lunes, 28 de abril de 2008

REFLEXIÓN EN TORNO A LAS DROGAS

Como defensor de la libertad individual que me considero, siempre me he mostrado a favor de la legalización de las drogas. Como ya dije en otra entrada, no creo que por el hecho de que las drogas se pongan a la venta, la gente vaya a consumirlas más de lo que ya las consume. ¿Que tu quieres consumirlas aún sabiendo que te pueden perjudicar? Es tu problema, no el mío, y por lo tanto no seré yo quien te prohíba que las consumas. En este sentido, el consumo de drogas puede contemplarse como algo que es cosa de cada uno, como algo que queda relegado a la decisión de cada cual y en lo que ni el Estado ni ningún tipo de institución tiene por qué tener derecho a intervenir.

Ahora bien, el otro día tuve conocimiento de una opinión que me hizo replantearme esta posición. Efectivamente, las drogas perjudican única y exclusivamente a quien las consume, al menos directamente. Pero indirectamente también perjudica a alguien más, aparte de quien las toma. Imaginemos que, en una hipotética sociedad con las drogas legalizadas, voy conduciendo con mi familia en el coche y me cruzo con un loco al volante que va puesto de todo tipo de drogas, el cual carece absolutamente de reflejos y se empotra contra mí, matando a uno de mis hijos y dejando a mi mujer tetrapléjica, sin poder volver a levantarse de la silla de ruedas. Yo no he tomado ninguna droga, pero desde luego que no se puede decir que no me he visto perjudicado por ellas. Quizá, si las drogas que tomó el loco al volante fuesen ilegales, éste no las habría conseguido, y ahora mismo podría estar abrazando a mi mujer y a mi hijo, pero las drogas que tomó eran legales, y pudo adquirirlas con total facilidad. Por eso ahora estoy como estoy.

Vemos entonces que, según este caso, el consumo de drogas no es algo que deba quedar necesariamente relegado al ámbito privado, pues es algo que nos afecta a todos los miembros de la sociedad, a todos los ciudadanos, por lo que quizá el Estado sí que debiera tomar cartas en el asunto. Pero claro, si aceptamos que el hecho de que las drogas se pongan a la venta de forma legal no va a incrementar el número de drogadictos en absoluto, no deberíamos establecer una relación directa entre la desgracia que padeciésemos a manos de un "drogadicto legal" y la puesta a la venta de drogas. Además, en la sociedad actual, con drogas ilegalizadas, seguimos viendo esas desgracias que nos hemos imaginado en una hipotética sociedad con drogas legalizadas, por lo que el temor a ser víctimas de un drogadicto en una sociedad con drogas legalizadas no debe ser mayor al que podemos padecer en la sociedad actual de drogas ilegalizadas.

Por otra parte, cabría decirle al que piensa que las drogas deben ser ilegalizadas por el Estado debido a las razones ya expuestas que, puestos a ilegalizar drogas, ¿por qué no ilegalizar también el alcohol? Quizá, a nivel de degradación física, el alcohol tiene mucho que envidiar a la heroína y la cocaína, pero para el caso que nos preocupa (en este caso un accidente provocado por un conductor drogado), que afecta al conjunto de la sociedad y no sólo al consumidor de la droga en cuestión, no parece que exista una razón coherente para no ilegalizar también el alcohol, porque tendría los mismos efectos que la cocaína o la heroína. Ilegalicémoslo pues.

He de añadir que, cuando digo que la venta legal de drogas no aumentaría el número de consumidores, estoy obviando la actividad publicitaria que podría llevarse a cabo para estimular la venta de drogas. Evidentemente, en el momento en que se desarrollasen campañas publicitarias anunciando distintos tipos de drogas e incitando a su consumo, el índice de consumidores no sólo aumentaría; sino que se dispararía hasta alcanzar cotas inimaginables. Con esto, lo que podemos deducir es que el hecho de que las drogas se pongan a la venta no tiene por qué ser un problema, sino que el problema viene cuando ponemos a la venta las drogas en unas condiciones sociales capitalistas. Es en el capitalismo donde la puesta a la venta de las drogas tiene un peligro descomunal, pero no es la venta de drogas en sí lo peligroso.

viernes, 25 de abril de 2008

CON PROTECTORES ASÍ...

Hace poco, los ciudadanos hemos tenido noticia de ciertos comportamientos que llevan a cabo los llamados vigilantes del seguridad del Metro de Madrid. Hemos podido ver cómo se mofan de personas a las que están golpeando salvajemente por el simple hecho de no ir con billete. "Nos estás haciendo perder tiempo y dinero" le decía un segurata a su víctima mientras le agredía.
¿Y por qué este comportamiento en los autodenominados vigilantes de seguridad? Recuerdo que cuando estaba en el cole, había unos niños que querían ser médicos, otros querían ser futbolistas y otros querían ser...¡POLICÍAS! No sé si es casualidad o qué, pero, curiosamente, los que querían ser policías eran los mismos malotes de clase que disfrutaban humillando a otro. Me acuerdo de Alberto (el nombre es ficticio), un bakala que gustaba de llevar unos pantalones de chándal muy extendidos por aquel entonces, con la bandera de España cosida a cada lado de las piernas. Me decía que él quería ser anti-disturbios para ir a las manifestaciones "a pegar a los guarros". Muchos de aquellos chavales también querían ingresar en la academia de policía por otra razón que explicaría en cierto modo el comportamiento de esa raza tan despreciable a la que llamamos "Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado": simplemente, no querían estudiar. Eso de leer libros, culturizarse, aprender lógica,...como que no iba con ellos, preferían estar en la calle jugando a peleas y a ver quién era el más fuerte.
Entonces, nos encontramos con que aquellos que dicen protegernos son aquellos niñatos chungos que nos quitaban el bocata en el recreo, los malotillos que empezaron a fumar antes que el resto. Esos mismos son quienes nos protegen, por eso estamos como estamos y vemos los vídeos que vemos.
Si por casualidad algún policía/segurata/guardia civil se pasase por este blog y leyese esta entrada (cosa que dudo, porque o bien están demasiado ocupados en el bar, o bien no saben leer), decirle simplemente que su trabajo es la forma más ruin de ganarse la vida. Que son la escoria más inmunda de la sociedad. Que son la primera causa de todos los problemas sociales con los que nos encontramos a diario. En definitiva, que dan bastante asco y que aquí tienen a un ciudadano que estará encantado de no colaborar con ellos en nada.
Dejo aquí algunos de los vídeos de esta gentuza que, visto lo visto, no tienen ni la ESO, pero en Otromadrid.org se pueden consultar más noticias y vídeos relacionados con este tema.




VIOLENCIA, MATERIALISMO, CAPITALISMO, MACHISMO Y...RAP

Soy un asiduo oyente (y practicante en la medida de lo posible) de música rap, llevo un tiempecillo en la escena, sin ser ningún experto, ni mucho menos; pero lo suficiente como para saber de qué va esto y poder permitirme una crítica que, tras haber "flirteado" con otros tipos de música, pienso que se merece determinada actitud que percibo en el rap en general.

Nos guste o no, el rap es competición fundamentalmente. Todo aquél que se dedica al rap, hable del tema que hable, lo hace con vistas a expresarlo en un corro/maqueta/concierto y que la gente que lo escuche alucine y diga "¡caramba, tío, hay que ver lo bien que se te da!". Es eso lo que se busca al fin y al cabo: el halago de terceros. La búsqueda de este halago, muchas veces (y es lo que pretendo criticar), está fundamentada, más que en el haber demostrado que, efectivamente, has rapeado mejor que yo; en que te tiras más tías que yo, en que tienes más dinero que yo, en que tienes un coche mejor que el mío, en que te tengo que tener miedo porque llevas pistola, en que eres un tío peligroso y yo no, y un larguísimo (pero que muy largo) etcétera. Sinceramente, y sin ánimo de ofender a nadie, esa actitud me parece cuanto menos deleznable, pues supone el máximo exponente del machismo retrógrado, el capitalismo imbécil, el materialismo absurdo y la violencia más irracional que pueda existir.

Machismo por el trato que la mujer recibe en infinidad de videoclips de rap. No son pocos los "artistas" que graban vídeos en los que aparecen rodeados de mujeres exageradamente exhuberantes, que les adoran como si fueran semidioses mientras rapean (en ocasiones muy mal, por cierto) acerca del dinero que tienen y las tías que se follan. La mujer es vista en el rap como un objeto más del que presumir, es decir, como una posesión del hombre, al fin y al cabo. Y si eso no es machismo, que baje Dios y lo vea. Por fortuna, no son pocas las MC´s que ponen las cosas en su sitio a más de un rapero ligón.

Capitalismo por la importancia que se le da al dinero en gran parte del mundo del rap. ¿Qué es eso de salir en un vídeo abanicándote con fajos de billetes? Esos billetes pueden haber llegado a tus manos de dos formas: o bien te los han prestado para hacer el videoclip y cuando el director diga "¡corten!" los vas a tener que devolver, o bien has currado en esto del rap como un cabrón y tus años de esfuerzo han dado su fruto en forma de papel moneda (también puedes haberlos conseguido por "otros métodos" que todos conocemos, pero eso no viene al caso ahora). Si tu caso es el primero, no mereces que te dedique ni una línea más: sólo hay una cosa más triste que ser asquerosamente rico; no serlo, pero fingir que lo eres. Por el contrario, si tu caso es el segundo, me es indiferente que hayas logrado ese fajo trabajando duro, me darías exactamente el mismo asco. El presidente del BBVA también ha trabajado mucho a lo largo de su vida, y desde luego que no sentiría mucha admiración por él si pasea un fajazo de billetes por delante de mis narices y se jacta de que yo no los tengo. En estos casos se reproduce uno de los males que asolan a nuestra sociedad actual: el dinero es visto como un fin cuando lo único que es en realidad es un medio. Lamentablemente, el rap también se ha visto contagiado por este mal.

Materialismo por aquello de dar una imagen. Y cuando hablo de "imagen" me estoy refiriendo desde la indumentaria rapera hasta los cochazos (en algunos casos mansiones, incluso) pasando por las botellas de champán y las mulatas en bolas a tu alrededor. Los que estén metidos en la cultura hip-hop estarán de acuerdo conmigo en que si hay una palabra para definir la ropa ancha, esa palabra es "cara". La ropa rapera es acojonantemente cara, y no son pocos los MC´s que lucen sus mejores galas cuando de "aparecer en la foto" se trata, muchos de ellos hasta son esponsorizados por la propia marca. Eso sí, después tenemos que aguantar sus consignas contra "el capitalismo", "los fachas" o acerca de lo mal que está el mundo, cuando ellos mismos se dejan arropar por aquellos que lo destruyen. No digo que deban ir en tapa-rabos, yo mismo también tengo por ahí algún pantalón de ADIDAS, y reconozco que de vez en cuando me gusta tomarme una Coca-Cola, pero de un caso al otro hay kilómetros. No sólo hay que ser bueno; también hay que parecerlo, y ser, en la medida de lo posible, consecuente con tus ideas. Y respecto a lo de los cochazos y las mansiones, tres cuartos de lo mismo: me es igual que te los hayas ganado a pulso (desengañémonos, nadie se forra trabajando). ¡Anda que no habrá empresarios que presuman de eso mismo! ¿Y es "respeto" lo que sentimos por ellos?

Y luego ya lo de la violencia: que si vienes por mi barrio y me matas con tu AK 47, que si eres el más gangsta dentro de los propios gangstas, que si has estado en la cárcel nosecuantas veces por haber traficado con droga,...No obstante, hay que señalar respecto a lo de estar en la cárcel que el hecho de contarlo en una letra no implica estar orgulloso de ello. Creo que era el mismísimo Chirie Vegas quien explicaba en una entrevista a Hip-Flow (o a HHN, no lo recuerdo bien) que él no estaba orgulloso de su paso por la cárcel, ni de que sus amigos y él mismo se hubiesen movido dentro del mundo de la droga, pero que era algo que, guste o no, había sucedido, era real, había pasado, y que había que contarlo. Pero lo de que si me cruzo contigo, más me vale tener cuidado...¿Qué es lo que pretendes aparentar? Y lo más importante: ¿Por qué pretendes aparentarlo? Nos pasamos el día riéndonos de los canis/kinkis/pokeros que van de eso mismo precisamente, de decir que son "los más malos". ¿Por qué no nos íbamos a reír de tí? ¿Porque eres rapero?
El rap es una música que está pegando muy fuerte en la juventud de hoy y, aunque pienso que el espíritu de competición no debe perderse jamás (ya que es uno de los pilares fundamentales del rap), es una grandísima lástima que, a diferencia de otras músicas como el punk o el rock, no lleve un mensaje social claro y directo. ¿Cuántos chavales pueden escuchar rap a día de hoy? ¿10.000? ¿20.000? Sin duda muchos más. ¿Qué pasaría si, en lugar de transmitir eso de que "yo soy el mejor", transmitiésemos ideas? Y cuando digo "ideas" hablo de sentimientos hasta ideales políticos revolucionarios, pasando por experiencias vividas que conlleven una especie de "moraleja", tan prácticas estas últimas. Desde luego que sería mucho más positivo, y me da mucha pena que el rap dé la imagen que da. Pero bueno, el rap será lo que los raperos quieran que sea.

lunes, 21 de abril de 2008

DIOS EXISTE SI YO DIGO QUE EXISTE

El pasado viernes por la tarde, de camino a la facultad de Filosofía y Letras de la UCM, donde se iba a celebrar el debate entre el rector Carlos Berzosa y los alumnos y profesores de la universidad, me crucé con dos simpáticas chicas de rasgos orientales. Me pararon un momento y una de ellas me dijo algo que no escuché, ya que llevaba los auriculares puestos y las letras de Falsalarma retumbaban en mis oídos.

-Perdona, ¿qué?- dije tras quitarme los auriculares.
-Que si eres cristiano- me repitió la chica.
-Hombre, estoy bautizado, pero no soy muy cristiano que digamos, es que las religiones no me gustan mucho.
-Es que somos dos estudiantes de Teología y estamos haciendo un trabajo sobre la Biblia, ¿te interesaría colaborar? (no fue exactamente eso lo que me dijo, pero es que no me acuerdo muy bien).
-No, muchas gracias, es que ya te digo que a mí lo de las religiones...como que no, vaya....
-Pero bueno, ¿es que no crees que se debe estudiar acerca de aquél que nos puso aquí (evidentemente se refería a Dios)?
Riéndome, repliqué:
-Hombre, esa pregunta tiene un poco de trampa, ya que te responda "sí" o te responda "no" estaría aceptando la existencia de Dios, y esto es algo de lo que no estoy del todo convencido. Habría que ver primero si Dios existe realmente. ¿Tú puedes probar que Dios existe?
La chica, con cara de haberse enfrentado a esa misma réplica unas mil y pico veces, va y responde:
-Claro, ¿cómo si no íbamos a estar aquí? Yo no he elegido nacer, ¿acaso lo has elegido tú?
-Pues no, la verdad, pero eso para nada prueba la existencia de Dios. Yo, para creer en algo, tengo que, por lo menos, verlo.
De nuevo, la chica puso la cara de haberse enfrentado a esa respuesta mil y pico veces y me respondió:
-Bueno, tampoco ves el amor, y sin embargo crees en él, ¿no es así?
Reconozco que por un momento me ví pillado. Tenía razón, sí que creo en el amor, pero nunca he visto nada que pueda señalar y decir "éso es el amor". Intenté salir de ahí como pude:
-Eh, vamos a ver. Efectivamente, no veo "el amor" propiamente dicho en ninguna parte, pero sí que veo parejas besándose, madres acariciando a sus niños, amigos que se dan un abrazo,...todo ello son gestos que esas personas realizan porque sienten amor en sus corazones, por lo que podemos afirmar sin ningún atisbo de duda que el amor sí que existe, ya que vemos cómo la gente lo siente a su alrededor.
Según pronunciaba estas últimas palabras, empecé a hacerme una idea de por dónde me quería llevar la estudiante de teología y con qué sermón me iba a saltar. Acerté, la chica me dijo:
-Bien, pues también vemos a nuestro alrededor a Dios, porque vemos gente yendo a misa, gente rezando,...y todo ello son gestos que esas personas realizan porque sienten a Dios en sus corazones, por lo que podemos afirmar sin ningún atisbo de duda que Dios sí que existe, ya que vemos cómo la gente lo siente a su alrededor.

Me cazó. No me quedó más remedio que reírme y permitir que se regocijara en su victoria. Yo creía que Dios era un señor que estaba en los cielos (bueno, y no sólo en los cielos, sino en "todas partes") contemplando cada uno de nuestros movimientos. Él nos había creado y contemplaba continuamente su creación. Pero la conversación que mantuve con aquella simpática chica oriental me ayudó a ampliar un poco más mis miras, y desde entonces me planteo la existencia de Dios como un sentimiento en los corazones de cada uno de los autodenominados creyentes. En ese sentido, sí que podríamos afirmar que Dios existe, pero ¡ojo!, existe sólo para unos pocos. Pero si, aún existiendo solamente para unos pocos, aceptamos que existe; también deberíamos aceptar que NO existe, ya que hay también "unos pocos" para los que NO existe.

Al fin y al cabo, ¿no pasa algo parecido con el amor? Imaginemos: me ha dejado mi novia, he discutido con mis colegas y mi madre ha dejado de quererme. ¿Con qué cara va a venirme nadie a decirme que "el amor" existe? ¡Existirá para tí, cachondo, porque lo que es para mí, desde luego que existe todo menos amor! Quizá cuando llueva un poco, cuando encuentre a otra chica, cuando solucione mis diferencias con los colegas y cuando mi madre vuelva a quererme, quizá entonces podré decir que sí existe el amor, ya que lo podré percibir, pero mientras tanto...el amor sólo existirá en cuanto que lo veo en los corazones y en las acciones de los demás, pero lo que es a mí, poco amor me toca.

Pues con Dios pasa igual: Dios existe en cuanto que veo que hay gente que lo siente, pero lo que es yo...poco Dios siento, y no tengo más remedio que declararme ateo, del mismo modo que habrá quien no tenga más remedio que declararse creyente. Es decir, creyente o ateo naces; no te haces, lo que me lleva a hacer otra reflexión: si el creyente nace y no se hace, ¿de qué sirven esas ceremonias llamadas "bautismo" y "comunión" que se celebran en los primeros años de vida? Si el niño nace ateo, ya puedes sumergirlo en agua bendita, que no por ello va a ser más creyente. Yo mismo soy uno de los casos que muestran que un bautizado y comulgado puede ser ateo, y me atrevería a decir que como yo hay muchísimos.

Sea como sea, para el próximo debate que mantenga con un creyente acerca de la existencia o no de Dios, le preguntaré: "Antes de nada. Cuando decimos "Dios", ¿a qué nos estamos refiriendo exactamente?".
Recomiendo leer esto.

domingo, 20 de abril de 2008

GAGO, VILLANUEVA, Y EL MORRO QUE TIENEN

Ante este artículo de Víctor Gago y Fernando Díaz Villanueva publicado en Libertad Digital no sé muy bien qué es lo que tengo que sentir: si asco, pena u odio.
Pocas líneas tardan los autores en desprestigiar al movimiento estudiantil que protesta contra ese engendro llamado Plan Bolonia tachándolo de "anti-sistema", como si todos los que estuvimos reunidos con el rector Carlos Berzosa en la Facultad de Filosofía y Letras el pasado viernes lo fuésemos. Evidentemente, habría entre toda aquella multitud numerosos "anti-sistema", pero aún en estos casos hay que puntualizar que estos "anti-sistema" son más bien "anti-estesistema", ya que sí están a favor de tener una forma de funcionar, pero una forma de funcionar distinta de ésta. Por otro lado, se ve la clara intención de los autores del artículo que, conociendo el tipo de público que les lee (derecha liberal-conservadora), saben que con poner la palabra "anti-sistema" van a sembrar el acojone entre sus lectores y, por tanto, el desinterés en la lucha que están llevando a cabo los estudiantes.

Más adelante, podemos leer un párrafo que quita el hipo: "Sin embargo, [los estudiantes]también quieren trabajar, a ser posible como funcionarios, de la Educación o de la burocracia del Estado, quieren emanciparse y viajar, decorar su casa y cenar en un hindú de Lavapiés, quieren permitirse una bohemia idealista un poco más holgada que la que da apenas para la tarjeta pre-pago del móvil, el bonobús, algún que otro libro, algún que otro botellón". Vamos a ver. Efectivamente, los mismos que protestan contra la "mercantilización" de la enseñanza y el "sometimiento a las demandas del mercado laboral" son los que quieren trabajar en un futuro en ese mismo mercado laboral. La cuestión es que quieren hacerlo en unas condiciones dignas, y el Plan Bolonia, mediante la estructuración de la enseñanza en grados, másteres y doctorados; parece que tiene como objetivo todo lo contrario: fabricar precarios en serie que sean rentables para los empresarios que poseen los medios de producción y, en definitiva, el mundo. La mayoría de los que se oponen a Bolonia lo hacen también al modelo neoliberal que impera en la sociedad de hoy, y con una universidad a los pies de las empresas privadas parece difícil que dicho sistema se pueda siquiera cuestionar. Decir también que no todos los estudiantes quieren trabajar como funcionarios, pero aún así, también hay que apuntar que ejercer de profesor en una escuela pública (del Estado) siempre será más digno que escribir artículos estúpidos para un panfleto cuasi-fascistoide como Libertad Digital. Respecto a los del hindú de Lavapiés y el botellón, creo que no tengo que hacer ningún comentario. Son ad hominems que, puestos a seguir la línea editorial de Libertad Digital, no tienen sentido.

Los autores señalan otra "paradoja": "[Los estudiantes]Recelan de la autoridad pero adoran a los profesores". ¿Desde cuando los profesores deben ser una autoridad? Los profesores, y más en la Universidad, no son policías, sino personas con conocimientos cuyo trabajo es transmitirlos y hacer que sus alumnos reflexionen, no hay más. "Autoridad" y "profesor" son dos conceptos que nada tienen que ver, por lo que la "paradoja" de la que hablan Gago y Díaz Villanueva no es tal. Lo de la autoridad se llevaba antes, en tiempos por los que quizá los dos autores sientan cierta nostalgia: el franquismo, ahí los profesores sí que imponían su autoridad a golpe de regla, fabricando una generación que, entre otras cosas, aceptaría por transición un simple continuismo o que daría a luz a periodistas "de la talla" de Gago y de Díaz Villanueva.

Pero desde luego, unas de las líneas que más náusea y decepción provocan es esa que dice que el "presidente del Gobierno, es el mismo al que ha votado la mayoría de los jóvenes y con el que probablemente comparten una cosmovisión radical y colectivista". ¡Vaya morro! Ya me jode bastante que hagan esa afirmación tan banal y generalista, pero si encima la hacen en provecho de sus intereses político-ideológicos la cosa me repatea sobremanera. Claramente, con esta frase los autores persiguen un objetivo: hacer ver que toda esta panda de "anti-sistemas", "radicales" y ultra-rojos son partidarios de Zapatero, ¡para que vea usted lo malo que tiene que ser Zapatero, señora! Así que no vuelva a votarle, y vote por opciones más moderadas como usted y como yo, es decir, vote por el PP. Lo dicho, ¡vaya morro!

Sólo quiero añadir que me parece muy justificada la lucha que se está llevando en todas las universidades del Estado español contra el Plan Bolonia, y que se secunde la huelga que, por lo que aparece en Libertad Digital, está convocada el 8 de mayo.

viernes, 18 de abril de 2008

MIJAÍL BAKUNIN. El principio del Estado.

Otra cuestión: la creación, tal como salió de las manos de Dios, ¿fue perfecta? Si no lo fue, no podía ser creación de Dios, porque el obrero, es el evangelio mismo el que lo dice, se juzga según el grado de perfección de su obra. Una creación imperfecta supondría necesariamente un creador imperfecto. Por tanto, la creación fue perfecta.
Pero si lo fue, no pudo haber sido creada por nadie, porque la idea de la creación absoluta excluye toda idea de dependencia o de relación. Fuera de ella no podría existir nada. Si el mundo es perfecto, Dios no puede existir.
La creación, responderán los teólogos, fue seguramente perfecta, pero sólo por relación, a todo lo que la naturaleza o los hombres pueden producir, no por relación a Dios. Fue perfecta, sin duda, pero no perfecta como Dios.
Les responderemos de nuevo que la idea de perfección no admite grados, como no los admiten ni la idea de infinito ni la de absoluto. No puede tratarse de más o menos. La perfección es una. Por tanto, si la creación fue menos perfecta que el creador, fue imperfecta. Y entonces volveremos a decir que Dios, creador de un mundo imperfecto, no es más que un creador imperfecto, lo que equivaldría a la negación de Dios. Se ve que de todas maneras, la existencia de Dios es incompatible con la del mundo. Si existe el mundo, Dios no puede existir.

Obra completa aquí.

miércoles, 16 de abril de 2008

COSAS DE LAS QUE NO SOMOS CULPABLES

El otro día, yendo por el Metro de camino a la universidad, ví a una chica con el uniforme del cole (bajo su abrigo asomaba una linda falda a cuadros rojos que mostraban de un modo sexy unas piernas abrigadas hasta la pantorrilla por unas medias rojas), la cual, deduje a causa de su indumentaria, iba también a su centro educativo. Hasta aquí todo puede parecer normal, no hay nada raro en que una chica lleve uniforme, simplemente lo llevará porque estudiará en un colegio privado y las normas de este colegio obligarán a llevarlo. Sin embargo, entre todo ese alboroto de normalidad hubo algo que me llamó la atención: la chica era sharpera. Lo supe por su peculiar corte de pelo, sus chapas con cuadrados blancos y negros y su mochila con frases que "explicaban" cómo se debe tratar con un neonazi.
¿Es curioso verdad? Una chica que en teoría es comunista, estudiando en un colegio privado, es decir, en manos de una empresa que busca el beneficio y que detesta el comunismo. Las dos caras de la misma moneda, los dos extremos del arco ideológico, ayudándose mutuamente y recibiendo beneficio el uno del otro: uno recibiendo su enseñanza, y el otro recibiendo su dinero. Me pregunté cómo se sentiría esa chica al escuchar todos esos grupos de punk y oi! blasfemar sobre los colegios privados, sobre el capitalismo y demás cosas de las que ella misma es partícipe. ¿Tiene que ser duro, verdad? Es como estar en contra de las multinacionales y saber que te encanta beber Coca-Cola (conozco este "trauma" de primera mano;). Pero luego pensé que, al fin y al cabo, no era ella quien había decidido estudiar en ese colegio. No había sido ella quien, por voluntad propia, paró de quemar cajeros un rato para acercarse a rellenar la matrícula que le permitiría acceder al Sagrado Corazón. Fueron sus padres los que decidieron meterla allí. Y aún así, a pesar de haber estado escolarizada en un colegio privado, que obliga a llevar uniforme sexista (porque ya me dirán ustedes por qué las chicas no podrán llevar un pantaloncillo que quede mono), que enseña la moral cristiana, que tiene un trato singular hacia el comunismo y hacia las ideas de izquierda en general, aún así, ¡la niña les ha salido sharpera! Habrá quien diga que esa cría es una hipócrita, que no entiende de nada, que mucho ser comunista pero bien que estudia en un cole privado, en definitiva, habrá quien diga que es una falsa. Pues señores, lamento si les ofendo, pero a mí la actitud de esa niña me parece admirable. Lo normal es que una niña que estudie en un colegio de las características ya citadas acabe impregnándose (y convenciéndose) de la "ideología" que dicho colegio predica: que crea en Dios, que ni se interese por lo que es el comunismo (o que se interese sólo para señalar sus deficiencias), que piense que es mejor la educación privada que la pública,...Pero nuestra protagonista no ha hecho nada de eso, sino todo lo contrario. Es decir, ha sabido distanciarse del rebaño (aún siendo éste muy potente) y ha sabido pensar por sí misma. Lo dicho: ¡Admirable!
Muchas veces se tiende a criticar a las personas por cosas de las que no tienen ninguna culpa. Imagínate que tu padre es banquero. ¿Qué culpa tienes tú de que tu padre sea banquero? ¿No puedes tener por éso ideas que cuestionen los principios del capitalismo? Claro que puedes tenerlas, incluso con más mérito las tendrás, ya que, aún estando en un ambiente de un color, te han convencido más las ideas de otro. La historia está llena de revolucionarios procedentes de buena familia:
El Che Guevara nació en el seno de una familia aristocrática de clase alta, Karl Marx ni siquiera era de clase obrera, Piotr Kropotkin era príncipe, Tolstoi era de familia noble y el mismísimo Bakunin era aristócrata. Y sin embargo a ninguno se nos ocurriría cuestionar la labor revolucionaria que estos personajes han desempeñado porque, ¿qué culpa tienen ellos de nacer en la familia en la que han nacido?
Entonces, volviendo a lo de la niña, ¿qué más da si estudia en un cole privado? La culpa de eso la tienen los padres, y a una persona se le podrá echar la culpa de muchas cosas, pero hay algo de lo que jamás se le podrá echar la culpa: de los padres que tiene o de la familia en la que nace.

viernes, 11 de abril de 2008

LA AUTODETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS

Vamos a trasladarnos al pasado. Muy lejos de aquí, cuando muchos de tus ancestros aún no habían nacido. Pensemos en el hombre primitivo. ¿Cómo se relacionaba? ¿Cómo se empezaron a construir las sociedades? Cuando el hombre caminó por primera vez sobre la Tierra no había Estados, ni gobiernos ni leyes. Como bien dice Evaristo Páramos (vocalista del mítico grupo La Polla Records) en su canción Las Marras, "esto es el mundo, y yo una persona. Todo lo demás llegó después". O sea, que primero estaban los hombres, que se relacionaban entre sí y se constituían en pueblos; la burocracia, los Estados y toda su estructura basada en el poder fue un invento posterior. Por cierto, mal que me pese, todas esas instituciones mencionadas que perjudican al hombre han sido creadas por él mismo, por el hombre, para la explotación, control y alienación de sí mismo.
El hombre vivía tranquila y libremente organizado en pueblos, en armonía con la naturaleza, hasta que llegaron otros hombres y crearon los Estados sobre ellos. Desde que se crea el Estado y se establecen fronteras arbitrarias y artificiales sobre aquellas fronteras naturales que el propio desarrollo de los hombres en tribus o pueblos había establecido*, el hombre deja de vivir en completa libertad. Cuando se divide a los seres humanos en miembros de un Estado o miembros de otro en función de dónde se encuentren geográficamente, y se les pretende inculcar en la mente la convicción de que tienen que proteger y defender a su Estado mediante, en muchos casos (como el español), la identificación de su Estado con su pueblo o nación, se está adoctrinando y alienando al ser humano y, por lo tanto, se le está recortando su libertad, ya que, sobre las fronteras naturales que su propio desarrollo libre ha establecido se están imponiendo unas fronteras artificiales establecidas arbitrariamente por alguien con poder sobre el resto, o lo que es lo mismo, en unas condiciones de esclavitud y de no-libertad. Se podría decir que todos los pueblos del mundo han sido colonizados por los Estados, y que sólo mediante el autogobierno de los pueblos el hombre será completamente libre, sin Estados de por medio que coarten su libertad.
Es por éso que, a día de hoy, pienso que la supuesta democracia en la que vivimos no será tal hasta que se vea reconocida la autodeterminación de los pueblos. No podremos hablar de democracia y libertad hasta que cada uno de los pueblos que conforman el Estado español** sea soberano de su futuro y pueda decidir sobre su destino como pueblo.

Pero, aparte de por esto, también soy partidario de la independencia de los pueblos por una razón muchísimo más sencilla: en mi opinión, los asuntos públicos siempre se gestionarán mejor a nivel local. Cuanto más pequeños sean los grupos sociales en los que el ser humano se desenvuelve, mayor facilidad encontrará éste para administrar los recursos que la naturaleza le ofrece en pro de cada uno de los miembros de su comunidad, por lo que el bienestar de la sociedad será mayor. Por ejemplo, ¿quién gestionará mejor los recursos obtenidos de los campos de un pueblo de una provincia de Andalucía? ¿Un Consejo de Administración de Recursos Agrarios que se encuentre en unas cumbres nevadas en los Alpes a miles de kilómetros de los supuestos campos? ¿o los propios jornaleros que trabajan el campo día sí, día también y mantienen un contacto de casi veinticuatro horas con él? Obviamente, lo gestionarán mejor los propios trabajadores del campo, ya que son ellos los que mejor conocen las necesidades de su pueblo, y sabrán cómo conviene distribuir los recursos que los campos proporcionan para lograr el mayor bienestar posible en cada uno de los miembros del pueblo y en la comunidad en general. La autodeterminación de los pueblos no es el fin, sino el medio para el bienestar de cada uno de los miembros del pueblo.
Es por éso que considero que esta "democracia" será más democrática cuando se vea reconocido el derecho de los pueblos a su autodeterminación.

*Cuando aquí digo "fronteras", no estoy empleando el término tal y como lo entendemos hoy en día, con su aduana y su paso restringido, sino como delimitación abstracta establecida entre un pueblo y otro atendiendo a sus rasgos culturales conferidos a partir de otros rasgos como su localización geográfica o su forma de desarrollo.

**Digo el Estado español por la cercanía que tengo con él, pero el ejemplo vale igual para cualquier Estado del mundo en cuyo interior se den movimientos por la independencia y autodeterminación de los pueblos.

jueves, 10 de abril de 2008

EL ESTADO Y LA GUERRA

Cualquier persona que conozca un mínimo de la historia o simplemente tenga un par de ojos bien puestos para contemplar el mundo que le rodea, sabrá que el ser humano ha estado y está rodeado de calamidades. Y cuando hablo de calamidades lo primero que me ha venido a la cabeza han sido las guerras.
Como decía el escritor Paul Valéry "la guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que sí se conocen pero que no se masacran". Es decir, yo tengo un fusil en mis manos, y tengo que dispararlo contra todos ésos, que, según dice mi superior, son nuestros enemigos. Y es curioso, porque por más que miro a "nuestros enemigos" a los ojos no les recuerdo de antes. No recuerdo haber tenido ninguna disputa con ellos acerca de si nos hemos mirado mal en algún momento, si nos hemos acostado uno con la mujer del otro,...no sé...Sin embargo, tengo que matarle, porque parece ser que es mi enemigo.
¿Por qué nos enfrentamos? ¿Quiénes tienen realmente la disputa entre sí?, porque está claro que entre "mi enemigo" y yo no hay disputa alguna. La disputa la tienen su gobernante y el mío, sencillamente. La disputa la tienen los oligarcas de mi país y los oligarcas del suyo. Ellos son quienes ven peligrar sus negocios, o quienes ven una fuente de ingresos en un determinado lugar, por lo tanto son ellos y sólo ellos los que deberían pelearse, y no nosotros.
Sin embargo, fíjate tú qué cosas, aquí me encuentro, con un fusil en la mano para defender los intereses de mi gobernante mediante el asesinato del infeliz que tengo enfrente, que a su vez está defendiendo los intereses de su gobernante fusil en mano también. Él se creerá quizás que está defendiendo sus intereses, pero lo que realmente está defendiendo son los intereses de su gobernante.
La clase dirigente utiliza los ejércitos para defender sus intereses, y no sólo los ejércitos, sino la estructura estatal en general. Por ejemplo, cuando unos trabajadores en un centro de producción se rebelan contra el jefe para reclamar mejoras laborales y éste percibe que sus intereses peligran, ¿qué es lo que hace? Llama a la policía, que protegerá los intereses del jefe frente a las demandas (mayoritarias) de los trabajadores.
El Estado es el intrumento que la clase dominante capitalista utiliza para defender sus intereses. Echa un vistazo atrás y contempla la historia: todas las guerras se han producido para defender los intereses económicos de unos pocos, y se han producido porque existe un Estado con una estructura militar que lucha en nombre de esos intereses. A lo largo de la historia, todas las masacres bélicas que se han producido lo han hecho por la existencia del Estado. Si no hubiese existido el Estado, sino sólamente la libre organización del pueblo trabajador, todas aquellas masacres que ahora te están viniendo a la cabeza no se habrían producido, por lo que es buena cosa que el Estado desaparezca.
"¿Pero entonces qué pretendes con la abolición del Estado? ¿Cambiar la historia? ¿Conseguir que todas aquellas guerras no se hayan producido? ¡¿Pero no ves que éso es imposible?!". Claro que es imposible cambiar la historia. Lo que ha sucedido, ha sucedido, y no se puede cambiar así por las buenas. Pero es que no se trata de cambiar lo sucedido, sino de impedir que suceda lo que, mirando cómo ha sido la historia, con seguridad sucederá, a saber, las guerras capitalistas. Sitúate en el contexto de la guerra del pasado "que más te guste" (perdón por el humor negro). Imagínate que, tras haber pasado por la calamidad por la que has pasado, se aboliera el Estado que, en nombre de la defensa de los intereses de la clase dominante que te explota, te ha enviado a esa masacre que llaman guerra para matar a tus homólogos en otro país. ¿Piensas que si se hubiese abolido definitivamente tendríamos hoy en día los problemas que tenemos con respecto a las guerras imperialistas? Es seguro que no.
No se trata, pues, de eliminar el Estado para acabar con las guerras que han tenido lugar en el pasado, sino de eliminarlo para impedir las guerras que tendrán lugar en el futuro.

martes, 8 de abril de 2008

VÍDEOS SOBRE EL SUMARIO 18/98

Dejo aquí unos vídeos de Youtube relacionados con el macrosumario 18/98 abierto por el juez Baltasar Garzón.
Los cuatro primeros son una rueda de prensa convocada por la Plataforma 18/98+, en la que interviene Mariano Ferrer haciendo una valoración de la sentencia.
El último es un vídeo de Basqueconflict que muestra algunas imágenes de lo acontecido en el juicio, además de algunas declaraciones de simpatizantes de la Plataforma 18/98+.
Los vídeos también pueden verse (más reducidos) en la sección IZQUIERDA ABERTZALE de este mismo blog.





lunes, 7 de abril de 2008

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domingo, 6 de abril de 2008

"EL UNIFORME" DEL COLE

Estoy en contra de los colegios de uniforme. ¿Por qué hay colegios en los que es obligatorio que los chavales vayan vestidos de determinada manera?
Uno de los argumentos que he escuchado a favor de "El Uniforme" es que, de esta forma, se evitan mofas entre los chicos debido a cómo van vestidos. Así, Juan no se puede reír de Pedro porque lleva una camiseta que no es de marca, ni Lucía de María porque se pone una falda horrible, ya que tanto Juan como Pedro y Lucía como María irían vestidos exactamente igual.
No obstante, este argumento no me convence. Porque si Juan se ríe de la camiseta de Pedro y Lucía se ríe de la falda de María, es por culpa del propio sistema educativo (y quizá de los padres), incapaz de formar personas que respeten a los demás, por lo que es el propio sistema educativo (y, repito, quizá los padres) el que debe resolver el problema. ¿Y cómo lo debe resolver? Pues mediante las funciones que se le suponen al sistema educativo: mediante una enseñanza basada en el respeto y la tolerancia, mediante un aprendizaje basado en el rechazo al materialismo y la convivencia entre personas diferentes, con diferentes gustos y diferentes formas de ser y de VESTIR. Pero desde luego nunca debe solucionarse el problema "a lo bestia": "¿Os reís el uno del otro? Pues ala, los dos iguales y ya no hay peleas". No, mira, las cosas no se solucionan así. Eso es como pretender limpiar tu habitación escondiendo toda la mierda bajo la cama. La mierda no se vería, pero eso no querría decir que tu habitación estuviese limpia. Por tanto, habría que solucionar el problema con la educación, enseñando que nadie es mejor que nadie en función de cómo vaya vestido, y así no sería necesario llevar "El Uniforme", porque los chavales habrían aprendido que no se tienen que reír de la ropa de los demás.
Por otra parte, tampoco me gustan los colegios de uniforme por lo que supone ver cómo toda una horda de niños y niñas van vestidos idénticamente. Es lo más parecido a un ejército de robots que se pueda imaginar. La ropa refleja la forma de ser de quien la lleva puesta, por lo que al ponerle uniforme a un niño se le está, en cierto modo, privando de su personalidad y confiriéndole una nueva, y si ya desde pequeños se nos empieza a decir, no ya lo que debemos hacer o cómo nos debemos comportar, sino cuál es nuestra personalidad, estamos apañados, porque vamos directamente al más absoluto borreguismo que se pueda concebir en la mente de un ser humano. Claro que, en una hipotética sociedad borrega como la que parece que podría llegar si por los colegios de uniforme fuese, pocas cosas se podrían concebir en el cerebro humano, pero que muy pocas.
Además, conozco gente que estudió en un colegio de uniforme y me cuentan cosas que ponen los pelos como escarpias. En algunos de estos centros "educativos" se impide la entrada de todo aquél que no lleve "El Uniforme". Fíjense el absurdo al que hemos llegado. Un niño no puede aprender, no puede tener acceso a una formación, no puede mezclarse con los demás chicos,...¡porque no tiene "El Uniforme"! ¿Y lo peor de todo saben qué es? Que muchos de esos colegios donde se deja en la calle (o se castiga) a ese chaval que, por la razón que sea, no ha traído "El Uniforme" ¡son colegios religiosos!, basados en las enseñanzas de respeto, tolerancia y amor al prójimo de Jesús de Nazaret. ¿Ustedes creen que Jesús de Nazaret lo permitiría? ¿Dejaría a ese chaval en la calle por el simple hecho de que no lleva "El Uniforme"? Me cuesta creerlo, la verdad. De hecho, Jesús de Nazaret iba en sandalias y sin afeitar. ¿Dejarían entrar al mismísimo Jesús de Nazaret en alguno de estos edificios grises y tristes repletos de zombis clónicos autodenominados "colegios"? Que me crucifiquen si me equivoco, pero creo que no.

viernes, 4 de abril de 2008

TERRORISTAS LEGALES

Esta mañana, escuchando a Federico en la COPE, me he enterado de que la mayoría de los diarios de tirada nacional publicaban en portada una foto tomada en la cumbre de Bucarest que reflejaba a la perfección la política exterior del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Decía Federico que la foto era "de premio", pues en ella se veía hasta qué punto llega el aislamiento de Zapatero con respecto al resto de mandatarios, en especial con el presidente de Estados Unidos George W. Bush. La foto en cuestión es ésta:

La verdad es que es muy buena, los chicos de EFE se lo han currado, todo hay que decirlo. Si lo que se pretende es hacer ver a la opinión pública el ridículo que los españoles, gobernados por Zapatero, hacemos en el exterior, la fotografía no podía ser mejor. Precisamente por éso ha sido tan aplaudida por la derecha mediática y social.
No obstante, me llama potencialmente la atención el doble rasero de dicha derecha mediática y social. Me explico: cuando ETA estaba de tregua y el proceso de negociación se estaba llevando a cabo, el presidente Zapatero fue duramente criticado porque se estaba "rindiendo ante ETA", porque ETA "llevaba las riendas de la negociación". En definitiva, la derecha se quejaba porque se estaba ofreciendo una imagen del gobierno claudicante ante los terroristas, como si ZP pusiese el culo en pompa y dejase que ETA le penetrase por su demócratico orificio anal.
Sin embargo, ahora pone el grito en el cielo porque Zapatero no se habla con Bush. ¡Por Dios, qué horror! ¡Qué gobierno es éste, que no se habla con un presidente que ha promovido una guerra ilegal por mero interés económico, y que se ha saldado con más de medio millón de muertos (miles de ellos civiles) entre los que había niños! ¡Qué gobierno es éste, que no se habla con el presidente de un país que todos los años sale mencionado en los informes de Amnistía Internacional por su violación de los derechos humanos! ¡Qué gobierno es éste que no se habla con el presidente de un país que mantiene en activo las dos cárceles más famosas por las torturas, palizas y vejaciones que en ellas se reciben (Abu Ghraib y Guantánamo)! ¡Qué gobierno es éste, que no se habla con el presidente de un país que a lo largo de su historia ha desempeñado las políticas más sucias, genocidas y TERRORISTAS en América Latina, financiando golpes de Estado cada vez que la izquierda ganaba unas elecciones democráticamente (véanse los casos de Chile en el 73, Guatemala en el 54, Brasil en el 64, República Dominicana en el 63, Haití en el 90 y dos veces en el 2001, en la Nicaragua de los sandinistas en el 79, o el reciente intento de golpe de Estado en Venezuela en 2002)!
Queda claro el doble rasero de la más que patética derecha española, ¿no? ¡Pero cómo se puede ser tan hipócrita (o tan ignorante)! La principal organización terrorista que hay sobre la Tierra es el gobierno de los Estados Unidos. Hay una diferencia entre éstos y ETA (obviando su tamaño, organización, poder y demás,...): EEUU comete sus atentados con la ley en la mano; ETA no. Por eso la derecha ponía el grito en el cielo cuando ZP negociaba con ETA y lo pone ahora cuando no se habla con Bush. Lo que la derecha quiere no es que ZP se mantenga alejado de los terroristas, sino que se arrime a los "terroristas legales" dejando de lado a los "terroristas ilegales". ¡Qué vergüenza!
Nota: Si alguien piensa que por las opiniones vertidas en este texto doy a entender una posición cercana al PSOE o a la ETA que se vaya quitando esa idea de la cabeza. Nada más lejos de la realidad.

jueves, 3 de abril de 2008

ALEXANDER BERKMAN. El ABC del comunismo libertario. Cap. XXII. ¿Funcionará en anarquismo comunista?

«Dijiste que la anarquía asegurará la igualdad económica», anota tu amigo. «¿Significa eso una paga igual para todos?»
Ciertamente. O, lo que viene a ser lo mismo, la participación igual en el bienestar público. Porque, como ya sabemos, el trabajo es social. Nadie puede crear algo por sí mismo, por sus propios esfuerzos. Ahora bien, en ese caso, si el trabajo es social, es razonable que los resultados de él, la riqueza producida, tienen que ser también sociales, pertenecen a la colectividad. Por consiguiente, nadie puede con justicia pretender la propiedad exclusiva de la riqueza social. Tienen que disfrutarla todos igualmente.

«¿Pero por qué no dar a cada uno de acuerdo con el valor de su trabajo?», preguntas.

Porque no existe modo alguno de medir ese valor: Es esa la diferencia entre valor y precio. El valor es lo que vale una cosa, mientras que el precio es aquello en lo que puede ser vendido o comprado en el mercado. Nadie puede decir realmente lo que vale una cosa. Los economistas pretenden por lo general que el valor de una mercancía, es la cantidad de trabajo que se requiere para producirla, la cantidad de «trabajo socialmente necesario», como dice Marx. Pero evidentemente no es una pauta justa de medición. Supón que el carpintero trabajó durante tres horas para hacer una silla de cocina, mientras que el cirujano empleó media hora para realizar una operación que salvó tu vida. Si la cantidad de trabajo usado determina el valor, entonces la silla vale más que tu vida. Un absurdo obvio, por supuesto. Incluso si contaras los años de estudio y práctica que necesitó el cirujano para hacerle capaz de realizar la operación, ¿cómo vas a decidir lo que vale «una hora de operación»? también el carpintero y el albañil tienen que ser adiestrados antes de que puedan hacer su trabajo adecuadamente, pero tú no calculas esos años de aprendizaje cuando los contratas para algún trabajo. Además, también hay que considerar la habilidad y aptitud particulares que debe ejercer en sus trabajos cada obrero, escritor, artista o médico. Eso en un factor puramente individual, personal. ¿Cómo vas a calcular su valor?

Esa es la razón por la que no se puede determinar el valor. La misma cosa puede valer mucho para una persona, mientras que no vale nada o vale muy poco para otra. Puede valer mucho o poco incluso para la misma persona, en épocas diferentes. Un diamante, una pintura o un libro puede valer una gran cantidad para un hombre y valer muy poco para otro. Un panecillo será muy valioso para ti cuando estás hambriento y mucho menos cuando no lo estás. Por consiguiente, el valor real de una cosa no puede ser establecido; es una cantidad desconocida.

Pero el precio se puede descubrir fácilmente. Si hay cinco panecillos a disposición y diez personas que desean un panecillo cada una, el precio del pan se elevará. Si hay diez panecillos y tan sólo cinco compradores, entonces el precio descenderá. El precio depende de la oferta y la demanda.

El intercambio de mercancías mediante los precios conduce a la realización de ganancias, a aprovecharse y a la explotación; en una palabra, conduce a alguna forma de capitalismo. Si suprimes las ganancias, no puedes tener ningún sistema de precios ni sistema alguno de salarios o pago. Eso significa que el intercambio tiene que ser de acuerdo con el valor. Pero como el valor es incierto o no averiguable, el intercambio debe, consecuentemente, ser libre, sin un valor «igual», puesto que algo así no existe. En otras palabras, el trabajo y sus productos tienen que ser intercambiados sin precio, sin ganancia, libremente, de acuerdo con la necesidad. Esto conduce lógicamente a la propiedad en común y al uso colectivo. Lo cual es un sistema razonable, justo y equitativo, y es conocido como comunismo.

«¿Pero esto supone entonces que todos participarán por igual?», preguntas. «¿El hombre de inteligencia y el de pocas luces, el eficiente y el ineficiente, todos los mismos? ¿No habrá distinción alguna, ningún reconocimiento especial para los que tengan una habilidad?»

Permíteme, a su vez, que te pregunte amigo mío, si debemos castigar al hombre al que la naturaleza no ha dotado tan generosamente como a su vecino más fuerte y más inteligente. ¿Añadiremos injusticia a la desventaja que ha puesto en él la naturaleza? Todo lo que podemos esperar razonablemente de cualquier hombre es que lo haga lo mejor posible; ¿puede hacerlo alguien más? y si eso mejor de John no es tan bueno como lo de su hermano Jim, es debido a su infortunio, pero en modo alguno se debe a una falta que tenga que ser castigada.

No hay nada más peligroso que la discriminación. El momento en que comienzas a discriminar contra el menos capaz, estableces condiciones que engendran el descontento y el resentimiento; invitas a la envidia, la discordia y la contienda. Pensarías que es brutal negarle al menos capaz el aire o el agua que necesita. ¿No se debe aplicar el mismo principio a las otras necesidades del hombre? Después de todo, la cuestión del alimento, vestido y cobijo son los apartados más pequeños en la economía del mundo.

El modo más seguro de que uno lo haga de la mejor manera no es mediante la discriminación contra él, sino tratándolo en un mismo pie de igualdad con los otros. Este es el incentivo y el estímulo más efectivo. Es justo y es humano.

«¿Pero qué harás con el vago, con el hombre que no desea trabajar?», pregunta tu amigo.

Esta es una cuestión interesante, y probablemente te quedarás muy sorprendido cuando diga que no existe realmente una cosa así como la pereza. Lo que denominamos un perezoso es por lo general un hombre cuadrado en un agujero redondo. Es decir, el hombre adecuado en el lugar inadecuado. Y siempre encontrarás que, cuando un individuo está en el lugar inadecuado, será ineficiente o indolente. Pues la denominada pereza y una buena parte de la ineficiencia son meramente incapacidad, inadaptación. Si te obligan a hacer lo que no eres capaz de hacer por tus inclinaciones o temperamento, serás ineficiente en eso; si te fuerzan a realizar un trabajo en el que no estás interesado, serás perezoso en él.

Todo el que haya dirigido negocios en los que estén empleados grandes cantidades de hombres podrá verificar esto. La vida en la cárcel es una prueba particularmente convincente de la verdad de esto; y, después de todo, la existencia actual para la mayoría de la gente no es sino una gran cárcel. Cada guardia de prisión te dirá que los presos a los que se les pone tareas para las que no tienen capacidad o interés son siempre perezosos y están sujetos a un castigo continuo. Pero en cuanto que se les asigna a estos «convictos refractarios» un trabajo que atrae sus inclinaciones, se convierten en «hombres modelos», como los denominan los carceleros.

[...]

Esa es la naturaleza humana: la eficiencia en una determinada dirección significa inclinación y capacidad para ella; la laboriosidad y la aplicación significa interés. Por eso existe tanta ineficiencia y pereza en el mundo actual. Pues, ¿quién se encuentra actualmente en su lugar correcto? ¿Quién trabaja en lo que realmente le agrada y en lo que está interesado?

Bajo las condiciones actuales se le ofrece poca elección al hombre medio para entregarse a las tareas que estimulan sus inclinaciones y preferencias. La casualidad de tu nacimiento y la posición social predetermina tu oficio o profesión. El hijo de un financiero no se convierte, por regla general, en un leñador, aunque él pueda estar más capacitado para manejar leños que cuentas bancarias. Las clases medias envían a sus hijos a los colegios universitarios que los convierten en doctores, abogados o ingenieros. Pero si tus padres fueran obreros que no se pudieran permitir que estudiases, las posibilidades son que cogerías cualquier trabajo que te ofrecieran o entrarías en algún oficio que pudiera proporcionarte un aprendizaje. Tu situación particular decidirá tu trabajo o profesión, no tus preferencias, inclinaciones o habilidades naturales. ¿Es extraño, entonces, que la mayoría de la gente, la mayoría aplastante, de hecho está fuera de su lugar? Pregunta a los primeros cien hombres que encuentres si hubieran elegido el trabajo que están haciendo o si continuarían en él, si fueran libres para escoger, y noventa y nueve admitirían que preferirían alguna otra ocupación. La necesidad y las ventajas materiales, o la esperanza de ellas, mantiene a la mayor parte de la gente en el lugar inadecuado.

Es razonable que una persona da lo mejor de sí misma cuando su interés se encuentra en su trabajo, cuando siente una atracción natural por él, cuando le gusta. Entonces será laborioso y eficiente. Las cosas que producía el artesano en los días antes del capitalismo moderno eran objetos de gozo y de belleza, porque el artesano amaba su trabajo. ¿Puedes esperar que el esclavo moderno en la fea y enorme fábrica haga cosas hermosas? Él es una parte de la máquina, una rueda dentada en la industria sin alma; su trabajo es mecánico, forzado. Añade a esto su sentimiento de que no está trabajando para sí mismo, sino para el beneficio de cualquier otro, y que él odia su trabajo o en el mejor caso no tiene interés alguno en él, excepto en cuanto que le asegura su salario semanal. El resultado es holgazanería, ineficiencia, pereza.

La necesidad de actividad es uno de los impulsos más fundamentales del hombre. Observa al niño y verás lo fuerte que es este instinto por la acción, por el movimiento, por hacer algo. Es un instinto fuerte y continuo. Lo mismo ocurre con el hombre sano. Su energía y vitalidad exige una expresión. Permítele que haga el trabajo que sea de su elección, la cosa que ama y su entrega no conocerá ni cansancio ni holgazanería. Puedes observarlo en el obrero cuando tiene la suficiente buena suerte de poseer un jardín o un trozo de terreno donde pueda cultivar flores u hortalizas. A pesar de estar cansado de su trabajo, disfruta con el trabajo más duro que él hace para su propio beneficio y que realiza por su propia elección.

Bajo el anarquismo cada uno tendrá la oportunidad de seguir cualquier ocupación que atraiga sus inclinaciones y aptitudes naturales. El trabajo se convertirá en un placer, en lugar de ser la esclavitud matante que es actualmente. Será desconocida la pereza, y las cosas creadas por interés y amor serán objetos de belleza y de gozo.

«¿Pero puede el trabajo convertirse alguna vez en un placer?», preguntas.

El trabajo actualmente es un esfuerzo desagradable, exhaustivo y aburrido. Pero ordinariamente no es el trabajo mismo lo que es duro; son las condiciones bajo las cuales estás obligado al trabajo lo que lo convierten en eso. Particularmente son las largas horas, los talleres malsanos, el mal trato, la paga insuficiente, etc. Sin embargo, el trabajo más desagradable se puede hacer más suave mejorando el entorno. Considera la limpieza del alcantarillado, por ejemplo. Es un trabajo sucio y pobremente pagado. Pero supón, por ejemplo, que conseguirías 20 dólares diarios en lugar de los 5 dólares por ese trabajo. Inmediatamente encontrarás tu trabajo mucho más ligero y agradable. El número de los que solicitan el trabajo crecerá de inmediato. Lo cual significa que los hombres no son perezosos, no se asustan ante el trabajo duro y desagradable, si está adecuadamente recompensado. Pero un trabajo así es considerado bajo y es menospreciado. ¿Por qué se le considera bajo? ¿No es de la máxima utilidad y absolutamente necesario? ¿No se ensañarían las epidemias con nuestra ciudad, a no ser por los que limpian las calles y las alcantarillas? Ciertamente, los hombres que mantienen limpia y en condiciones higiénicas nuestra ciudad son benefactores reales, más vitales para nuestra salud y bienestar que el médico de cabecera. Desde el punto de vista de la utilidad social el barrendero es el colega profesional del doctor; este último nos trata cuando estamos enfermos, pero el primero nos ayuda a mantenernos sanos. Sin embargo, el médico es considerado y respetado, mientras que se menosprecia al barrendero. ¿Por qué? ¿Por qué el trabajo del barrendero es un trabajo sucio? Pero el cirujano con frecuencia tiene que realizar trabajos mucho «más sucios». Entonces, ¿por qué se desprecia al barrendero? Porque él gana poco.

En nuestra perversa civilización se valoran las cosas de acuerdo con las medidas pecuniarias. Las personas que hacen el trabajo más útil se encuentran en lo más bajo de la escala social cuando su empleo está mal pagado. Si ocurriera algo, sin embargo, que tuviese como efecto el que el barrendero ganase 100 dólares diarios, mientras que el médico ganase 50, el «sucio» barrendero se elevaría inmediatamente en la estima y en la posición social, y de un «trabajador mugriento» se convertiría en un hombre muy solicitado de buenos ingresos.

Ves que es la paga, la remuneración, la escala del salario, y no el valor o el mérito, lo que actualmente, bajo nuestro sistema de ganancia, determina el valor del trabajo, lo mismo que el «valor» de un hombre.

Una sociedad sensata, bajo condiciones anarquistas, tendría pautas enteramente diferentes para juzgar tales asuntos. Se apreciaría entonces a la gente de acuerdo con su buena voluntad de ser socialmente útiles.

¿Puedes darte cuenta de los grandes cambios que produciría una nueva actitud así? Todos ansían el respeto y la admiración de los prójimos; es un tónico sin el que no podemos vivir. Incluso en la cárcel he visto cómo el carterista o el atracador, ansía el aprecio de sus amigos y cómo intenta con fuerza ganarse su buena estima. Las opiniones de nuestro círculo gobiernan nuestra conducta. La atmósfera social, hasta un grado profundo, determina nuestros valores y nuestra actitud. Tu experiencia personal te dirá hasta qué punto es esto verdad y, por consiguiente, no te sorprenderá cuando te diga que en una sociedad anarquista los hombres buscaran más el trabajo útil y difícil que el trabajo más suave. Si consideras esto, no tendrás más miedo de la pereza o de la holgazanería.

[...]

«Pero por muy ligero que hagas el trabajo, ocho horas al día de trabajo no es un placer», objeta tu amigo.
Tienes plenamente razón. ¿Pero te has detenido alguna vez a considerar por qué tenemos que trabajar ocho horas diarias? ¿Sabes que hasta no hace mucho tiempo la gente tenía que realizar el trabajo de un esclavo durante doce y catorce horas, y que eso es lo que sigue ocurriendo todavía en países atrasados como China e India?

Se puede probar estadísticamente que tres horas de trabajo al día, como máximo, es suficiente para alimentar, dar cobijo y vestido al mundo, y para satisfacer no sólo sus necesidades, sino también todas las comodidades modernas de la vida. La cuestión es que apenas uno de cada cinco hombres está realizando actualmente un trabajo productivo. El mundo entero está sostenido por una pequeña minoría de trabajadores.

En primer lugar, considera la cantidad de trabajo realizado en la sociedad presente y que se convertiría en innecesario bajo las condiciones anarquistas. Coge los ejércitos y las armadas del mundo, y piensa cuántos millones de hombres quedarán libres para un esfuerzo útil y productivo, una vez que quede abolida la guerra, como naturalmente sería el caso de la anarquía.

En cada país actualmente los trabajadores sostienen a los millones que no contribuyen en nada al bienestar del país, que no crean nada y que no realizan ningún trabajo útil de ninguna clase. Esos millones son tan sólo consumidores, sin ser productores. En los Estados Unidos, de una población de 120 millones hay menos de 30 millones de trabajadores, incluyendo a los campesinos. Una situación semejante es la regla general en cada país.

¿Es extraño que los trabajadores tengan que trabajar durante muchas horas, puesto que tan sólo hay 30 trabajadores de cada 120 personas? Las amplias clases de los negocios, con sus oficinistas, ayudantes, agentes y viajantes de comercio; los tribunales, con sus jueces, archiveros, alguaciles, etc.; la legión de los abogados con sus servidumbres; la milicia y las fuerzas de policía; las iglesias y los monasterios; las instituciones benéficas y las casas para pobres; las cárceles con sus guardianes, oficiales, vigilantes y la población convicta no productiva; el ejército de agentes de publicidad y sus ayudantes, cuyo negocio es persuadirte a que compres lo que no deseas o necesitas; sin hablar de los grupos numerosos que viven con lujo en un ocio completo. Todos estos se elevan a millones en cada país.

Ahora bien, si todos esos millones se dedicaran a un trabajo útil, ¿tendría el trabajador que fatigarse como un esclavo durante ocho horas diarias? Si treinta hombres tienen que dedicar ocho horas para realizar una tarea determinada, ¿cuánto menos tiempo llevaría si ciento veinte hombres realizaran lo mismo? No quiero cargarte con estadísticas, pero hay suficientes datos para probar que serían suficientes menos de tres horas diarias de esfuerzo físico para realizar el trabajo del mundo.

¿Puedes dudar de que incluso el trabajo más duro se convertiría en un placer, en lugar de una maldita esclavitud como lo es actualmente, si tan sólo se necesitasen tres horas diarias, y eso bajo las condiciones sanitarias e higiénicas más extremadas, en una atmósfera de hermandad y de respeto hacia el trabajo?

Pero no es difícil prever el día en que incluso esas pocas horas se reducirían todavía más, pues constantemente estamos mejorando nuestros métodos técnicos y, se inventa sin interrupción nueva maquinaria que ahorra trabajo. El progreso mecánico significa menos trabajo y mayores comodidades, como puedes ver comparando la vida en los Estados Unidos con la vida en China o en la India. En los últimos países trabajan muchas horas para conseguir satisfacer las necesidades más estrictas de la existencia, mientras que en América incluso el trabajador medio disfruta de un nivel de vida mucho más elevado con menos horas de trabajo. El adelanto de la ciencia y de los inventos significa más tiempo libre para las ocupaciones que nos agradan.

Hemos bosquejado en líneas generales las posibilidades de vida bajo un sistema sensato, donde quede abolida la ganancia. No es necesario descender a los detalles minúsculos de una situación social así; se ha dicho lo suficiente para mostrar que el anarquismo comunista significa el bienestar material más grande con una vida de libertad para todos y cada uno.

[...]

«¿Pero no significará la vida bajo la anarquía, con la igualdad económica y social, una nivelación general?», preguntas.

No, amigo mío, precisamente lo contrario. Pues la igualdad no significa una cantidad igual, sino igual oportunidad. No significa, por ejemplo, que si Smith necesita cinco comidas al día, Johnson tenga que tener también otras tantas. Si Johnson desea sólo tres comidas, mientras Smith necesita cinco, la cantidad que cada uno consume puede ser desigual, pero ambos son perfectamente iguales en cuanto a la oportunidad que cada uno tiene de consumir tanto como necesite, tanto como su naturaleza particular exija.

No cometas el error de identificar la igualdad en la libertad con la igualdad forzada de un campo de presidiarios. La verdadera igualdad anarquista implica libertad, no cantidad. No supone que cada uno tenga que comer, beber o vestir lo mismo, hacer el mismo trabajo o vivir de la misma manera. Muy lejos de eso; de hecho es exactamente lo contrario.

Las necesidades y los gustos individuales difieren, lo mismo que difieren los apetitos. Lo que constituye la verdadera igualdad es la oportunidad igual para satisfacerlos.

Lejos de nivelar, una igualdad así abre la puerta a la mayor variedad posible de actividad y de desarrollo. Pues el carácter humano es diverso y sólo la represión de esta diversidad tiene como resultado la nivelación, la uniformidad y la identidad. La libre oportunidad de expresar y hacer actuar tu individualidad significa el desarrollo de las desemejanzas y las variaciones naturales.
Puede consultarse la obra completa en la Biblioteca Virtual Conciencia Libertaria.