Como decía el escritor Paul Valéry "la guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que sí se conocen pero que no se masacran". Es decir, yo tengo un fusil en mis manos, y tengo que dispararlo contra todos ésos, que, según dice mi superior, son nuestros enemigos. Y es curioso, porque por más que miro a "nuestros enemigos" a los ojos no les recuerdo de antes. No recuerdo haber tenido ninguna disputa con ellos acerca de si nos hemos mirado mal en algún momento, si nos hemos acostado uno con la mujer del otro,...no sé...Sin embargo, tengo que matarle, porque parece ser que es mi enemigo.
¿Por qué nos enfrentamos? ¿Quiénes tienen realmente la disputa entre sí?, porque está claro que entre "mi enemigo" y yo no hay disputa alguna. La disputa la tienen su gobernante y el mío, sencillamente. La disputa la tienen los oligarcas de mi país y los oligarcas del suyo. Ellos son quienes ven peligrar sus negocios, o quienes ven una fuente de ingresos en un determinado lugar, por lo tanto son ellos y sólo ellos los que deberían pelearse, y no nosotros.
Sin embargo, fíjate tú qué cosas, aquí me encuentro, con un fusil en la mano para defender los intereses de mi gobernante mediante el asesinato del infeliz que tengo enfrente, que a su vez está defendiendo los intereses de su gobernante fusil en mano también. Él se creerá quizás que está defendiendo sus intereses, pero lo que realmente está defendiendo son los intereses de su gobernante.
La clase dirigente utiliza los ejércitos para defender sus intereses, y no sólo los ejércitos, sino la estructura estatal en general. Por ejemplo, cuando unos trabajadores en un centro de producción se rebelan contra el jefe para reclamar mejoras laborales y éste percibe que sus intereses peligran, ¿qué es lo que hace? Llama a la policía, que protegerá los intereses del jefe frente a las demandas (mayoritarias) de los trabajadores.
El Estado es el intrumento que la clase dominante capitalista utiliza para defender sus intereses. Echa un vistazo atrás y contempla la historia: todas las guerras se han producido para defender los intereses económicos de unos pocos, y se han producido porque existe un Estado con una estructura militar que lucha en nombre de esos intereses. A lo largo de la historia, todas las masacres bélicas que se han producido lo han hecho por la existencia del Estado. Si no hubiese existido el Estado, sino sólamente la libre organización del pueblo trabajador, todas aquellas masacres que ahora te están viniendo a la cabeza no se habrían producido, por lo que es buena cosa que el Estado desaparezca.
"¿Pero entonces qué pretendes con la abolición del Estado? ¿Cambiar la historia? ¿Conseguir que todas aquellas guerras no se hayan producido? ¡¿Pero no ves que éso es imposible?!". Claro que es imposible cambiar la historia. Lo que ha sucedido, ha sucedido, y no se puede cambiar así por las buenas. Pero es que no se trata de cambiar lo sucedido, sino de impedir que suceda lo que, mirando cómo ha sido la historia, con seguridad sucederá, a saber, las guerras capitalistas. Sitúate en el contexto de la guerra del pasado "que más te guste" (perdón por el humor negro). Imagínate que, tras haber pasado por la calamidad por la que has pasado, se aboliera el Estado que, en nombre de la defensa de los intereses de la clase dominante que te explota, te ha enviado a esa masacre que llaman guerra para matar a tus homólogos en otro país. ¿Piensas que si se hubiese abolido definitivamente tendríamos hoy en día los problemas que tenemos con respecto a las guerras imperialistas? Es seguro que no.
No se trata, pues, de eliminar el Estado para acabar con las guerras que han tenido lugar en el pasado, sino de eliminarlo para impedir las guerras que tendrán lugar en el futuro.
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