(El presente trabajo puede encontrarse completo en la sección de TRABAJOS, pero para hacer más fácil su lectura publicaré hoy una parte y dentro de unos días la otra).
A continuación, expongo un pequeño (por qué no llamarlo así) trabajo sobre el Plan Bolonia. No pretende ser algo objetivo al 100%, ni pretendo haber descubierto la pólvora al haberlo escrito. Simplemente es mi visión de todo eso que se nos viene encima a los estudiantes y que se ha dado en llamar Proceso de Bolonia, la visión de un estudiante cualquiera, que ha recibido panfletos, que ha charlado con gente, que ha asistido a asambleas, que ha acudido a charlas y algún debate con el rector. En definitiva, este trabajo es el trabajo de alguien que podrías ser tú mismo, de alguien que se ha intentado informar sobre el Plan Bolonia como buenamente ha podido, y estas son las ideas que he sacado en conclusión. Así entiendo yo lo que se nos viene encima:
INTRODUCCIÓN. PLAN BOLONIA. ¿DEMOCRÁTICO?
Lo primero que hay que decir del Plan Bolonia y todo ese proceso encaminado a la convergencia con Europa para iniciar el Espacio Europeo de Educación Superior es que brilla por su falta de democracia. ¿Te han preguntado qué te parece? ¿Te han pedido tu opinión? Lo que es más importante ¿te han informado? Estoy cansado de ver gente que cuando le hablas de Bolonia te suelta eso de “no, bueno, es que no estoy muy informado”. ¡Diablos, claro que no estás informado, como que ninguna de todas esas personas que pretenden imponer ese nuevo modelo de Universidad se ha molestado en informarte! Si ni siquiera se han molestado en informarnos, cómo vamos a esperar que se nos pregunte qué opinamos. Lo dicho, este proceso empieza mal desde el principio, desde el momento en que se implanta a espaldas de toda la comunidad universitaria.
Lo primero que hay que decir del Plan Bolonia y todo ese proceso encaminado a la convergencia con Europa para iniciar el Espacio Europeo de Educación Superior es que brilla por su falta de democracia. ¿Te han preguntado qué te parece? ¿Te han pedido tu opinión? Lo que es más importante ¿te han informado? Estoy cansado de ver gente que cuando le hablas de Bolonia te suelta eso de “no, bueno, es que no estoy muy informado”. ¡Diablos, claro que no estás informado, como que ninguna de todas esas personas que pretenden imponer ese nuevo modelo de Universidad se ha molestado en informarte! Si ni siquiera se han molestado en informarnos, cómo vamos a esperar que se nos pregunte qué opinamos. Lo dicho, este proceso empieza mal desde el principio, desde el momento en que se implanta a espaldas de toda la comunidad universitaria.
El Proceso de Bolonia se inicia en teoría para “modernizar” la universidad, para mejorar la “movilidad” de los estudiantes a lo largo de Europa. Se nos presenta la idea de una universidad del futuro, tecnológica, una revolución del conocimiento. Ante esto nadie puede oponerse, ¿quién no quiere una universidad así?, ¿quién no quiere poder estudiar en el extranjero con toda una serie de facilidades? Bolonia parece lo que todos estábamos esperando. Muy bien, si lo que se pretende es converger con Europa y modernizar la universidad, es de suponer que bastará con establecer un sistema de convalidación de títulos a nivel europeo, una multiplicación de las becas Erasmus y una mayor financiación de la universidad, nada más. No parece un proceso muy difícil, sino todo lo contrario. ¿Pero nos hemos encontrado con esto? No, con esto precisamente no nos hemos encontrado, sino con algo que se antoja bastante más complejo:
GRADOS Y POSTGRADOS.
Para empezar, las diplomaturas y las licenciaturas tal y como las conocemos hoy van a desaparecer. Los planes de estudios ya no van a estar divididos en diplomaturas y licenciaturas, sino en grado, postgrado (o máster) y doctorado (este sistema, por lo que tengo entendido, no va a afectar a todas las carreras por igual, lo que no quiere decir que estas carreras sean inmunes al Plan Bolonia y éste no las vaya a afectar en nada, como se ha insinuado).
En un grado habrá cuatro años de estudios de una carrera determinada:
- El primer año se presenta como una “formación general” para el alumnado, nada de empezar ya en serio a estudiar la carrera que el alumno haya escogido. Es algo así como un tercero de bachillerato, para entendernos. Debe ser que los estudiantes (víctimas de la LOGSE) no llegan totalmente preparados a la universidad desde el instituto, y es necesario hacerles cursar este tercero de bachillerato en la facultad. Vemos pues, que el problema que viene del instituto se soluciona en la universidad. ¿No sería más lógico resolver el problema en el mismo sitio en que éste se produce, esto es, en el instituto? No señor, los artífices del Plan Bolonia han decidido que es necesario trasladar la mierda del instituto a la universidad, para manchar más si cabe el sistema educativo.
- El cuarto año de grado se presenta como un año de prácticas no remuneradas en empresas privadas. Es decir, los alumnos de cuarto de grado no van a ser más que mano de obra gratis para los empresarios, así de claro. Y esto plantea un problema en el que creo que no se ha incidido lo suficiente. Desarrollemos nuestra empatía y pongámonos en el lugar del empresario: tenemos una empresa a la que cada año vienen a TRABAJAR estudiantes en prácticas a los que no es necesario pagar. ¿Es que acaso se nos va a pasar por la cabeza contratar a alguien y hacerle fijo? No, ¿para qué?, si cada año tengo mano de obra nueva y gratis. Volvamos a ponernos en el lugar que nos corresponde, el de los estudiantes: ¿quién nos va a contratar?
- Quedan, pues, dos años (segundo y tercero) para estudiar y adquirir los conocimientos característicos de la carrera que hayamos escogido. Es decir, en dos años tenemos que estudiar lo que ahora estudiamos en cinco. ¿Este apelotonamiento de conocimientos de cinco años en dos en qué se traduce? Se traduce en que, si hasta ahora teníamos créditos equivalentes a 10 horas lectivas, ahora tendremos créditos de entre 25 y 30 horas (los llamados créditos ECTS), y se traduce también en que para sacar la carrera adelante, un estudiante deberá dedicarle a sus estudios un total de 35-40 horas semanales. Esto es una jornada laboral en toda regla. Habrá quien pueda ejercerla sin ningún problema, ya que no trabaja y podrá dedicarle entre 7 y 8 horas diarias a estudiar su carrera (que ya es bastante), ¿pero y la gente que actualmente está trabajando para pagarse los estudios? Le será incompatible una cosa con la otra, y tendrá que elegir entre trabajar o estudiar. Precisamente por dejar de trabajar, no podrán pagarse los estudios, y no podrán hacer una carrera universitaria. Vemos entonces que este sistema de créditos ECTS perjudica a las personas con rentas más bajas. Uno de estos dos años restantes, además, se recomienda que sea cursado en el extranjero, para lo que sería necesario un aumento de las becas Erasmus, pero no es precisamente con esto con lo que nos encontramos, sino más bien con otro tipo de becas:
BECAS-PRÉSTAMO.
Entran en juego las Becas-Préstamo, que no son más que préstamos bancarios a devolver con intereses. Es algo así como una hipoteca, tú pides dinero al banco para cursar tus estudios y luego se lo devuelves con intereses. Así, ellos ganan dinero gracias a que tú estés estudiando. Estudiar se convierte así en una inversión que tienen que hacer las familias, igual que con el coche o la casa. A pesar de todo, nos dicen que la universidad y el conocimiento no se están mercantilizando, ¡no qué va!
PLAN BOLONIA. CÓMO SERÁN LAS CLASES.
Por si todo esto fuera poco, sólo una pequeña parte de los créditos que va a tener cada carrera van a corresponder a clases impartidas por un profesor que ENSEÑE a los alumnos. El resto de créditos será completado con trabajos en grupo para fomentar la capacidad de trabajar en equipo, seminarios, y también trabajos individuales. Lo que se pretende es que el alumno sea constante, flexible, y que parte del trabajo corra por su cuenta. A día de hoy, tal y como están estructurados los grupos en las facultades, esto es simplemente imposible. Se necesitarían grupos más pequeños, para que el profesor pueda tener un contacto más directo con sus alumnos, pero esto también requeriría un mayor gasto de dinero. ¿Y se ha realizado este gasto de dinero? Pues no es precisamente esto lo que se ha hecho, no señor, sino todo lo contrario. La Comunidad de Madrid ha recortado en un 30% el presupuesto de la universidad pública, por lo que esto del aprendizaje en el que el profesor y el alumno estén más cercanos gracias a los grupos más pequeños (que ya de por sí era difícil, pues precisaba de un aumento en el gasto público para la universidad que no tenía pinta de aparecer por ninguna parte) se hace completamente impensable. Con este nuevo modelo es prácticamente imposible formar a nadie, al menos en la universidad pública. Pero es que es precisamente eso lo que se pretende: no formar a nadie.
El grado de cuatro años lo único que pretende de cara a la formación del alumno es una “formación general” (Art. 9.1. del Real Decreto 1393/2007 de Grado y Postgrado), una “adquisición de competencias, destrezas y habilidades”, nada de profundizar en la materia y generar conocimiento en los alumnos. Tanto es así que, de hecho, si actualmente siendo licenciado en Derecho uno puede ejercer de abogado, no ocurrirá igual con aquél que se gradúe en Derecho, que se le imposibilitará de desarrollar esta profesión, siendo imprescindible cursar un postgrado o máster. Y ocurre que estos postgrados no son precisamente baratos, llegando incluso a alcanzar precios de entre tres y seis veces superiores a los de las actuales carreras universitarias, y de casi tres veces el de los grados. ¿Cómo los pago? Muy sencillo, recurriríamos a las Becas-Préstamo, de las cuales ya hemos hablado.
EL CAP Y EL NUEVO MÁSTER.
El Proceso de Bolonia viene acompañado de un aspecto importante sobre todo para las carreras de letras, de mero contenido teórico, como Filosofía y las filologías. Es la sustitución del CAP (Certificado de Actitud Pedagógica) por un Máster en Formación del Profesorado. Si el CAP antes costaba entre 150 y 200 €, el nuevo máster costaría entre 1.500 y 2.500 € (precio de postgrado), calderilla vaya. Si antes el CAP se constituía de entre 10 y 30 créditos (unos tres días), el nuevo máster sería de 60 créditos ECTS, los de 25-30 horas (un curso completo). Antes, para hacer el CAP, bastaba con estar licenciado, mientras que con el nuevo máster serán necesarios dos nuevos requisitos:
- Por un lado, habrá que tener un título o hacer una prueba de tu materia.
- Además será necesario un Certificado de nivel B1 de una lengua extranjera moderna, certificado que, por supuesto, será necesario pagar y hacer un examen para adquirirlo.
¿En qué consistía el CAP? El CAP consistía en un breve curso de pedagogía en el que estudiar por cuenta propia ciertas unidades didácticas y examinarse de ellas, ir a unos pocos seminarios (o ninguno, si no era presencial), y hacer unas cien horas de prácticas. Además, le permitía a uno hacer el doctorado a la vez que preparaba la oposición para la enseñanza secundaria.
¿Y en qué consiste el nuevo máster? Lo conforman tres bloques:
Genérico (12-16 créditos). Estrictamente psicopedagógico, por ejemplo, “comprender las motivaciones y el desarrollo de la personalidad de los alumnos”. Esto es muy necesario si quieres ser profesor de historia, ¡me lo vas a comparar con enseñar la caída del Imperio Romano, no hay color!
Específico (24-30 créditos). Psicopedagogía aplicada a la materia, por ejemplo, “fomentar un clima que facilite el aprendizaje”, “integrar la formación en comunicación audiovisual y multimedia”. Por supuesto, un profesor de matemáticas es preferible que sepa usar un Powerpoint antes que enseñar a resolver ecuaciones de segundo grado.
Practicum (16-24 créditos). Prácticas no remuneradas en institutos, que incluirá un trabajo de fin de master, consistente en una memoria de las prácticas realizadas.
Este nuevo máster no le permite a uno, además, hacer el doctorado y preparar la oposición al mismo tiempo.
El nuevo máster no va a producir buenos matemáticos o buenos filósofos que enseñen a los alumnos. Va encaminado a enseñar sólo pedagogía, nada de contenidos teóricos. Serán profesores que sepan explicar muy bien, sí, pero que no tendrán nada que explicar, porque este nuevo máster no les habrá proporcionado nuevos conocimientos (y podemos imaginarnos cuál sería el resultado si los pocos “conocimientos” que tienen han sido adquiridos a partir de un grado de cuatro años como los que se pretenden implantar). Ya no habrá filósofos enseñando filosofía, sino que habrá profesores de filosofía; y ya no habrá matemáticos enseñando matemáticas, sino que habrá profesores de matemáticas. El conocimiento y el saber, por lo tanto, están condenados a desaparecer y a convertirse en un profesor-colega que no tendrá ni puta idea de nada pero que se llevará muy bien con los alumnos y “conectará” muy bien con ellos. Olé. Este es uno de los aspectos más tenebrosos de esta nueva reforma educativa, porque no sólo condena a la enseñanza superior, sino también a la secundaria y al bachillerato. ¿Nos imaginamos una sociedad educada con este nuevo modelo de profesor-colega sin nada que enseñar? Yo no me lo quiero imaginar, pero creo que no voy a tardar en verlo. Dependerá de todos nosotros el parar esto o no, claro.
Soy Lent
ResponderEliminarEl puto amo fernando, eres el puto amo. Esto si que es resumir toda la mierda que nos quieren meter, ya he enviao todo el articulo por e-mails..que buena falta hace...creo que deberias hacerlo tu tmb..y más siendo tu articulo. Aver si la Fiesta de Ciencia no nos jode la Mani de mañana.
Un saludo hommie
las letras son la cultura, pero las carreras de letras en españa son dinero tirado por la borda.
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