bocadillo gratis asegurado. Ahora bien, si se diera el caso de que el malote, al decirle a su víctima que le dé el bocadillo, se encontrase con que éste último le planta cara diciéndole “no me sale de los cojones darte el bocadillo, y o te piras ya o te arranco la cabeza, venga, arrea”, si ocurriese eso, ya no es tan seguro que el malote vuelva a “pedirle” el bocadillo, sino que preferirá mantenerse al margen.
Con esto de Bolonia pasa igual, quizá nos lo vayan a imponer, pero el hecho de mostrar una oposición radical puede hacer que se piensen dos veces hacer más reformas “educativas” en el futuro. Así pues, adelante y a seguir protestando.

De todas formas, aún aceptando que Bolonia es algo que ya está impuesto, las protestas son igualmente legítimas, o incluso más. Si Bolonia ya está impuesto no protestaremos para que no nos lo pongan, sino que lo haremos para que nos lo quiten de encima. Es como si los comunistas aceptasen que ya no tiene sentido ser comunista porque el capitalismo ya está impuesto. Coño, claro que está impuesto, y es precisamente por eso por lo que hay que ser comunista. Y lo mismo para los anarquistas: claro que el Estado ya está impuesto, por eso hay que luchar contra él. Y para los del CAS Madrid: claro que la sanidad ya está prácticamente privatizada, pero precisamente por eso la lucha y las protestas tienen que ser constantes. Y con Bolonia lo mismo: claro que ya está impuesto, es por eso que luchamos contra ello.

Por otra parte, otra de las razones que veo para luchar contra Bolonia aunque ya se haya impuesto es el hecho de “devolver el golpe”. Imaginemos una pelea:
Uno de los luchadores le ha soltado un soplamocos al otro que lo ha dejado medio tonto y le ha hecho prácticamente perder el combate. El que ha recibido el golpe, a pesar de haber perdido la batalla, puede devolverle la hostia sin ningún miramiento. Para que me vaya yo calentito te vas tú también.
Pues con Bolonia pasa lo mismo. Nos han colado una hostia como han querido. Bien, pues ahora es nuestro turno, y atacaremos con lo que tengamos a nuestro alcance y como podamos.

Por último, me gustaría hacerles una pregunta a los apolíticos indiferentes con respecto a Bolonia: ¿Qué proponéis vosotros?, porque luchar y organizar manifestaciones os parece inútil, ¿qué hacemos entonces? Nada, sólo queda aceptar el destino, como si fuésemos putas marionetas que no contamos para nada. Está claro quiénes mandan, es inútil enfrentarse a ellos, es mejor tratar de aceptarlo como se pueda y tratar de tirar “pa´lante” lo mejor posible. Me niego a aceptar eso, me atrae más la idea de luchar contra Bolonia, se haya impuesto o no se haya impuesto.
Este artículo también se ha publicado en Kaosenlared.

sábado, 18 de octubre de 2008

¿NECESITA EL SISTEMA EDUCATIVO UNA REFORMA?

Estamos cansados de ver por televisión vídeos grabados con teléfonos móviles que muestran cómo un grupo de chavales arremete a hostias contra otro chico, o cómo algún que otro descerebrado golpea a un profesor, o simplemente le impide dar la clase con normalidad. También estamos cansados de ver cómo toda una generación de jóvenes se va a pique en cuanto a valores e ideas, y solamente aspiran a estar todo el día tirados en el parque bebiendo y fumando y presumiendo de haber leído pocos libros. Del mismo modo, también tenemos ahí los resultados del informe PISA, que revelan que, en cuanto a educación se refiere, lo podríamos hacer mejor en el Estado español. Ante estos datos cabe preguntarse ¿necesita el sistema educativo una reforma?

Pienso que esta última pregunta tiene trampa, porque presupone que la educación de la población está exclusivamente en manos de los colegios, y que los profesores son los únicos responsables de la creación de los futuros ciudadanos. Esto no es verdad, porque si así fuese, si de verdad estuviese en la mano de los profesores el futuro de la humanidad, la figura del profesor sería infinitamente más valorada de lo que es hoy. La educación de un niño no sólo es impartida por su profesor; también es impartida por sus padres, por sus amigos, por su familia, por los medios de comunicación, por los políticos…En definitiva, la educación es cosa de todos nosotros, no sólo de los profesores, por lo que a esa pregunta de si el sistema educativo necesita una reforma, cabría decir que, si la necesita, no sólo la necesita él, sino la sociedad en su totalidad. De nada sirve que un chico llegue del instituto a casa sabiendo conjugar todos los verbos en castellano si luego se va a poner frente a la tele y va a ver cómo Belén Esteban dice “almóndigas” o “cocretas” sin que nadie le corrija y ganando dinero por ello. Tampoco sirve que se le insista en que lea libros cuando luego ve por la tele a personajes ilustres de la talla de Dinio diciendo que no han leído un libro en su vida, o que se le diga que las drogas son malas y luego vea a Coto Matamoros decir a los cuatro vientos y sin ningún pudor que se mete coca. También deberían predicar sus padres con el ejemplo, como ya señalé en otra entrada, y en general todos y cada uno de nosotros en nuestro quehacer diario, no vale eso de “esto que estoy haciendo está mal, tú no lo hagas”.

Del mismo modo, igual que estoy culpando en parte a los medios de comunicación del fracaso estudiantil y la degeneración moral de las personas, no creo que los políticos estén libres de pecado. En la Comunidad de Madrid estamos viendo cómo nuestra queridísima presidenta está fomentando la educación privada y concertada en detrimento de la pública, formándose así un grupo de gente que va a la educación privada (en su mayoría españoles), que son los que pueden pagarla, y otro grupo de gente que va a la educación pública (en su mayoría inmigrantes y gitanos), que son los que no pueden costearse la privada. Se nos repite a la saciedad que se debe trabajar por la integración, que los inmigrantes se deben integrar, pero desde las instituciones se toman medidas que traen como consecuencia justo lo contrario. Este tipo de cosas también constituyen una forma excelente de maleducar a nuestros jóvenes, pues se les presenta la educación pública como algo a lo que tienes que recurrir “cuando ya no te queda otra”, cuando no puedes costearte la privada, “que es la buena, la que de verdad vale”. Y esto no es así, la educación pública no son los restos que quedan tras haberse repartido todos los trozos buenos de la tarta, o al menos no debe serlo, por mucho que se empeñe en mostrarlo así nuestra clase política (porque me estoy refiriendo al PP en Madrid, pero Montilla en Cataluña hace lo mismo). La educación pública es, debe ser, la educación de todos, independientemente de nuestro sexo, religión, ideología, posición social o económica, etc., y precisamente por eso debe estar por encima de la privada en cuanto a preferencias. Debe hacerse justo lo contrario que se está haciendo ahora: fomentar y trabajar la educación pública, que es un derecho de los ciudadanos y, a partir de ahí, quien quiera ir a la privada que vaya, pero se debe trabajar primando a la pública, en lugar de maleducar a los chicos como se viene haciendo desde hace ya tiempo.

Y luego nos preguntamos si el sistema educativo necesita una reforma…En fin, no sé qué podemos esperar de esa reforma cuando las personas encargadas de hacerla son las mismas que se están cargando el sistema educativo.

miércoles, 15 de octubre de 2008

CASUALIDAD Y DESTINO

Todos nuestros actos tienen su causa, y estas causas son también actos, actos que cometemos. Podemos decir, por lo tanto, que todo lo que hacemos es la causa de algo que haremos en el futuro. Cada cosa que hagamos, cada decisión que tomemos, hasta la más insignificante, va a ser determinante para nosotros y para nuestro futuro.
Por ejemplo, imaginemos un hombre que está casado con su mujer y viven los dos felices y contentos. Él vive con su mujer, la mujer a la que quiere, a la que conoció en la facultad de Medicina, porque coincidieron en clase. Fíjate qué cosas, si él no hubiese escogido la carrera de Medicina, nunca habría ido a la clase en la que conoció a la mujer de su vida y, por lo tanto, nunca hubiese conocido a la mujer de su vida. A lo mejor hubiese conocido a otra, pero no a la que ahora es la mujer de su vida. Voy más allá, ¿por qué escogió la carrera de Medicina? La escogió porque un día, estando en los pasillos del instituto, vio cómo un bedel colgaba en un tablón las distintas titulaciones que se impartían, así como la nota que pedían para ellas. Le picó la curiosidad, y se acercó a mirar. Vio un montón de carreras, pero cuando llegó a “Medicina” y vio la nota que pedían, algo le llevó a interesarse por el tema y a pensar en hacer esa carrera. Pensó que se le daría bien, pues hasta ahora había sacado muy buenas notas en Biología, que era la asignatura que más le gustaba. Así pues, acabó por convencerse a sí mismo, iba a estudiar Medicina. Pero sigamos preguntándonos, ¿por qué fue a mirar el cartel que el bedel colgó en el tablón? A esa hora debería estar en clase, pero no, estaba en el pasillo, ¿por qué? Pues porque la profesora le mandó a por tizas, que se habían acabado, y para ir a secretaría (que es donde tienen guardadas las tizas) hay que pasar por ese pasillo. Por eso pudo ver al bedel colgar el cartel y acercarse a mirarlo un segundo. Sigamos, ¿por qué la profesora le mandó a él y no a otro ir a por tizas? Porque justo en esa clase se sentó en primera fila, de forma que cuando la profesora buscó alguien que pudiese bajar a por tizas, la primera mirada con la que se topó fue la suya, y él fue el elegido para ir a por tizas por el pasillo en el que se cruzaría con el bedel. ¿Y por qué se sentó en primera fila, si a lo largo del curso su sitio había sido siempre al final de la clase? Porque justo ese día se le olvidaron las gafas, por lo que no veía demasiado bien la pizarra y decidió acercarse para ver mejor. ¡Se olvidó de sus gafas!, y esa fue la razón por la que se sentó delante, lo que hizo que la profesora le mandase a él y no a otro a por tizas. El hecho de tener que ir a por tizas hizo que se cruzase en su camino con un bedel que estaba colgando un papel en un tablón, y al ver esto se acercó a mirar. De entre todas las titulaciones que leía sólo una le llamó la atención. Quizá porque estaba escrita en una tipografía aparentemente más grande, quizá porque estaba ligeramente más marcada en negrita que el resto, no sé por qué, pero da igual la razón por la que se fijó en Medicina y no en otra, el caso es que se fijó en Medicina, y punto. Decidió cursar los estudios de Medicina, y fue en la facultad donde conoció a la mujer de sus sueños, con la que vive actualmente como el hombre más feliz del mundo. Es ahora cuando llega el momento de preguntarse, ¿y si no se hubiese olvidado las gafas en casa? El hecho de haberse olvidado las gafas ese día hizo que pudiese conocer a la mujer de sus sueños en el futuro.

Más de una vez me he rayado pensando en las cosas por las que he pasado, y pensando en las razones últimas que las desencadenaron. Es interesante, porque llegas a la conclusión de que cualquier cosa que hagas te va a determinar el futuro, por lo que aprendes a vivir cada momento con intensidad. Pero no sólo piensas eso, sino que también piensas en la de cosas que te habrás perdido porque no has estado en el momento y el lugar adecuado, es decir, en la de cosas que te habrás perdido por haberte traído las gafas a clase ese preciso día. Pasa con uno mismo, pero también puede aplicarse esto al resto. Por ejemplo, dicen que la madre de Adolf Hitler ¡pensó en abortar! Dios mío, ¿qué hubiese pasado si la buena señora se hubiera mantenido en sus trece y hubiera abortado al señor Hitler? Quizá nunca hubiera existido el holocausto, ni el nazismo, y quizá las actitudes fascistas serían ya cosa del pasado. Pero no, la madre de Adolf tuvo que dar a luz, vaya por Dios. Rayándome por todo esto pensé “qué bonito, cada momento es importante y tal y cual, qué interesante”, fue entonces cuando desperté y me di cuenta de que todas esas cosas que pensé y de las que he hablado en esta entrada son una tontería. Porque vale, la madre de Hitler quiso abortar, y pudo haberlo hecho, ¿pero quién nos asegura que, en caso de haber abortado, no hubiese nacido otro Hitler en cualquier otra parte de Viena? ¿Quién nos dice, de hecho, que este Hitler (el nuestro, el que conocemos todos por los libros de Historia) no es sino “otro Hitler” que salió después del primero, y que el primero no ha pasado a la historia precisamente porque fue abortado? Fue entonces cuando comprendí que todo eso que pensé, todo esto que he escrito en la entrada, era una gilipollez. Porque sí, vale, las cosas que me pasen o por las que pase ocurren por algo, y ese “algo” ocurre a su vez por “otro algo”, y ese “otro algo” por otro, y así sucesivamente. Pero quizá, de no haber hecho todos esos “algos”, hubiera llegado hasta donde estoy ahora por cualquier otro camino. Es decir, aunque a simple vista y según lo expuesto pueda parecer que nuestro protagonista conoció a la mujer de sus sueños porque un día en el instituto se olvidó las gafas en casa, eso no quiere decir que no la pueda conocer por otros caminos, por otros itinerarios, diferentes al del bedel y demás. Pero aceptar esto, aceptar que lo que ha pasado podría haber pasado igual por otras razones, es aceptar que las cosas están escritas, y que nada pasa por casualidad, sino que todo lo que nos ocurre nos ocurre porque nos tiene que ocurrir. Estamos destinados a ello.
PD: Añado a la sección de DOCUMENTOS INTERESANTES el panfleto de Dejar de Pensar, de los filósofos Carlos Fernández Liria y Santiago Alba Rico, en el que hacen críticas del sistema capitalista a modo de "inocentes" preguntas.

domingo, 12 de octubre de 2008

DAR PROPINA


Cuando vamos a la panadería a comprar el pan, y el panadero nos lo da, no le damos luego una propina por los servicios prestados. Del mismo modo, cuando compramos una casa, no les damos propina a los albañiles que la han construido, ni se la damos a los profesores que nos enseñan en el cole. Sin embargo, cuando vamos a un bar a tomarnos una caña, sí que le dejamos una propina al camarero. ¿Por qué? ¿Por qué va a ser mejor el camarero que el albañil o el profesor? ¿Por qué al camarero sí hay que darle propina y al profesor o al panadero no? Precisamente por esto hay gente que se muestra en contra de dar propina en los bares, porque si no se la damos a los ingenieros, conductores de autobús o dependientes en tiendas de ropa, ¿por qué se la íbamos a dar a los camareros?

Yo creo que tengo la respuesta a esta cuestión, yo sé por qué se les da propina a los camareros y no a otros currantes igualmente dignos. El quid de la cuestión está en el tipo de ejercicio que supone ser camarero. Un camarero hace algo que no hacen ni el panadero, ni el ingeniero, ni el albañil: un camarero te está sirviendo a ti personalmente (en el sentido de ser un “siervo”). Analiza la situación: tú estás sentado en una mesa, charlando con tus colegas, y le ordenas a un chico que te traiga una caña. En cierto modo, le estás mandando, como si tuvieses algún tipo de poder sobre él. Digamos que, mientras que la profesión de panadero consiste exclusivamente en abastecer de pan a todo aquél que venga a pedírtelo a cambio de un precio, la profesión de camarero es bastante más humillante precisamente por lo que estoy diciendo, es tratado como una especie de esclavo: “Tráeme una caña, yo una Coca-cola, y yo una jarra”. Además, mientras que en el caso del panadero, ingeniero o albañil, eres tú el que acude a él a que te dé pan, te construya un puente o te construya una casa; en el caso del camarero es él el que acude a ti a preguntarte lo que quieres para traértelo. Porque luego también están los camareros de discoteca, a los que acudes tú a pedirles el cubata, pero si te fijas, a éstos no se les deja propina (yo al menos no he visto que se les deje). Este hecho, el que sea él quién acuda a ti a servirte, no hace sino reforzar su condición de “esclavo”, lo que hace todavía más humillante su trabajo. Es decir, el hecho de ejercer una profesión que recuerde a los tiempos de la esclavitud, en el que uno ordena y el otro obedece sin más, o en el que uno hace el trabajo que podría hacer el otro perfectamente, hace que ésta sea digna de recibir propina, como ocurre en el caso de los camareros.

Pero si nos ponemos a pensarlo un poco más, veremos que no sólo a los camareros les dejamos propinas. ¿Qué otras profesiones que nos recuerdan la figura del esclavo, la figura de alguien que hace el trabajo que podría hacer otro perfectamente, o que hace el trabajo obedeciendo una especie de orden, existen? Ahora mismo me vienen dos a la cabeza: el botones de un hotel y el que te trae la compra a domicilio. Ambos, al igual que el camarero, nos están sirviendo a nosotros personalmente. Por eso ambos, al igual que el camarero, reciben propinas.


PD: En la sección de VÍDEOS Y DOCUMENTALES he colgado el vídeo de CNT, un año de lucha, un documental proyectado en las jornadas del Otoño Libertario 08 que se están celebrando ahora en el sindicato, el cual muestra los distintos conflictos que la CNT ha ido enfrentando a lo largo de este año 2008.
También, en la sección de RADIOS LIBRES he colgado un link a la web de Radio ELA.

lunes, 6 de octubre de 2008

CONTRAINFORMACIÓN Y ESCALOFRÍOS

En la columna de la izquierda del blog se puede ver un letrero que reza “CONTRAINFORMACIÓN”, bajo el que hay una serie de links que llevan a páginas que ofrecen una información alternativa (o bajo un punto de vista más crítico) a la que se ofrece desde los grandes medios como Telecinco, EL PAÍS o la COPE. El hecho de llamarse así, “contrainformación”, puede llevar a pensar a más de uno que los contenidos que dichas páginas contrainformativas contienen no son en absoluto objetivos o fiables. Craso error. Y no es que dichas páginas no sean partidistas (en el sentido de ser partidario de una idea; no de un partido político), que por supuesto que lo son, pero eso no quiere decir que las informaciones de las que den cuenta sean falsas, ni mucho menos. Entonces, si tan verdaderas son esas informaciones, ¿por qué no llamar a esas páginas, sencillamente, “información” en lugar de “contrainformación”?

Digamos que el concepto o la palabra “información” nos la ha robado el poder. A día de hoy, grandes medios como Antena 3 no nos informan acerca de la situación de determinados presos en la cárcel, pero sí nos informan acerca de lo que se va a llevar esta temporada Otoño-Invierno, y a eso lo llaman “información”. O Cuatro nos informa sobre un asesinato en un pueblo de Almería, y a eso lo llama “información”, pero no nos informa acerca de las relaciones del presidente de Colombia con grupos paramilitares y narcotraficantes, porque, suponemos, no lo considerará “información”. Es decir, los grandes imperios de la comunicación, en manos de los dueños de las mayores fortunas económicas, ofrecen sólo una serie de contenidos, y a eso lo llaman “información”. Esa “información” nunca, jamás, va a comprometer de algún modo u otro a los poseedores de esas grandes fortunas, o por lo menos nunca va a comprometer al propio dueño del medio (quién sabe si a los de la competencia). Ahora bien, existen en la sociedad personas y grupos combativos con el sistema imperante, conciencias anticapitalistas que conocen las relaciones de los dueños de los grandes medios con el poder político y económico. Estas personas, estos grupos, rechazan los contenidos que los medios de comunicación de masas ofrecen, pues entienden que sirven a los intereses de sus propietarios y a consolidar ese mismo sistema que ellos pretenden cambiar. Por eso optan por ofrecer esos contenidos que los grandes medios silencian porque les perjudican, y los ofrecen a través de esos medios que han dado en llamarse “de contrainformación”. Ocurre que esta labor informativa que nace desde las bases de la sociedad lo hace a partir de la “información” que ofrecen los grandes medios, es decir, lo hace como una especie de respuesta, de contra-acción, de ahí que haya pasado a llamarse “contrainformación”, porque nace como respuesta, como alternativa a esa “información” que desde los medios se presenta. Pero desde luego que esa contrainformación es información en estado puro, no nos quepa la menor duda. Otra cosa es que esos grandes medios se hayan apoderado de la palabra “información”, pero creo que el designar a la información alternativa como “contrainformación” viene también por el hecho de hacer visible ese robo del concepto por parte de los poderosos. Del mismo modo han sido usurpadas las palabras “democracia” y “libertad”. Yo no estoy en contra de la democracia, y creo que nadie. La cuestión es que cada uno entiende la democracia a su modo, y por eso, a pesar de estar a favor de la democracia, cada vez que oigo al presidente Bush hablar de llevar la democracia a un país un escalofrío me recorre el cuerpo, al igual que cuando oigo a cualquier empresario capitalista hablar de “libertad económica”, escalofríos y más escalofríos. De ahí que, en oposición a la democracia entendida por la burguesía, haya que haber inventado los conceptos de “democracia directa” o “democracia popular”. Pues pasa algo parecido con los conceptos de “información” y “contrainformación”, que uno producía escalofríos en boca de algunos, por eso ha habido que inventar el otro.

sábado, 4 de octubre de 2008

EL CONFLICTO VASCO (y II)

AQUÍ NO HAY NI BUENOS NI MALOS
En este conflicto político no hay ni buenos ni malos, o al menos no hay un bando de buenos contra un bando de malos. Eso es lo que debemos pensar si lo que queremos es solucionarlo de verdad. ¿Por qué debemos pensar así? Por la sencilla razón de que el hecho de considerarse a uno mismo como “El bueno” conlleva el aceptar que el otro no tiene razón, y por lo tanto no ceder ni un milímetro ante la sinrazón, es decir, no solucionar el conflicto. Debemos afrontar el tema como un conflicto entre ciudadanos, donde se están violando derechos en ambos bandos, donde están sufriendo personas en ambos bandos, donde se ejerce la violencia desde ambos bandos. Tenemos que aceptar que ambos bandos están haciendo algunas cosas mal: ETA no puede seguir matando y el Estado Español no puede seguir con ese acoso a todo lo que suene a abertzale. El problema es que desde los medios de masas sólo se contempla el problema desde una perspectiva, la del Estado español, siendo ésta la única que se acepta sí o sí. Con esto, es normal que la Izquierda Abertzale no quiera ceder y el conflicto perdure eternamente, porque “ceder” sería “cederlo todo”. ¿Estaría el Estado Español dispuesto a “cederlo todo”, es decir, a aceptar y reconocer la independencia de Euskal Herria y a sacar a todos los presos a la calle sin más? No. Pues entonces no nos podemos asombrar de que la Izquierda Abertzale no quiera ceder, porque ni se le deja tener representación política, ni se contempla su percepción del conflicto en los grandes medios de comunicación.
Es necesario que se celebre una negociación. Antes que eso, tanto ETA como el Estado deben poner fin a la violencia, y entonces reunirse representantes de, por lo menos, el Gobierno español, del Gobierno francés, del Gobierno vasco, de la Izquierda Abertzale y de la banda ETA. No pensemos que esa negociación va a celebrarse en un fin de semana. Cuando yo hablo de negociación hablo de todo un proceso, lo que llamaríamos “proceso de paz”, y eso desde luego que puede durar años, incluso varias legislaturas. Sería necesario afrontar esa negociación aceptando todas las perspectivas posibles, analizando el conflicto en su totalidad y contemplando todas las posibles soluciones. En fin, supongo que todas las partes sabrían elegir bien a sus representantes y asesores, y todo ello bajo la presencia de observadores internacionales podría traer muy buenos frutos. La cuestión es que falta voluntad para afrontar el diálogo, y con respecto a esto de la falta de voluntad creo conveniente comentar y denunciar dos aspectos:

1) El papel de la oposición y los medios de comunicación a su servicio. La oposición no podrá soportar que sea el adversario el que se anote el tanto de derrotar a ETA. Porque, pensémoslo, el presidente que acabe definitivamente con el terrorismo etarra pasará a la historia. Y no sólo él, sino todo su partido. Además, eso de poder decir “nosotros fuimos los que acabamos con el terrorismo en España” confiere una confianza y un respeto increíbles por parte de la población, la cual no dudaría ni un segundo en respaldar a dicho partido en las urnas. Lo de acabar con ETA es la joya de la corona, el trozo de pastel que todos quieren, por lo que no se lo van a ceder el uno al otro así como así (el conflicto Gobierno-Oposición es otro que convendría resolver cuanto antes, por cierto). Este es otro de los problemas que trae el sistema de partidos, que cualquier cosa es utilizada como fuente de votos, entre ellas el terrorismo. Para reforzar y hacer efectiva esta labor de tocar los cojones al Gobierno, están los medios de comunicación. Los medios de comunicación, a base de publicar titulares tendenciosos, recurrir al sentimentalismo más infame y hacer juicios de valor que nada aportan a la solución del conflicto, tendrán una importancia clave en el proceso de paz, serán los encargados de crear alarma social, dirigiendo la Opinión Pública en el sentido que para cada momento convenga. Y aquí volvemos a lo que decía antes de contemplar sólo una perspectiva. Cuando digo que los medios van a ser claves del proceso, no pensemos que lo van a ser todos por igual. No pensemos que vamos a ver por igual y se les va a dar el mismo bombo a los titulares de, por ejemplo, EL MUNDO que a los del diario Gara. En la televisión y radio, sólo se comentarán los titulares de los periódicos de “Los buenos”, y si se comentan los de “Los malos” únicamente será para hablar de lo malos que son.

2) El otro aspecto que quiero denunciar es el hecho de que, a día de hoy, son precisamente los considerados “terroristas” los que de verdad quieren afrontar el diálogo con el Gobierno para encontrar una solución democrática al conflicto. No nos cansamos de ver (en los medios de contrainformación, claro) llamamientos de ciudadanos abertzales al establecimiento de un “marco democrático” que dé salida a una “solución dialogada” al conflicto. ¿Y el Gobierno qué dice? El Gobierno salta con esas de que “a ETA sólo le espera la cárcel”, de que “con terroristas no se negocia”, que “el proceso de paz está finiquitado”. Cierran más y más puertas una y otra vez. Es muy triste que el Gobierno no quiera solucionar el problema. Porque cuál es la solución que proponen: represión y más represión, y jactarse ante el PP de que “nosotros hemos encarcelado más etarras que vosotros”. Eso no es una solución. ¿De verdad pensamos que encarcelando a todos los etarras el problema se va a acabar? Aún acabando con la violencia etarra, el conflicto seguiría, porque el conflicto no es sólo ETA versus Estado español, sino que hay más partes implicadas (hablaré de ello más adelante). Y, aún metiendo a todos los etarras en la cárcel, ¿quién nos asegura que otro grupo de ciudadanos no va a tomar la misma decisión que en su día tomaron los etarras, y van a crear otro grupo armado? Antes he dicho que la actividad de ETA podía ser bien una causa, o bien podía ser una consecuencia. Si resulta que es una consecuencia, no sería nada raro ver como, tras encarcelar a una ETA en su totalidad, surge otra; y tras encarcelar a ésta, otra; y después otra, y así sucesivamente. La solución al conflicto no pasa por la represión y el encarcelamiento, sino por la negociación y el diálogo, pero si cada vez que la Izquierda Abertzale presenta marcas electorales o voluntad política para afrontar el diálogo se le cierran las puertas, ¿qué nos queda? ETA y más ETA.

ESTO NO ES UN ETA VS. ESTADO ESPAÑOL
Por último, creo que para solucionar el conflicto es necesario quitarnos de la cabeza esa idea de que todo este problema se reduce a la dualidad ETA-Estado, y se la deben quitar tanto los de un bando como los de otro.
En todo esto que llamamos “conflicto vasco”, ETA es sólo una parte, y puede que incluso sea sólo una consecuencia de ese mismo conflicto. El problema no es sólo que una panda de descerebrados se dedican a pegar tiros a todo aquel que no piense como ellos. El problema afecta a muchísima más gente y de muchísimas más maneras:

1) En el bando del Estado español. No sólo están los policías que torturan en las comisarías y que violan los derechos de miles de ciudadanos vascos. También hay bastantes personas que tienen que llevar escolta o que viven con miedo en sus pueblos. Y no estamos hablando de grandes políticos o sanguinarios torturadores, sino de gente normal, personas de a pie que están de concejales en sus pueblos, o que simplemente no comulgan con las ideas nacionalistas. Todos tenemos presentes los nombres de Miguel Ángel Blanco o de Isaías Carrasco, cuyos asesinatos fueron una auténtica canallada, por no hablar del atentado en el Hipercor de Barcelona en el 87, donde murieron 21 civiles que poco tenían que ver con las torturas a los presos vascos. Y no sólo pasa con simples concejales de pueblo, sino también con escritores y periodistas, como es el caso del filósofo Fernando Savater, amenazado por ETA en varias ocasiones por el hecho de no ser nacionalista, o el caso de José María Calleja, presentador de “El Debate” en CNN +. La Izquierda Abertzale también debe ser consciente de estos casos de personas que ven coartada su libertad y viven con miedo, y aceptar que no todos los vascos están a favor de la independencia. Aspectos como éstos deberían contemplarse en esa negociación que muchos anhelamos, negociación que el Gobierno no quiere llevar a cabo.

2) En el bando abertzale independentista. Hemos de ser conscientes que, por mucho que diga el juez Baltasar Garzón, no “todo es ETA”. Hay gente que simpatiza con las ideas abertzales, que está por la independencia y reconocimiento de Euskal Herria, y que no simpatiza para nada con los métodos que utiliza la banda. Sin embargo, muchas de estas personas pacíficas que podríamos ser cualquiera de nosotros están viendo pisoteados sus derechos ciudadanos con detenciones arbitrarias y torturas a manos de la policía. Hay personas que no pueden desarrollar una actividad política por el simple hecho de que “contaminan” una lista electoral, y ésta es automáticamente ilegalizada, o bien no pueden votar a sus representantes en los órganos de decisión porque sus partidos han sido ilegalizados. Por supuesto, también habría que mencionar aquí todos esos medios de comunicación abertzales que han sido cerrados, al igual que las asociaciones juveniles Jarrai, Haika y Segi y los grupos musicales como Kortatu o Soziedad Alkohólika que han sido criminalizados desde los medios por tener las ideas que tienen y, lo que es peor, manifestarlas. Todas esas personas, al igual que ETA, son nacionalistas y se consideran euskaldunes, pero también, a diferencia de ETA, no han matado a nadie, y el hecho de ilegalizarlos/criminalizarlos no hace sino restringir sus derechos y engrandecer el conflicto.

Así es, a grandes rasgos, como yo percibo eso que llamamos “conflicto vasco”, el cual esperemos que se solucione algún día. Quizá se alcance una solución cuando haya menos estupidez en España y más madurez política, quizá cuando se haga algo para contrarrestar el poder de manipulación que los medios de comunicación tienen, quizá cuando la clase política se tome realmente en serio la búsqueda de una solución, o quizá cuando todos aceptemos que nos podemos equivocar. Mientras tanto, sólo nos queda trabajar por una mayor madurez política en la población, informarnos también por medios alternativos, ser un poco más humildes y críticos, y esperar.
PD: Añado a la sección de ANARQUISMO la web del Colectivo Escuela Libre, que tiene interesante material de contenido libertario. En la sección de VÍDEOS Y DOCUMENTALES he colgado Bolivia para todos, un documental de Emilio Cartoy Díaz que muestra la situación boliviana, con las diferencias entre el pueblo en el poder y la oligarquía separatista. Por último, añado un nueva sección en el blog: CRISIS ECONÓMICA, en la que iré colgando las cosas que me encuentre por la red sobre la crisis económica que se está padeciendo. De momento ahí va El cuento de la crisis financiera, que explica de modo cómico el porqué de la crisis, y un vídeo en el que dos humoristas hablan de la crisis de un modo simpático, o al menos sería simpático si la cosa no fuese tan seria. Para un análisis más serio puede consultarse este documento publicado en AttacMadrid.org.

miércoles, 1 de octubre de 2008

EL CONFLICTO VASCO (I)

A día de hoy, en el Estado Español tenemos un problema en el norte, más concretamente en el País Vasco. Un sector de la sociedad vasca reclama la independencia, la cual es negada por la Constitución española. Si esto de por sí ya debería generar tensión entre una parte y otra de la sociedad española, se añade el aliciente de que existe una banda armada llamada ETA que pretende lograr sus objetivos de independencia a base de bombas y disparos. Del mismo modo, las fuerzas del Estado Español recurren en numerosas veces a la represión para acallar las voces críticas con España que piden la independencia y el reconocimiento de Euskal Herria y, entre ilegalizaciones de partidos, celebraciones de macro-juicios y disoluciones de organizaciones sociales vascas, han sido bastantes los que han denunciado haber sufrido torturas a manos de las Fuerzas de Seguridad del Estado Español. Como podrá haber percibido cualquier observador mínimamente objetivo, el ambiente está caldeado y encontrar una solución al conflicto es más que necesario, en eso estamos todos de acuerdo, la cuestión es cómo solucionarlo.

Unos proponen exclusivamente la vía policial: a los etarras se les mete en la cárcel y punto pelota. Ni independencia ni hostias.
No estoy de acuerdo con este procedimiento. La gente que así piensa contempla el conflicto desde la perspectiva de ser “Los Buenos”. Nosotros somos los buenos, vivimos en un país de libertades y democrático, y lo que nos torpedea de vez en cuando y nos impide ser completamente libres es ETA y su entorno. Esta es la visión que ofrecen prácticamente todos los medios de comunicación de masas, por lo que no sería raro ver que la mayoría de las personas con las que a diario mantenemos contacto opinen de este modo. De esta forma, al recibir la sociedad única y exclusivamente este punto de vista y no otro, las personas toman parte directamente en el conflicto. Y no sólo toman parte, sino que, inconscientemente, se posicionan en el mismo bando que dictan los medios de comunicación, es decir, en el bando del Estado Español, con todo lo que ello conlleva: sensación de identidad, de un “nosotros, los buenos, los españoles” y “ellos, los malos, los etarras”. Este tipo de gente no contempla el conflicto como algo político, sino que para ellos los etarras no son más que unos vulgares delincuentes que merecen estar en la cárcel, del mismo modo que lo merece un pederasta o un político corrupto. Pero lo peor de esto es que para ellos ETA no es sólo la banda armada en sí, sino que también lo es todo aquél que se declare abiertamente abertzale y trabaje para lograr los mismos objetivos que ETA, aunque sea mediante otros medios distintos a la lucha armada. Así, cuando dicen que con ETA no se negocia, sino que se les mete en la cárcel, no sólo están hablando de meter en la cárcel a aquel que pone un coche bomba o dispara un tiro en la nuca, sino que también están a favor de enchironar a todo aquél que coincida con ETA en sus fines, como por ejemplo ANV y PCTV, Gestoras Pro-Amnistía, Batasuna, los encausados en el 18/98,… Al fin y al cabo, de lo que están en contra es del independentismo vasco de izquierdas, no contemplan la independencia del País Vasco, y la única solución que esta gente ve al conflicto es que la Izquierda Abertzale en su totalidad renuncie a sus objetivos de independencia y acepte ser españoles sin rechistar, y aquí no ha pasado nada. No sé en qué mundo virtual vive esta gente, pero esta posición, además de imposible, me parece soberbia. Imposible porque la Izquierda Abertzale no va a renegar de su objetivo así por las buenas, y soberbia porque establece “por narices” quién es el bueno (los españoles) y quién es el malo (los independentistas), quién tiene razón (los españoles) y quién no (los independentistas).

Para solucionar el problema que nos lleva aquejando desde hace ya cuarenta años es necesario aceptar que vivimos un conflicto político, que no hay ni buenos ni malos y que el conflicto no se reduce exclusivamente a la dualidad ETA-Estado:

EL CONFLICTO ES POLÍTICO
El conflicto es político porque las causas que llevan a ETA a matar son políticas. ETA no está formada por un grupo de psicópatas que matan para saciar su sed de sangre porque no tienen nada mejor que hacer, sino que matan para lograr la independencia de su pueblo, la cual, como decía más arriba, es negada por la propia Constitución Española. Además, cada vez que la Izquierda Abertzale trata de presentar un marca electoral para conseguir sus objetivos por la vía parlamentaria, estas marcas son acusadas de ser el brazo político de ETA, y como ETA es ilegal y antidemocrática, estas marcas electorales también lo son, por lo tanto se las ilegaliza. Y no sólo son ilegalizados los partidos políticos, sino que el hecho de pertenecer a una organización que denuncie abiertamente las torturas que los presos sufren en las cárceles y en las comisarías es motivo suficiente para considerar que eres parte de ETA, tal y como hemos visto en el juicio a Gestoras, y por lo tanto también vas a la cárcel. Ante este panorama podemos deducir dos cosas:

1) ETA es la causa. La propia existencia de ETA es la que hace posible que determinadas organizaciones políticas vascas sean ilegalizadas por su relación con la banda. Si ETA no matase, estas organizaciones no tendrían ningún problema en relacionarse con ella, ya que ETA no sería ilegal ni terrorista, y por lo tanto las organizaciones políticas vascas tampoco lo serían. A la vista de esto, una posible salida al conflicto sería que ETA abandonase las armas. Pero claro, esto es en cierto modo injusto, porque imaginemos que yo, que no apoyo a ETA y en mi vida he tocado un arma, pertenezco a una organización abertzale, la cual ha sido relacionada con ETA porque persigue sus mismos fines e incluso tengo algunos compañeros que se declaran a favor de ETA. La organización, mi organización, se ilegalizaría, y no podría ser legalizada hasta que ETA abandonase las armas. ¿No es injusto? Estaría dependiendo de la actividad de ETA para poder desarrollar mis proyectos políticos. Si por el hecho de relacionárseme desde las instituciones y los medios con una banda terrorista se me ilegaliza, es injusto que me digan que lo que de verdad me afecta y lo que de verdad bloquea mi derecho a hacer política es la existencia de la banda. No es verdad, lo que estaría bloqueando mi derecho a hacer política sería esa supuesta relación con la banda, la cual ha sido establecida por el Gobierno, los jueces o los periodistas de turno, es decir, que al fin y al cabo, serían estos últimos los que de verdad me estarían impidiendo hacer política, que no tienen argumentos para ilegalizarme según mi actividad, y tienen que ilegalizarme según la actividad de terceros. Lo que quiero decir es que es cierto que flaco favor hace ETA a la Izquierda Abertzale en cuanto a ilegalizaciones y demás, y que sin duda en caso de no existir ETA el Estado lo hubiese tenido más difícil para ilegalizar partidos y organizaciones vascas, porque no tendría ninguna banda terrorista con la que relacionarlas, pero la mala acción ahí la está cometiendo el Estado al relacionar cualquier organización abertzale con la banda armada, y no la organización abertzale en sí, al estar supuestamente relacionada con ETA.

2) ETA es la consecuencia. Hemos visto que cada vez que la Izquierda Abertzale pretende tener voz en las instituciones ciudadanas a través de partidos políticos, éstos son automáticamente ilegalizados. También hemos visto en el juicio a Gestoras cómo el hecho de denunciar las torturas que los presos sufren a manos de la policía le convierte a uno en sospechoso y en posible simpatizante o colaborador de ETA. Distintos medios de comunicación abertzales e independentistas como Egin, Egunkaria o Ardi Beltza han sido cerrados bajo el pretexto de fijar los objetivos para ETA, dejando así a la Izquierda Abertzale sin voz, mediáticamente hablando. En macro-juicios como el del sumario 18/98 hemos visto como se condenaba a ciudadanos vascos que en su vida habían tocado una pistola, que sólo por el hecho de perseguir los mismos fines que ETA o de desarrollar actividades que puedan contribuir a esos mismos fines, se le puede considerar a uno “terrorista”. Hubo asistentes al juicio, observadores internacionales y juristas profesionales, que dijeron que sabían que iban a asistir a un juicio sin pruebas, pero que lo que no sabían era que fuesen a acudir a un juicio “sin delito”. Por si todo esto fuera poco, tenemos ahí los numerosos casos de tortura denunciados (¡y no denunciados!) por distintos detenidos como Gorka Lupiáñez o Nekane Txapartegi, y las multitudinarias manifestaciones de la Izquierda Abertzale que son ilegalizadas. Es decir, cada vez que la Izquierda Abertzale ha querido desarrollar su actividad política con arreglo a la ley, no se le ha dejado y se le ha ilegalizado. Si no pueden desarrollar su actividad por cauces democráticos, y no sólo eso, sino que además son víctimas de toda una serie de agresiones policiales ya mencionadas, ¿qué nos queda? Pues sólo nos quedan los cauces antidemocráticos, es decir, la lucha armada. En este sentido, viendo todo lo que se hace desde el Estado español y francés contra la Izquierda Abertzale, no es extraño que un grupo de personas diga “hasta aquí”, y decida tomar las armas.
Así pues, otra de las formas para irnos acercando a la solución del problema vasco es abrir este debate: ¿ETA es la causa ó la consecuencia del conflicto?
PD: Añado a la sección de IZQUIERDA ABERTZALE la propuesta para un marco democrático de Euskal Herri Berria.