martes, 23 de diciembre de 2008

LA BANCA GANA

El otro día se celebró en toda España el sorteo de la lotería de Navidad. La gente nerviosa, con sus décimos en la mano, pensando en lo que se comprarían con el dinero del Gordo. Un coche nuevo, una casa más amplia, quitarme hipoteca (muchos optaron por esta última),...
¿Cuánto es el Gordo? Creo que tres millones de pavos (es que como no me tocó no lo sé exactamente), no sé, mucho, seguro. Pues la gente premiada contentísima, porque para ellos ya se había acabado la crisis, "¡uy qué gustazo, chica!". ¿Y en qué te lo vas a gastar, suertuda? Jaja, pues seguramenteme lo gaste en terminar de pagar la hipoteca. Vaya, conque "terminar de pagar la hipoteca", eh.
Has pasado un año de mierda, con una vida de mierda, con un sueldo de mierda a cambio de perder el tiempo en un trabajo de mierda. Se podría decir que tu vida, y la mía, y la de todos los que te (nos) rodean es una jodida mierda. Pero no una mierda simple, no, una mierda gigante, marrón y podrida, olorosa y repulsiva, líquida y maloliente. Eso es tu vida, o por lo menos hasta ayer lo fue. Porque ayer, por fin, dejó (o crees que dejó) de ser una mierda, porque te tocó el Gordo, y porque vas a darle el premio que te ha tocado al Banco que te tiene cogido por las pelotas. Te ha tocado un pastón, pero no es para tí; es para el Banco, porque tienes que "quitarte hipoteca". En verdad el pastón le ha tocado al Banco. De hecho, a él le toca todos los años, porque todos los años hay algún primo que gana el Gordo y se quita hipoteca, es decir, le da el dinero al Banco. Lo que varía de un año a otro es QUIÉN le da el dinero al Banco, es decir, QUIÉN le da el premio al verdadero ganador. Eso es lo verdaderamente interesante de este concurso llamado Lotería de Navidad, quién será el pardillo que le dé el premio al Banco. ¿Quién será el siguiente? Uy uy.uy ¡qué nervios!, no puedo esperar al año que viene, quiero saberlo ya!

miércoles, 17 de diciembre de 2008

NACIONALISMO Y PODER

Según la definición que da la RAE, una nación es el “conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno”. A ojos de esta definición, por mucho que le pese a los Ibarretxes y los Roviras, España SÍ es una nación, pues todos los que habitamos en el Estado español estamos gobernados por el mismo Gobierno.
No obstante, tampoco podemos pasar por alto la tercera acepción que ofrece la RAE del concepto de nación, a saber, el “conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común”. Según esta definición, por mucho que le pese a los Aznares y las Aguirres, España NO es una nación.
¿Con cuál nos quedamos, con la primera o con la tercera acepción? Personalmente, considero más legítima la tercera. La tercera acepción es, por así decirlo, más natural, apela menos a algo artificial construido por los Gobiernos y más a un orden natural inherente a una comunidad que se desarrolla en un espacio físico concreto. Entonces, efectivamente, soy más partidario de la idea que sostiene que España NO es una nación.

Pero de todas formas, vale, España no es una nación, yo no soy español nacionalmente hablando, ¿pero qué soy? ¿Soy castellano? ¿Soy madrileño? Es que, joder, precisamente por ser el concepto de nación algo tan subjetivo es difícil saber de qué nación es uno si no siente un fuerte amor a la zona en la que vive y ha crecido. Veo un montón de gente que tiene clarísimo que su nación es Cataluña, o que su nación es El País Vasco, o que su nación es España, pero no es mi caso, yo no lo tengo tan claro. Oficialmente, y según la primera acepción que da la RAE, mi nación es la española, de eso no hay ninguna duda, pero es que miro a España, a la España que conozco, y para nada se ajusta a la definición natural de “nación”, sino que más bien parece una “nación” que alberga varias naciones (éstas sí) a su vez. O al menos naciones para aquellos que la sienten como tal, porque sí que es cierto que dentro de esas supuestas naciones como Cataluña o El País Vasco vive gente que para nada se siente exclusivamente catalán o vasco, sino que se siente español. Está la cosa jodida cuando se juega con algo tan subjetivo como las naciones.


Yo lo que veo es que la nacionalidad de uno varía dependiendo de con qué se la compare. Por ejemplo, si comparamos a los americanos con los europeos, yo sin duda me sentiré europeo. Si comparamos a los españoles con los franceses, yo me sentiré español seguro. Si comparamos a los castellanos con los gallegos, seré castellano como el que más y mi nación será Castilla por siempre, y dentro de Castilla seré madrileño en oposición a un salmantino, y dentro de Madrid seré de mi barrio frente a otros, y así sucesivamente. Vemos pues que la nación de uno varía dependiendo de con qué se la compare, lo que podría llevarnos a pensar que en verdad lo que ocurre es que tenemos muchas nacionalidades, todos somos parte de distintas naciones dependiendo de con qué las comparemos, o lo que es lo mismo, no tenemos ninguna nación definida y éstas no existen como tales. Por lo tanto, creo que no tiene ningún sentido declararse nacionalista de ninguna nación, yo soy apátrida, no tengo una nacionalidad definida (siempre teniendo en cuenta el significado natural del término, o sea, la tercera acepción).
El declararse apátrida no tiene por qué estar necesariamente ligado a renegar de tu cultura y tus costumbres, tampoco soy partidario de eso. A uno le pueden encantar las fiestas de su pueblo y sus tradiciones, y no por ello venerar a su nación como si ésta fuese una especie de Dios. Al fin y al cabo, los nacionalismos son muy parecidos a las religiones, tienen un Dios (la propia nación), un símbolo (la bandera o escudo), unos cánticos religiosos (el himno),…

El problema de los nacionalismos también viene cuando uno de ellos pretende ponerse por encima del otro, como ocurre en el caso del nacionalismo español. La supuesta España es una cosa muy rara, porque sus defensores dicen que es una nación y sin embargo en ella se hablan diferentes lenguas, se tienen diferentes tradiciones y se pueden percibir diferentes pueblos. ¿Cómo puede ser eso? Es imposible, España no es una nación, sino un conjunto de naciones. Sin embargo, se pretende que Galicia, País Vasco y Cataluña sean lo más español de España, y cualquier atisbo de gallego, euskera o catalán es percibido desde España como un ataque al castellano, al español. Es como una pelea constante entre los españoles y los no españoles, lo que sin duda contribuye a fortalecer esas identidades nacionales no españolas. Quizá, si ningún nacionalismo se impusiese a otro, todos los nacionalismos podrían vivir en paz y armonía. Claro que, si esto ocurriese, ya no tendría ningún sentido hablar de “nacionalismos”.Es precisamente el hecho de que unos pueblos se impongan a otros lo que siembra la semilla de los nacionalismos. Es el poder lo que genera los nacionalismos, con todos sus símbolos, sus banderas, sus ritos, sus himnos y demás elementos religiosos que le vuelven a uno medio gilipollas. Hay que eliminar el poder, su monopolio, y podremos empezar a ocuparnos de cosas más importantes como el reconocimiento de nuestra bandera, porque ya no será necesario que nadie la reconozca.

domingo, 14 de diciembre de 2008

SOPLAN VIENTOS DE CAMBIO

Durante unos días, y por diversas razones, he tenido un poco abandonado el blog, aunque no así el mundo que me rodea y lo que acontece a mi alrededor.
Esta última semana han pasado cosas realmente interesantes. Si tuviese que destacar una, ésta sería obviamente el asesinato a manos de la policía griega de Alexandros Grigoropoulos, el pasado 6 de diciembre. Una vez más se demuestra quién es el asesino (el Estado) y quién es la víctima (el pueblo). Me dejó alucinado la respuesta del pueblo griego ante el ataque estatal, cómo respondió, con qué fuerza y unidad, dando un ejemplo importantísimo a todo el planeta Tierra. Hay que decir que la situación en Grecia ya estaba tensa, que las circunstancias sociales por las que atravesaba el país no eran precisamente de lo mejorcito, y que el asesinato del joven anarquista ha sido simplemente la gota que ha colmado el vaso. Los griegos han dicho "hasta aquí", y se han puesto manos a la obra. TODO el pueblo, niños y mayores, mujeres y hombres, todos han sabido identificar el problema y emprender las acciones para resolverlo.

Las muestras de solidaridad con el pueblo griego y en recuerdo de Alexandros por toda Europa no se hicieron esperar. La llama solidaria se extendió por todos los países, como si todos fuésemos Grigoropoulos, como si a todos nos hubiesen atacado, una muestra de solidaridad increíble. La que más ha llamado mi atención ha sido la respuesta que se ha dado en Madrid el día 10 de diciembre. A las 20:00 se convocó una concentración en la Puerta del Sol en recuerdo del joven anarquista, la cual acabó en una oleada de disturbios por todo el centro de Madrid que se saldó con 9 detenidos y varios heridos. Se destrozaron comisarías, bancos y centros comerciales, se atacó a la policía, a los perros del Estado. Aquella noche le tocaba mover al pueblo, y vaya que si movió.


Pero eso no es todo. Ocurrió que justo antes se celebró una concentración frente a la Consejería de Educación de la CAM en contra del recorte presupuestario para las Universidades públicas, a la que un servidor asistió. Terminada la manifestación, me disponía a ir a Sol a la concentración en recuerdo de Alexandros cuando mi móvil empezó a vibrar. "¿Sí?", contesté, "ya hemos ocupado el Rectorado, vente para acá". ¡Dios! Por fin, tras unos días de deliberaciones y preparaciones, el Rectorado de la Universidad Complutense de Madrid había sido ocupado en protesta por el Plan Bolonia. Exactamente en la misma noche en que los antifascistas madrileños devolvían el golpe a la policía por el compañero asesinado, exactamente en el mismo momento en que Grecia decía "hasta aquí", en un contexto de crisis sistemática del capitalismo que tiene a la población mundial confundida, en ese preciso momento el Rectorado de la Universidad más grande de todo el Estado español era ocupado por 150 estudiantes que protestaban contra el Plan Bolonia. Todo se juntó, empezaban a soplar vientos de cambio. Fuí para allá, celebramos la asamblea, y pasamos la primera noche en el Rectorado de la UCM. Al día siguiente vendrían los medios, y la noticia se difundiría. El movimiento anti-Bolonia estaba creciendo, se estaba haciendo imparable y estaba saliendo a la luz.


En fin, que la semana pasada fue una semana movidita, una semana a recordar. Hoy me he despertado con la noticia de que a siete de los nueve detenidos en los disturbios de Madrid les van a meter en prisión preventiva, y que en Grecia, en un barrio llamado Áyios Dimítrios, el Ayuntamiento ha sido ocupado por trescientas personas. Soplan vientos de cambio en la sociedad, o al menos eso quiero creer.

La foto que creo que mejor resume lo que está pasando, y que a la vez me ha impactado sobremanera, es la que acompaña a esta precisa entrada, la cual aparecía hoy en el portal de contrainformación lahaine.org. Antidisturbios ardiendo, ahí es nada. Lo dicho, vientos de cambio empiezan a soplar.



PD: Añado a la sección de DOCUMENTALES el documental de La Masacre de Pando, que muestra el fascismo opositor boliviano.

También, en la sección de OTROS BLOGS, he añadido el de Grecia Libertaria.

jueves, 4 de diciembre de 2008

TENEMOS QUE ESTAR TODOS

Cuando una persona pone todo su empeño y fuerza en realizar un trabajo, es porque el fruto de ese trabajo le va a proporcionar un bienestar superior al malestar que supone el tener que hacer dicho trabajo. Por ejemplo, si yo me mato a currar un verano no es por placer, sino porque quiero conseguir dinero con el que sobrevivir durante el curso y tener mis gastos, los cuales compensarán ese verano perdido sin ninguna duda. Lo que quiero decir es que si el trabajo es mío, los frutos obtenidos de ese trabajo quiero que estén disfrutados por mí y por nadie más, que no trabajo por gusto. Podría darse el caso, por ejemplo, de que yo gane un dinero y lo emplee en actividades de las que terceros podrían verse beneficiados (porque quiero que se beneficien). Un ejemplo sería si, habiendo sido yo el que ha trabajado, invito a mi hermano con ese dinero mío a comer a un restaurante, pero aún así habría que decir que si hago esto es porque, al fin y al cabo, me proporciona una cierta satisfacción el ver a mi hermano disfrutando de mi trabajo, porque es mi hermano, y le quiero. Es decir, la última razón por la que trabajo (y que sostiene a todas las demás razones) es porque me beneficia A MÍ, no trabajaría por nadie porque sí. Si yo siembro los frutos, yo recojo los frutos y yo me como los frutos, es simple.

¿Y todo esto a qué viene? Pues viene a que podríamos aplicar el mismo esquema al campo del desarrollo de las revoluciones. ¿Por qué alguien hace la revolución? Porque siente que su situación actual es desdichada y espera que tras haber hecho la revolución esa situación va a cambiar a mejor. ¿Y pueden hacer esa revolución unos pocos? Por poder claro que pueden. Por ejemplo, la lucha que se está llevando a cabo contra el Plan Bolonia en todo el Estado español. No todos los estudiantes están luchando, sino que muchos de ellos no van a las asambleas, no se encierran, no van a las manifestaciones o incluso ni siquiera les importa. Es decir, ante este panorama, si se logra paralizar Bolonia en España habrá sido gracias SÓLO a esos estudiantes que se están dejando la piel en la lucha contra ese infame plan, aunque luego TODOS los estudiantes se beneficien de los frutos obtenidos. Lo que quiero decir es que, por poder, las revoluciones sí pueden hacerse con unos pocos. Ahora bien, ¿hasta qué punto sería eso productivo y bueno? Porque si al hacer un trabajo, los frutos me los como yo y sólo yo (que he sido el que ha estado currando); al hacer la revolución, los beneficios los disfruto yo y sólo yo también (o al menos ese será el sentimiento que voy a tener). Es decir, tras haber hecho la revolución, si yo me he dejado los huevos en conseguir lo que he conseguido, no miraré con muy buenos ojos a aquél que, mientras yo luchaba, se tocaba las narices viendo cómo yo sí lo hacía, asumiendo los riesgos que ello conlleva. Pensaré que esa persona me debe algo, me sentiré con más autoridad que él (pues para algo yo he trabajado mientras él se tocaba los huevos, ¡no te jode!), y esto en el ámbito de las revoluciones que estamos hablando se traduce en algo muy sencillo: salen líderes. Si sólo unos pocos luchan, si sólo unos pocos se arriesgan para conseguir algo que va a beneficiar a todos, es lógico que estos únicos luchadores se sientan como los legítimos líderes y dueños de la nueva situación, ya que ellos y sólo ellos son los que la han creado, y también porque el no considerarse líderes implicaría el considerarse esclavos, pues habrían estado luchando PARA el pueblo, a su servicio. Es decir, se considerarían líderes porque, a su juicio, ellos no han luchado PARA el pueblo, sino que han luchado POR el pueblo.

Por eso una revolución anarquista no puede hacerse con unos pocos, porque saldrían líderes, y esto choca frontalmente con los intereses de la sociedad anarquista. Y por eso la revolución anarquista no puede ser ni PARA el pueblo ni POR el pueblo, sino que tiene que ser CON el pueblo, todos juntos. De ahí la importancia de la difusión de la idea. ¿Es difícil? Sí, pero nadie dijo que sería fácil.

viernes, 28 de noviembre de 2008

ESTADO Y PODER = VIOLENCIA (II)

En los tiempos que corren, la Comunidad de Madrid gobernada por Esperanza Aguirre (PP) está llevando a cabo una campaña de privatización bestial de los servicios públicos. Tenemos los casos de los hospitales, los colegios, el Canal de Isabel II, el reducir el presupuesto a la Universidad pública en un 30%, etc. Ante este tipo de políticas hay gente que puede sentirse realmente atacada. Gente que ve que se queda sin hospital, sin colegio para sus hijos. Esta situación de ver que te lo están quitando todo, que te quedas sin nada, que no sabes qué va a ser de ti, puede llevarte a cometer locuras de lo más grandes. Por ejemplo, imaginemos que alguien que, como ya digo, se ve en la ruina, sin hospital y sin colegio a causa de las políticas de esta señora, decide abrirle la cabeza a Esperanza Aguirre de un potentísimo ladrillazo. Esperanza Aguirre en el suelo, emanando sangre de su cabeza, tumulto entre los que la rodean, ¡llamen a un médico!, los guardaespaldas sobre ella e inspeccionando la zona, etc. Un día después, ya con los ánimos más calmados y tras haber salido en todos los medios de comunicación el fatídico incidente, tendríamos unas declaraciones de doña Esperanza Aguirre de este estilo:
Es una lástima que sucedan cosas como ésta, pues suponen un verdadero ataque a la democracia y a la voluntad de los madrileños expresada en las urnas. El Partido Popular lamenta que haya energúmenos que sólo entiendan la violencia como método de expresión, … bla, bla”. En definitiva, nos cansaríamos de oír echaduras de flores a la democracia, condenas a la violencia y también, por supuesto, discursos a favor de la no-violencia, la paz, la convivencia, la tolerancia y demás palabras que suenan muy requetebién.

Ante estos hechos del ladrillazo y demás yo me preguntaría: ¿Por qué este supuesto descerebrado le ha pegado un ladrillazo a Esperanza Aguirre? ¿Por qué ha recurrido a la violencia? Pues por una sencillísima razón: no le quedaba otra. Hagámonos ahora esta otra pregunta: Si el agresor del ladrillo hubiese tenido en su mano una ley que impidiese la privatización del hospital, y hubiese podido ponerla en práctica, ¿habría recurrido al ladrillazo como método de expresión? Es seguro que no, le hubiera bastado con aplicar la ley y punto, ni rastro de violencia. ¿Pero qué ocurre?, que el hombre lanza-ladrillos no tiene esa ley, qué pena. Esperanza Aguirre tiene una ley que permite la privatización del hospital, y es precisamente por eso que ella no ha tenido que pegarle ningún ladrillazo a nadie, sino que le ha bastado con aplicar esa ley. Es decir, ella no ha tenido que recurrir a la violencia física para privatizar el hospital, al contrario que el hombre, que sí ha tenido que hacerlo para impedir esa misma privatización. Ante el uso de la violencia, hemos dicho que al agresor “no le quedaba otra”, pero a Esperanza Aguirre sí le quedaba otra: aplicar la ley y punto. Precisamente porque no se ha visto en la situación de tener que recurrir a la violencia, Esperanza Aguirre se ha llenado la boca hablando de “no-violencia”, “paz”, “tolerancia” y demás palabras que suenan muy requetebién, como decíamos más arriba. ¡Qué merito!, presumir de demócrata cuando eres el único que puede hacer uso de la democracia. ¡Y qué merito también el tachar de violento y radical a aquél que no puede hacer uso de la democracia!

Porque imaginémonos que fuese al revés: un partido socialista en el Gobierno que pone en práctica una ley aprobada DEMOCRÁTICAMENTE por el Parlamento para, por ejemplo, nacionalizar la banca. Y no sólo se conforma con eso, sino que va a nacionalizar también los hidrocarburos, las reservas de petróleo, las fábricas y todo lo “nacionalizable” que pille a su paso. Sería el caso de los gobiernos de Chávez y Evo Morales en Venezuela y Bolivia, respectivamente. ¿Qué ocurriría? ¿Estarían de nuevo los neoliberales tipo Aguirre diciendo que hay que “acatar las leyes”, que hay que “respetar la voluntad de los ciudadanos”, que si “tolerancia” por aquí, “democracia” por allá? ¿O más bien harían uso de la violencia (tirarían ladrillazos a “su modo”) para defender sus intereses del mismo modo que en el primer ejemplo lo hizo el hombre que se quedaba sin hospital “porque no le quedaba otra”? Me juego el cuello (y saldría sano y salvo) que optarían por la segunda opción: harían uso de la violencia. Pero los neoliberales tienen más clase que los rojeras, y ellos en vez de pegar ladrillazos lo que harían sería organizar un Golpe de Estado como Dios manda (que para algo tienen mucho dinero ¿no?). Y ahí tenemos la historia. Son innumerables los Golpes de Estado que se han dado cada vez que los socialistas han ganado las elecciones y han aplicado políticas de izquierdas. Un ejemplo que me viene ahora al pelo porque he mencionado al PP es el Golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002, que estuvo apoyado por el PP precisamente (y por toda la prensa española, por cierto). Ahí ya no se habló de democracia y de respetar las leyes, no. Ahí se pegó un Golpe de Estado en toda regla, es decir, se hizo uso de la VIOLENCIA, tal y como en el primer caso del hombre que se queda sin hospital, solo que a una escala más grande, claro.

Ante estos dos casos de Gobiernos que toman una decisión todo lo democrática que se quiera, y son respondidos por el uso indiscriminado de la violencia contra ellos, ¿qué conclusiones debemos sacar? Yo, a simple vista, veo una muy clara: el poder NUNCA puede estar monopolizado. En el momento en que un organismo (el que sea) se erija en poseedor del monopolio del poder sobre el resto, el clima y desencadenamiento de violencia está asegurado. Si se quiere acabar con la violencia venga ésta de donde venga, un primer paso debe ser la supresión del monopolio del poder. Todas y cada una de las personas deben tener la misma capacidad legal para ejercer el poder. A día de hoy, con un sistema de partidos que venimos padeciendo y que ha desvanecido y aniquilado la figura del individuo hasta límites insospechados, esto es sencillamente imposible. ¿Cómo se podría reforzar la figura del individuo para hacerla más presente en la arena pública y hacer de ésta un espacio más democrático? Sólo se me ocurre la organización por asambleas de abajo a arriba, no hay más. En las asambleas, TODAS las opiniones pueden ser escuchadas, no como en el Parlamento, donde sólo hay DOS opiniones (muy parecidas) latentes (la del PP y la del PSOE en el caso español). En las asambleas hay, por así decirlo, tantos partidos como personas. Cada persona es un partido político, con su programa, con su visión de la sociedad y con sus propuestas. Esos partidos unipersonales (más comúnmente conocidos como “personas”) discuten en la asamblea las diferentes propuestas, los diferentes órdenes del día, buscando el llegar a un consenso que satisfaga a todos. Y una vez alcanzado ese consenso, es esa decisión y no otra la que se toma y se pone en marcha. Eso sí es democracia, y no otra cosa, y es la única esperanza que le queda a la humanidad para alcanzar el mayor bienestar posible.
PD: Traigo nuevo material anarquista. En primer lugar el blog del Colectivo editorial Avería, que ha salido hace poco. Luego, en la sección de ANARQUISMO dos nuevas webs: la de la CNA (Cruz Negra Anarquista) y la de la FAI (Federación Anarquista Ibérica).

domingo, 23 de noviembre de 2008

¡¡GATILLAZO VUELVEN!!

Estoy aburrido en mi casa, frente al ordenador, haciendo como que estudio mientras me escapo muy de vez en cuando al Youtube a ver vídeos chorras que me demuestran que, por increíble que parezca, hay gente que está todavía peor que yo, cuando, de repente, digo "voy a pasarme por la página de Gatillazo, a ver si se cuentan algo del nuevo disco que, en teoría, sacan a finales de este año". ¿Y qué me encuentro? ¡SORPRESA!, Gatillazo vuelven a la carga con un nuevo disco que sólo por el título me ha tenido entretenido y alegre toda la tarde. Sex Pastels se llama la nueva creación de Evaristo y los suyos, y, todo sea dicho, promete bastante. Además viene con un DVD cargado de material interesante, con lo que quizá, si no en la lista AFIVE, sí que ocupará un merecido primer puesto en mi carta a los Reyes Magos (o en mi lista de posibles descargas del eMule, todo sea dicho).

Para no dejar tanto a sus fans con la miel en los labios, han colgado el vídeo de una de las canciones incluidas en este nuevo disco que vió la luz (¡y yo sin enterarme!) el pasado 17 de noviembre. Se llama Nº1 en USA, y sólo habiéndola escuchado una vez ha logrado introducirse en mi mente de tal forma que me ha obligado a tararearla tanto si quiero como si no durante los últimos cincuenta minutos. ¡Qué grande es Evaristo! ¡Qué grandes son Gatillazo! Hay ganas de escuchar eso, ¡joder que si hay ganas!

"Soy el ganador, el nº 1, uooooh;
soy el puto amo, uooooh, el nº 1 uoooh"

Nº1 en USA:

miércoles, 12 de noviembre de 2008

PLAN BOLONIA. ASÍ LO ENTIENDO YO. (y II)

LAS EMPRESAS ENTRAN EN JUEGO.
Hasta aquí hemos hablado de flexibilidad y movilidad del estudiantado, de tener una jornada de 40 horas semanales para poder sacarte una carrera, de desarrollar la capacidad para trabajar en equipo. ¿A qué nos recuerdan todos estos conceptos? ¿A una universidad? En absoluto, para nada nos recuerdan a una universidad, sino que más bien nos recuerdan a una empresa. Y es que es aquí donde empieza lo verdaderamente grave, y donde Bolonia enseña su parte menos carismática.
Los nuevos planes de estudio no son en absoluto un chollo para la universidad y el conocimiento. Empezamos a meternos en el lenguaje esencialmente empresarial. Todos los planes de estudios que se desarrollarán a partir de ahora serán evaluados por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) atendiendo a criterios mercantiles y de rentabilidad. Para que un plan de estudios salga adelante ha de ser competitivo, si no, ya puede irse olvidando de seguir así, y tendrá que cambiarse o, sencillamente, desaparecer. Es precisamente aquí donde más se teme por las filologías y demás, porque ¿en qué es competitiva la filología eslava, la antropología o la metafísica?Los programas de investigación en las universidades estarán supeditados a una evaluación que incluye fuentes de financiación externa, es decir, privada. Para que un programa de investigación salga adelante y pueda ser apoyado por el Estado con dinero público, ha de contar con la financiación de una empresa privada, algo así como una especie de apadrinamiento de un proyecto por parte de una empresa privada. Por ejemplo, Pfizer con un proyecto de investigación en medicina, o Ferrovial con uno en construcción, o Microsoft con uno en informática. Si no cuentas con ese “apadrinamiento” de la empresa privada, ya puedes irte olvidando de que alguien te financie tu investigación en absoluto. Así que ya sabes, búscate una empresa que quiera apadrinar tu investigación sobre los conceptos de noúmeno y fenómeno en Kant. ¿Qué ocurre? Que sólo aquellos proyectos de investigación que tengan en sí un interés para las empresas serán los que salgan adelante, ya que serán los únicos apadrinados por éstas. Las carreras que no sean rentables, las que no sean competitivas, las que tengan como objeto la simple reflexión y divulgación del conocimiento, están condenadas a desaparecer. Según el informe económico del Comité de Coordinación Universitario, las tasas de ineficiencia son, en Humanidades de un 37%, en Ciencias Sociales y Jurídicas de un 41,2%, en Ciencias Experimentales del 41,6%, en las Técnicas del 46,3%, y en Ciencias de la Salud del 25,6%. Podemos hacernos una idea, entonces, de lo que va a ocurrir con muchas carreras. Van a desaparecer, simple y llanamente. En definitiva, lo que se va a conseguir con toda esta reforma y “modernización” de la universidad es poner ésta al servicio de las empresas. Con dinero público se va a financiar los proyectos que interesen a las empresas, lo que para ellas está de puta madre, claro. Desarrollemos de nuevo nuestra empatía y pongámonos en el lugar de los empresarios cuyos proyectos vamos a pagar todos. Imaginémonos que queremos hacer un proyecto y el Estado y la universidad se ponen a nuestros pies para lo que nos haga falta: becarios, departamentos, infraestructura,… Da igual que ese proyecto en nada vaya a beneficiar a la propia sociedad que nos lo está financiando, o incluso que la vaya a perjudicar, nos lo van a pagar igual, y nos vamos a ahorrar un montón de dinero, porque ya nos lo pone el Estado. ¡Vamos, que Bolonia sale pero que muy rentable para determinadas personas!
PLAN BOLONIA. CUESTIÓN DE FONDO.
Y todo esto se hace en teoría para “modernizar” la universidad, para “converger” con Europa, para una mayor “movilidad” de los alumnos. ¿Y para eso era necesario montar todo este pifostio? Bastaba, como hemos dicho al principio, con homologar los títulos, multiplicar las becas Erasmus y aumentar la financiación, no era tan difícil, no era necesario poner en marcha toda esa maquinaria, ¿por qué se ha hecho entonces? Aquí llegamos a la cuestión de fondo. ¿Pretende Bolonia de verdad poner la universidad al servicio de la sociedad? No, no es precisamente al servicio de la sociedad donde se va a poner a la universidad, sino más bien al servicio de las empresas. Hemos visto cómo con dinero público se va a financiar proyectos privados, se está poniendo el conocimiento al servicio de los intereses privados, se está dando un auténtico Golpe de Estado en la universidad. Para enterarnos de lo que es Bolonia no tenemos que preguntarle a nuestros rectores, ni a nuestros decanos, ni a nuestros profesores. Ellos no tienen ni puta idea de lo que se les viene encima, o si la tienen no pueden hacer nada contra ello (bien porque salen beneficiados de todo esto, bien porque, como es costumbre en las democracias capitalistas, sencillamente no se puede hacer nada). Para enterarnos de qué es realmente Bolonia, hay que preguntarles a los que de verdad saben lo que es Bolonia, ¿y quién mejor que sus propios artífices para aclararnos las dudas?
Recomiendo echar un vistazo (yo reconozco que aún no me lo he leído entero, pero lo poco que he leído me ha puesto los pelos de punta) a este informe del Círculo de Empresarios: Una Universidad al servicio de la sociedad .
Esto es verdaderamente Bolonia, esto es lo que está en la trastienda, tras la cortina, esa es la esencia de Bolonia, y no la que nos pintan los rectores de una Universidad que “estimula el conocimiento y el aprendizaje” y no sé cuántas pantomimas más.Se pretende la flexibilidad del estudiantado, de los futuros precarios, de convertir la universidad en una fábrica de mano de obra. El mercado no está para bromas, que los estudiantes salen demasiado bien formados, que para ser becarios en una empresa, con que tengan las “competencias, destrezas y habilidades” requeridas tiran p´adelante. Que eso del saber por el saber se ha acabado, que no queremos mano de obra lista, inteligente, formada y culta; sino barata, flexible y que no se le ocurra que puede protestar cuando está disconforme con algo. Y que eso de la democracia y el derecho a elegir está muy bien, pero que vamos con prisa, y el mercado no está para andarse con chorradas de democracia y demás, así que lo aplicamos sí o sí, sin consultar. Toma ya.
Esto es lo que realmente significa Bolonia, y en Grecia y en Valencia ya se han dado cuenta. No nos dejemos llevar por aquellos que dicen que esto ya está aplicado y que no hay nada que hacer. No es cierto, Grecia lo paró, y Valencia está ahora en plena lucha. Se trata de defender lo que es nuestro, no podemos aceptar que nos lo van a quitar y ya está, no podemos resignarnos y aceptar que no hay nada que hacer. Bueno, en verdad no es que nos vayan a quitar la Universidad, sino algo peor, la van a poner a su servicio, que es algo mucho más rentable. Es una cuestión de dignidad, de poder seguir mirándonos al espejo y no sentir vergüenza de nosotros mismos porque nos están robando la esencia de la universidad y no estamos haciendo nada, es cuestión de que sepan que estamos aquí. Ya dediqué un artículo a los apolíticos indiferentes a Bolonia. Desde estas líneas animo a todo estudiante a que se informe, a que acuda a las asambleas de su facultad, a charlas, a manifestaciones y movilizaciones, que se ocupen facultades, que no se pase del tema, que es algo muy serio lo que nos estamos jugando. Hay cantidad de blogs y webs informando sobre lo que significa realmente Bolonia, visítense, que la gente se informe. En fin, no quiero ser apocalíptico, pero está en juego una de las bases de la civilización: la educación. Que cada uno actúe como crea que tiene que actuar.

domingo, 9 de noviembre de 2008

PLAN BOLONIA. ASÍ LO ENTIENDO YO. (I)

(El presente trabajo puede encontrarse completo en la sección de TRABAJOS, pero para hacer más fácil su lectura publicaré hoy una parte y dentro de unos días la otra).
A continuación, expongo un pequeño (por qué no llamarlo así) trabajo sobre el Plan Bolonia. No pretende ser algo objetivo al 100%, ni pretendo haber descubierto la pólvora al haberlo escrito. Simplemente es mi visión de todo eso que se nos viene encima a los estudiantes y que se ha dado en llamar Proceso de Bolonia, la visión de un estudiante cualquiera, que ha recibido panfletos, que ha charlado con gente, que ha asistido a asambleas, que ha acudido a charlas y algún debate con el rector. En definitiva, este trabajo es el trabajo de alguien que podrías ser tú mismo, de alguien que se ha intentado informar sobre el Plan Bolonia como buenamente ha podido, y estas son las ideas que he sacado en conclusión. Así entiendo yo lo que se nos viene encima:
INTRODUCCIÓN. PLAN BOLONIA. ¿DEMOCRÁTICO?
Lo primero que hay que decir del Plan Bolonia y todo ese proceso encaminado a la convergencia con Europa para iniciar el Espacio Europeo de Educación Superior es que brilla por su falta de democracia. ¿Te han preguntado qué te parece? ¿Te han pedido tu opinión? Lo que es más importante ¿te han informado? Estoy cansado de ver gente que cuando le hablas de Bolonia te suelta eso de “no, bueno, es que no estoy muy informado”. ¡Diablos, claro que no estás informado, como que ninguna de todas esas personas que pretenden imponer ese nuevo modelo de Universidad se ha molestado en informarte! Si ni siquiera se han molestado en informarnos, cómo vamos a esperar que se nos pregunte qué opinamos. Lo dicho, este proceso empieza mal desde el principio, desde el momento en que se implanta a espaldas de toda la comunidad universitaria.
El Proceso de Bolonia se inicia en teoría para “modernizar” la universidad, para mejorar la “movilidad” de los estudiantes a lo largo de Europa. Se nos presenta la idea de una universidad del futuro, tecnológica, una revolución del conocimiento. Ante esto nadie puede oponerse, ¿quién no quiere una universidad así?, ¿quién no quiere poder estudiar en el extranjero con toda una serie de facilidades? Bolonia parece lo que todos estábamos esperando. Muy bien, si lo que se pretende es converger con Europa y modernizar la universidad, es de suponer que bastará con establecer un sistema de convalidación de títulos a nivel europeo, una multiplicación de las becas Erasmus y una mayor financiación de la universidad, nada más. No parece un proceso muy difícil, sino todo lo contrario. ¿Pero nos hemos encontrado con esto? No, con esto precisamente no nos hemos encontrado, sino con algo que se antoja bastante más complejo:
GRADOS Y POSTGRADOS.
Para empezar, las diplomaturas y las licenciaturas tal y como las conocemos hoy van a desaparecer. Los planes de estudios ya no van a estar divididos en diplomaturas y licenciaturas, sino en grado, postgrado (o máster) y doctorado (este sistema, por lo que tengo entendido, no va a afectar a todas las carreras por igual, lo que no quiere decir que estas carreras sean inmunes al Plan Bolonia y éste no las vaya a afectar en nada, como se ha insinuado).
En un grado habrá cuatro años de estudios de una carrera determinada:

- El primer año se presenta como una “formación general” para el alumnado, nada de empezar ya en serio a estudiar la carrera que el alumno haya escogido. Es algo así como un tercero de bachillerato, para entendernos. Debe ser que los estudiantes (víctimas de la LOGSE) no llegan totalmente preparados a la universidad desde el instituto, y es necesario hacerles cursar este tercero de bachillerato en la facultad. Vemos pues, que el problema que viene del instituto se soluciona en la universidad. ¿No sería más lógico resolver el problema en el mismo sitio en que éste se produce, esto es, en el instituto? No señor, los artífices del Plan Bolonia han decidido que es necesario trasladar la mierda del instituto a la universidad, para manchar más si cabe el sistema educativo.

- El cuarto año de grado se presenta como un año de prácticas no remuneradas en empresas privadas. Es decir, los alumnos de cuarto de grado no van a ser más que mano de obra gratis para los empresarios, así de claro. Y esto plantea un problema en el que creo que no se ha incidido lo suficiente. Desarrollemos nuestra empatía y pongámonos en el lugar del empresario: tenemos una empresa a la que cada año vienen a TRABAJAR estudiantes en prácticas a los que no es necesario pagar. ¿Es que acaso se nos va a pasar por la cabeza contratar a alguien y hacerle fijo? No, ¿para qué?, si cada año tengo mano de obra nueva y gratis. Volvamos a ponernos en el lugar que nos corresponde, el de los estudiantes: ¿quién nos va a contratar?

- Quedan, pues, dos años (segundo y tercero) para estudiar y adquirir los conocimientos característicos de la carrera que hayamos escogido. Es decir, en dos años tenemos que estudiar lo que ahora estudiamos en cinco. ¿Este apelotonamiento de conocimientos de cinco años en dos en qué se traduce? Se traduce en que, si hasta ahora teníamos créditos equivalentes a 10 horas lectivas, ahora tendremos créditos de entre 25 y 30 horas (los llamados créditos ECTS), y se traduce también en que para sacar la carrera adelante, un estudiante deberá dedicarle a sus estudios un total de 35-40 horas semanales. Esto es una jornada laboral en toda regla. Habrá quien pueda ejercerla sin ningún problema, ya que no trabaja y podrá dedicarle entre 7 y 8 horas diarias a estudiar su carrera (que ya es bastante), ¿pero y la gente que actualmente está trabajando para pagarse los estudios? Le será incompatible una cosa con la otra, y tendrá que elegir entre trabajar o estudiar. Precisamente por dejar de trabajar, no podrán pagarse los estudios, y no podrán hacer una carrera universitaria. Vemos entonces que este sistema de créditos ECTS perjudica a las personas con rentas más bajas. Uno de estos dos años restantes, además, se recomienda que sea cursado en el extranjero, para lo que sería necesario un aumento de las becas Erasmus, pero no es precisamente con esto con lo que nos encontramos, sino más bien con otro tipo de becas:
BECAS-PRÉSTAMO.
Entran en juego las Becas-Préstamo, que no son más que préstamos bancarios a devolver con intereses. Es algo así como una hipoteca, tú pides dinero al banco para cursar tus estudios y luego se lo devuelves con intereses. Así, ellos ganan dinero gracias a que tú estés estudiando. Estudiar se convierte así en una inversión que tienen que hacer las familias, igual que con el coche o la casa. A pesar de todo, nos dicen que la universidad y el conocimiento no se están mercantilizando, ¡no qué va!
PLAN BOLONIA. CÓMO SERÁN LAS CLASES.
Por si todo esto fuera poco, sólo una pequeña parte de los créditos que va a tener cada carrera van a corresponder a clases impartidas por un profesor que ENSEÑE a los alumnos. El resto de créditos será completado con trabajos en grupo para fomentar la capacidad de trabajar en equipo, seminarios, y también trabajos individuales. Lo que se pretende es que el alumno sea constante, flexible, y que parte del trabajo corra por su cuenta. A día de hoy, tal y como están estructurados los grupos en las facultades, esto es simplemente imposible. Se necesitarían grupos más pequeños, para que el profesor pueda tener un contacto más directo con sus alumnos, pero esto también requeriría un mayor gasto de dinero. ¿Y se ha realizado este gasto de dinero? Pues no es precisamente esto lo que se ha hecho, no señor, sino todo lo contrario. La Comunidad de Madrid ha recortado en un 30% el presupuesto de la universidad pública, por lo que esto del aprendizaje en el que el profesor y el alumno estén más cercanos gracias a los grupos más pequeños (que ya de por sí era difícil, pues precisaba de un aumento en el gasto público para la universidad que no tenía pinta de aparecer por ninguna parte) se hace completamente impensable. Con este nuevo modelo es prácticamente imposible formar a nadie, al menos en la universidad pública. Pero es que es precisamente eso lo que se pretende: no formar a nadie.
El grado de cuatro años lo único que pretende de cara a la formación del alumno es una “formación general” (Art. 9.1. del Real Decreto 1393/2007 de Grado y Postgrado), una “adquisición de competencias, destrezas y habilidades”, nada de profundizar en la materia y generar conocimiento en los alumnos. Tanto es así que, de hecho, si actualmente siendo licenciado en Derecho uno puede ejercer de abogado, no ocurrirá igual con aquél que se gradúe en Derecho, que se le imposibilitará de desarrollar esta profesión, siendo imprescindible cursar un postgrado o máster. Y ocurre que estos postgrados no son precisamente baratos, llegando incluso a alcanzar precios de entre tres y seis veces superiores a los de las actuales carreras universitarias, y de casi tres veces el de los grados. ¿Cómo los pago? Muy sencillo, recurriríamos a las Becas-Préstamo, de las cuales ya hemos hablado.
EL CAP Y EL NUEVO MÁSTER.
El Proceso de Bolonia viene acompañado de un aspecto importante sobre todo para las carreras de letras, de mero contenido teórico, como Filosofía y las filologías. Es la sustitución del CAP (Certificado de Actitud Pedagógica) por un Máster en Formación del Profesorado. Si el CAP antes costaba entre 150 y 200 €, el nuevo máster costaría entre 1.500 y 2.500 € (precio de postgrado), calderilla vaya. Si antes el CAP se constituía de entre 10 y 30 créditos (unos tres días), el nuevo máster sería de 60 créditos ECTS, los de 25-30 horas (un curso completo). Antes, para hacer el CAP, bastaba con estar licenciado, mientras que con el nuevo máster serán necesarios dos nuevos requisitos:
- Por un lado, habrá que tener un título o hacer una prueba de tu materia.
- Además será necesario un Certificado de nivel B1 de una lengua extranjera moderna, certificado que, por supuesto, será necesario pagar y hacer un examen para adquirirlo.
¿En qué consistía el CAP? El CAP consistía en un breve curso de pedagogía en el que estudiar por cuenta propia ciertas unidades didácticas y examinarse de ellas, ir a unos pocos seminarios (o ninguno, si no era presencial), y hacer unas cien horas de prácticas. Además, le permitía a uno hacer el doctorado a la vez que preparaba la oposición para la enseñanza secundaria.
¿Y en qué consiste el nuevo máster? Lo conforman tres bloques:
Genérico (12-16 créditos). Estrictamente psicopedagógico, por ejemplo, “comprender las motivaciones y el desarrollo de la personalidad de los alumnos”. Esto es muy necesario si quieres ser profesor de historia, ¡me lo vas a comparar con enseñar la caída del Imperio Romano, no hay color!
Específico (24-30 créditos). Psicopedagogía aplicada a la materia, por ejemplo, “fomentar un clima que facilite el aprendizaje”, “integrar la formación en comunicación audiovisual y multimedia”. Por supuesto, un profesor de matemáticas es preferible que sepa usar un Powerpoint antes que enseñar a resolver ecuaciones de segundo grado.
Practicum (16-24 créditos). Prácticas no remuneradas en institutos, que incluirá un trabajo de fin de master, consistente en una memoria de las prácticas realizadas.

Este nuevo máster no le permite a uno, además, hacer el doctorado y preparar la oposición al mismo tiempo.
El nuevo máster no va a producir buenos matemáticos o buenos filósofos que enseñen a los alumnos. Va encaminado a enseñar sólo pedagogía, nada de contenidos teóricos. Serán profesores que sepan explicar muy bien, sí, pero que no tendrán nada que explicar, porque este nuevo máster no les habrá proporcionado nuevos conocimientos (y podemos imaginarnos cuál sería el resultado si los pocos “conocimientos” que tienen han sido adquiridos a partir de un grado de cuatro años como los que se pretenden implantar). Ya no habrá filósofos enseñando filosofía, sino que habrá profesores de filosofía; y ya no habrá matemáticos enseñando matemáticas, sino que habrá profesores de matemáticas. El conocimiento y el saber, por lo tanto, están condenados a desaparecer y a convertirse en un profesor-colega que no tendrá ni puta idea de nada pero que se llevará muy bien con los alumnos y “conectará” muy bien con ellos. Olé. Este es uno de los aspectos más tenebrosos de esta nueva reforma educativa, porque no sólo condena a la enseñanza superior, sino también a la secundaria y al bachillerato. ¿Nos imaginamos una sociedad educada con este nuevo modelo de profesor-colega sin nada que enseñar? Yo no me lo quiero imaginar, pero creo que no voy a tardar en verlo. Dependerá de todos nosotros el parar esto o no, claro.

martes, 4 de noviembre de 2008

ESTADO Y PODER = VIOLENCIA

¿Es legítimo usar la violencia para lograr tus fines? ¿Es legítimo matar a una persona? Yo creo que dependería de la situación. Imaginémonos a nosotros mismos en la situación de matar o morir, ¿qué haríamos? Yo creo que matar. O imaginemos que un tipo quiere matar a nuestro propio padre, y sólo podemos evitarlo pegándole un tiro a ese tipo y volándole la tapa de los sesos. ¿No lo mataríamos? Claro que sí. En esos casos la violencia y el matar a otra persona estaría plenamente justificado. En cualquier caso, sí es cierto que de aceptar la violencia la aceptaríamos en casos muy extremos y como último recurso.

Pero en fin, no era de esto exactamente de lo que quería hablar. Lo que sí quería decir es que a día de hoy existe un organismo que tiene plena autoridad sobre cualquier otro ente en el universo para hacer uso de la violencia. Se podría decir, y de hecho así es, que este organismo tiene el monopolio de la violencia. Me estoy refiriendo, naturalmente, al Estado.
Así es, amigos, el Estado es el único ente autorizado para hacer uso de la violencia, ya que la ley que él mismo dicta y que es la que se aplica está de su parte. La ley permite la violencia estatal, pero condena a aquel que use la violencia contra el Estado. ¿Y por qué necesita el Estado hacer uso de la violencia? Pues por lo mismo que nosotros en caso de tener que usarla, para defenderse. Ante cualquier ataque contra él, el Estado querrá e intentará defenderse, es decir, hará por mantener el orden social que lo mantiene en pie. Este orden social que mantiene en pie al Estado conlleva desigualdad: unos mandan, otros obedecen. Vemos pues que el Estado, cuando pretende defenderse, lo que en verdad consigue es mantener la desigualdad existente y reinante.

Ocurre que los sistemas tienden al equilibrio. Si tenemos un recipiente de agua hirviendo y otro con agua excesivamente fría, y echamos el agua de uno en el otro, el agua resultante no estará ni hirviendo ni excesivamente fría, sino que estará en un punto intermedio, estará templada. En un sistema desigual se tiende a la igualdad. La gente que se percibe desigual respecto a un determinado grupo social hará lo posible por conseguir estar al mismo nivel que aquellos que están por encima, o mejor dicho, tratarán de lograr que tanto ellos como los que están encima estén al mismo nivel, independientemente de si el nivel es alto o bajo. Es decir, para el caso que estamos viendo de un Estado que gobierna a un conjunto de personas, este grupo de personas se sublevará de alguna u otra forma, y ante esta sublevación el Estado, como hemos dicho, se defenderá, pues es esa sublevación la que acaba con el estado natural del Estado, y por tanto con el propio Estado. Esa defensa se lleva a cabo con violencia (legitimada por el Estado, claro, violencia legal), y ante esta defensa violenta que es percibida por los sublevados como un ataque, sólo queda un contraataque (o una defensa, depende de como quiera mirarse) violento también. El clima de violencia, pues, estará asegurado mientras haya desigualdad, mientras haya ricos y pobres y/o mandatarios y obedientes.
Es importante señalar que la violencia estatal no es percibida por los sublevados como un ataque en un momento determinado, sino que es así continuamente. La sola existencia del Estado ya es un ataque, pues mantiene el sistema de desigualdad que tiende a la igualdad necesariamente a través de la violencia contra el Estado. El Estado y el Poder son violencia, y su desaparición es la desaparición de la violencia.
PD: Añado a la sección de CRISIS ECONÓMICA un simpático vídeo de Caiga Quien Caiga que trata de explicar en qué consiste la crisis por la que estamos pasando.

lunes, 27 de octubre de 2008

MONARQUÍA, ARISTOCRACIA, DEMOCRACIA Y ANARQUÍA

La monarquía es el gobierno de uno (mono = uno), la aristocracia es el gobierno de unos pocos, una clase privilegiada; la democracia es el Gobierno de la mayoría, y la anarquía es la ausencia de Gobierno. En general, cuantas más personas intervengan en el Gobierno del sistema, mejor, ya que éste será más democrático y más alejado de la tiranía. Sabiendo esto, ¿cuál de estos sistemas es el mejor, la monarquía, la aristocracia, la democracia o la anarquía?

El propio concepto de gobernar implica que hay alguien que gobierna y que hay alguien que es gobernado. Es recíproco, al igual que “vender”, que implica alguien que vende y alguien compra, o “enseñar”, que implica alguien que enseña y alguien que aprende. Ocurre que consideramos más democráticos aquellos sistemas en los que más gente gobierna, en los que más gente interviene en los asuntos públicos, es decir, en los que menos gente es gobernada. Así, en la aristocracia gobiernan unos pocos, mientras que en la monarquía gobierna sólo uno, por lo que la aristocracia es mejor que la monarquía. Pero en la democracia gobierna la mayoría, mientras que en la aristocracia gobiernan sólo unos pocos, por lo que la democracia es mejor que la aristocracia, ya que más gente interviene en los asuntos públicos. ¿Qué ocurre en la anarquía? En la anarquía todas las personas intervienen en los asuntos públicos, porque en la anarquía cada uno es dueño de su vida, y los asuntos públicos, al fin y al cabo, son el conjunto de los asuntos privados de cada uno. Se podría decir entonces que en la anarquía gobiernan todos, o lo que es lo mismo, no gobierna nadie. Precisamente por eso la anarquía es el mejor de esos cuatro sistemas, porque es donde el poder está mejor repartido, fíjate si está bien repartido que nadie tiene más poder que otro, o lo que es lo mismo, nadie tiene poder.

Aquel sistema en el que no gobierne nadie será el mejor, pues el hecho de que no gobierne nadie implica que gobiernan todos, es decir, implica que es más democrático, porque más gente interviene en las tareas de gobierno. A día de hoy sólo la anarquía persigue una sociedad en la que no gobierne nadie, por eso la anarquía es, bajo mi punto de vista, el mejor sistema posible.
PD: Añado a la sección de UNIVERSIDAD el blog de la Asamblea de Ciencias de la Información de la UCM, en la parte del PLAN BOLONIA.

martes, 21 de octubre de 2008

A LOS APOLÍTICOS INDIFERENTES A BOLONIA

Como cualquier estudiante sabrá, se nos viene encima el Plan Bolonia, el cual supone un paso más en la privatización y mercantilización de la enseñanza superior. Se llevan años convocando protestas, movilizaciones, charlas, debates y demás formas de explicarle a la comunidad universitaria (hay que decir que desde las “autoridades” no se nos ha informado de nada, sino que se nos ha impuesto sí o sí, sin debate posible) en qué consiste eso del Plan Bolonia y qué consecuencias va a traer tanto a los estudiantes en particular como a la sociedad en general. Me he encontrado con personas (más de una y más de dos) que me han soltado el discursito apolítico de “no sé por qué os molestáis en protestar, si no sirve de nada, eso ya se ha aplicado, es tanto si queremos como si no”, y he creído oportuno dedicarles este artículo.

Protestar contra algo nunca es inútil. La gente que piensa que protestar contra Bolonia o contra cualquier otro nuevo plan de “estudios” que se nos quiera imponer es inútil y no sirve de nada, sencillamente, es imbécil. Al decir eso están aceptando que las autoridades pueden hacer exactamente lo que les dé la real gana con nosotros. ¿Que nos imponen un Plan de Estudios que no gusta a nadie?, pues nada, es inútil protestar, así que dejemos que nos lo impongan, que hagan lo que les dé la gana. No se dan cuenta quienes así piensan que esta forma de no-actuar supone un gravísimo peligro, pues constituye una forma de decirles a las autoridades “no tenéis que preocuparos de nada, haced como si no existiésemos y actuad como creáis conveniente, sin contar con nuestra opinión”. Es una forma de “desaparecer” del espacio público a la hora de tomar decisiones que nos afectan, y sirve de precedente para futuras imposiciones.

Por otra parte, cabría preguntarse qué concepto de democracia tienen los apolíticos indiferentes a Bolonia. Al fin y al cabo, lo que están aceptando es una especie de dictadura, donde unos pocos hacen exactamente lo que se les pone en las narices. Pero claro, luego tachan de radicales y violentos a quienes toman medidas contra esta imposición que pretende poner patas arriba los planes de estudios universitarios. Digo yo que cuando se está tomando una medida antidemocrática en nuestra contra, habrá que hacer algo. Pues nada, los “medaigualbolonia” creen que no, pero no porque no se quiera (que también), sino porque, simplemente, no se puede. Eso sí, luego te dicen que viven en un país mega-democrático con muchísima libertad porque nadie les impide salir a tomar cubatas en CATS (una discoteca de Madrid).

Protestar contra Bolonia, aunque la vayan a imponer por mucho que protestemos, sirve para hacer ver que no estamos dormidos en los laureles, que sabemos de qué van “las cosas de mayores”, para hacer ver que no queremos que se nos tome por tontos. Yo lo comparo con lo que podría pasar en el patio de un colegio:
Imaginemos un niño, el típico malote, que le va robando el bocadillo a los demás. Llega a otro niño y, de malas maneras, le dice “dame tu bocadillo o te parto la cara”. La víctima le dará el bocadillo temblando para que no le pegue, y el malote sabrá que mientras siga inspirándole miedo a ese chaval, tendrá un bocadillo gratis asegurado. Ahora bien, si se diera el caso de que el malote, al decirle a su víctima que le dé el bocadillo, se encontrase con que éste último le planta cara diciéndole “no me sale de los cojones darte el bocadillo, y o te piras ya o te arranco la cabeza, venga, arrea”, si ocurriese eso, ya no es tan seguro que el malote vuelva a “pedirle” el bocadillo, sino que preferirá mantenerse al margen.
Con esto de Bolonia pasa igual, quizá nos lo vayan a imponer, pero el hecho de mostrar una oposición radical puede hacer que se piensen dos veces hacer más reformas “educativas” en el futuro. Así pues, adelante y a seguir protestando.

De todas formas, aún aceptando que Bolonia es algo que ya está impuesto, las protestas son igualmente legítimas, o incluso más. Si Bolonia ya está impuesto no protestaremos para que no nos lo pongan, sino que lo haremos para que nos lo quiten de encima. Es como si los comunistas aceptasen que ya no tiene sentido ser comunista porque el capitalismo ya está impuesto. Coño, claro que está impuesto, y es precisamente por eso por lo que hay que ser comunista. Y lo mismo para los anarquistas: claro que el Estado ya está impuesto, por eso hay que luchar contra él. Y para los del CAS Madrid: claro que la sanidad ya está prácticamente privatizada, pero precisamente por eso la lucha y las protestas tienen que ser constantes. Y con Bolonia lo mismo: claro que ya está impuesto, es por eso que luchamos contra ello.

Por otra parte, otra de las razones que veo para luchar contra Bolonia aunque ya se haya impuesto es el hecho de “devolver el golpe”. Imaginemos una pelea:
Uno de los luchadores le ha soltado un soplamocos al otro que lo ha dejado medio tonto y le ha hecho prácticamente perder el combate. El que ha recibido el golpe, a pesar de haber perdido la batalla, puede devolverle la hostia sin ningún miramiento. Para que me vaya yo calentito te vas tú también.
Pues con Bolonia pasa lo mismo. Nos han colado una hostia como han querido. Bien, pues ahora es nuestro turno, y atacaremos con lo que tengamos a nuestro alcance y como podamos.

Por último, me gustaría hacerles una pregunta a los apolíticos indiferentes con respecto a Bolonia: ¿Qué proponéis vosotros?, porque luchar y organizar manifestaciones os parece inútil, ¿qué hacemos entonces? Nada, sólo queda aceptar el destino, como si fuésemos putas marionetas que no contamos para nada. Está claro quiénes mandan, es inútil enfrentarse a ellos, es mejor tratar de aceptarlo como se pueda y tratar de tirar “pa´lante” lo mejor posible. Me niego a aceptar eso, me atrae más la idea de luchar contra Bolonia, se haya impuesto o no se haya impuesto.
Este artículo también se ha publicado en Kaosenlared.

sábado, 18 de octubre de 2008

¿NECESITA EL SISTEMA EDUCATIVO UNA REFORMA?

Estamos cansados de ver por televisión vídeos grabados con teléfonos móviles que muestran cómo un grupo de chavales arremete a hostias contra otro chico, o cómo algún que otro descerebrado golpea a un profesor, o simplemente le impide dar la clase con normalidad. También estamos cansados de ver cómo toda una generación de jóvenes se va a pique en cuanto a valores e ideas, y solamente aspiran a estar todo el día tirados en el parque bebiendo y fumando y presumiendo de haber leído pocos libros. Del mismo modo, también tenemos ahí los resultados del informe PISA, que revelan que, en cuanto a educación se refiere, lo podríamos hacer mejor en el Estado español. Ante estos datos cabe preguntarse ¿necesita el sistema educativo una reforma?

Pienso que esta última pregunta tiene trampa, porque presupone que la educación de la población está exclusivamente en manos de los colegios, y que los profesores son los únicos responsables de la creación de los futuros ciudadanos. Esto no es verdad, porque si así fuese, si de verdad estuviese en la mano de los profesores el futuro de la humanidad, la figura del profesor sería infinitamente más valorada de lo que es hoy. La educación de un niño no sólo es impartida por su profesor; también es impartida por sus padres, por sus amigos, por su familia, por los medios de comunicación, por los políticos…En definitiva, la educación es cosa de todos nosotros, no sólo de los profesores, por lo que a esa pregunta de si el sistema educativo necesita una reforma, cabría decir que, si la necesita, no sólo la necesita él, sino la sociedad en su totalidad. De nada sirve que un chico llegue del instituto a casa sabiendo conjugar todos los verbos en castellano si luego se va a poner frente a la tele y va a ver cómo Belén Esteban dice “almóndigas” o “cocretas” sin que nadie le corrija y ganando dinero por ello. Tampoco sirve que se le insista en que lea libros cuando luego ve por la tele a personajes ilustres de la talla de Dinio diciendo que no han leído un libro en su vida, o que se le diga que las drogas son malas y luego vea a Coto Matamoros decir a los cuatro vientos y sin ningún pudor que se mete coca. También deberían predicar sus padres con el ejemplo, como ya señalé en otra entrada, y en general todos y cada uno de nosotros en nuestro quehacer diario, no vale eso de “esto que estoy haciendo está mal, tú no lo hagas”.

Del mismo modo, igual que estoy culpando en parte a los medios de comunicación del fracaso estudiantil y la degeneración moral de las personas, no creo que los políticos estén libres de pecado. En la Comunidad de Madrid estamos viendo cómo nuestra queridísima presidenta está fomentando la educación privada y concertada en detrimento de la pública, formándose así un grupo de gente que va a la educación privada (en su mayoría españoles), que son los que pueden pagarla, y otro grupo de gente que va a la educación pública (en su mayoría inmigrantes y gitanos), que son los que no pueden costearse la privada. Se nos repite a la saciedad que se debe trabajar por la integración, que los inmigrantes se deben integrar, pero desde las instituciones se toman medidas que traen como consecuencia justo lo contrario. Este tipo de cosas también constituyen una forma excelente de maleducar a nuestros jóvenes, pues se les presenta la educación pública como algo a lo que tienes que recurrir “cuando ya no te queda otra”, cuando no puedes costearte la privada, “que es la buena, la que de verdad vale”. Y esto no es así, la educación pública no son los restos que quedan tras haberse repartido todos los trozos buenos de la tarta, o al menos no debe serlo, por mucho que se empeñe en mostrarlo así nuestra clase política (porque me estoy refiriendo al PP en Madrid, pero Montilla en Cataluña hace lo mismo). La educación pública es, debe ser, la educación de todos, independientemente de nuestro sexo, religión, ideología, posición social o económica, etc., y precisamente por eso debe estar por encima de la privada en cuanto a preferencias. Debe hacerse justo lo contrario que se está haciendo ahora: fomentar y trabajar la educación pública, que es un derecho de los ciudadanos y, a partir de ahí, quien quiera ir a la privada que vaya, pero se debe trabajar primando a la pública, en lugar de maleducar a los chicos como se viene haciendo desde hace ya tiempo.

Y luego nos preguntamos si el sistema educativo necesita una reforma…En fin, no sé qué podemos esperar de esa reforma cuando las personas encargadas de hacerla son las mismas que se están cargando el sistema educativo.

miércoles, 15 de octubre de 2008

CASUALIDAD Y DESTINO

Todos nuestros actos tienen su causa, y estas causas son también actos, actos que cometemos. Podemos decir, por lo tanto, que todo lo que hacemos es la causa de algo que haremos en el futuro. Cada cosa que hagamos, cada decisión que tomemos, hasta la más insignificante, va a ser determinante para nosotros y para nuestro futuro.
Por ejemplo, imaginemos un hombre que está casado con su mujer y viven los dos felices y contentos. Él vive con su mujer, la mujer a la que quiere, a la que conoció en la facultad de Medicina, porque coincidieron en clase. Fíjate qué cosas, si él no hubiese escogido la carrera de Medicina, nunca habría ido a la clase en la que conoció a la mujer de su vida y, por lo tanto, nunca hubiese conocido a la mujer de su vida. A lo mejor hubiese conocido a otra, pero no a la que ahora es la mujer de su vida. Voy más allá, ¿por qué escogió la carrera de Medicina? La escogió porque un día, estando en los pasillos del instituto, vio cómo un bedel colgaba en un tablón las distintas titulaciones que se impartían, así como la nota que pedían para ellas. Le picó la curiosidad, y se acercó a mirar. Vio un montón de carreras, pero cuando llegó a “Medicina” y vio la nota que pedían, algo le llevó a interesarse por el tema y a pensar en hacer esa carrera. Pensó que se le daría bien, pues hasta ahora había sacado muy buenas notas en Biología, que era la asignatura que más le gustaba. Así pues, acabó por convencerse a sí mismo, iba a estudiar Medicina. Pero sigamos preguntándonos, ¿por qué fue a mirar el cartel que el bedel colgó en el tablón? A esa hora debería estar en clase, pero no, estaba en el pasillo, ¿por qué? Pues porque la profesora le mandó a por tizas, que se habían acabado, y para ir a secretaría (que es donde tienen guardadas las tizas) hay que pasar por ese pasillo. Por eso pudo ver al bedel colgar el cartel y acercarse a mirarlo un segundo. Sigamos, ¿por qué la profesora le mandó a él y no a otro ir a por tizas? Porque justo en esa clase se sentó en primera fila, de forma que cuando la profesora buscó alguien que pudiese bajar a por tizas, la primera mirada con la que se topó fue la suya, y él fue el elegido para ir a por tizas por el pasillo en el que se cruzaría con el bedel. ¿Y por qué se sentó en primera fila, si a lo largo del curso su sitio había sido siempre al final de la clase? Porque justo ese día se le olvidaron las gafas, por lo que no veía demasiado bien la pizarra y decidió acercarse para ver mejor. ¡Se olvidó de sus gafas!, y esa fue la razón por la que se sentó delante, lo que hizo que la profesora le mandase a él y no a otro a por tizas. El hecho de tener que ir a por tizas hizo que se cruzase en su camino con un bedel que estaba colgando un papel en un tablón, y al ver esto se acercó a mirar. De entre todas las titulaciones que leía sólo una le llamó la atención. Quizá porque estaba escrita en una tipografía aparentemente más grande, quizá porque estaba ligeramente más marcada en negrita que el resto, no sé por qué, pero da igual la razón por la que se fijó en Medicina y no en otra, el caso es que se fijó en Medicina, y punto. Decidió cursar los estudios de Medicina, y fue en la facultad donde conoció a la mujer de sus sueños, con la que vive actualmente como el hombre más feliz del mundo. Es ahora cuando llega el momento de preguntarse, ¿y si no se hubiese olvidado las gafas en casa? El hecho de haberse olvidado las gafas ese día hizo que pudiese conocer a la mujer de sus sueños en el futuro.

Más de una vez me he rayado pensando en las cosas por las que he pasado, y pensando en las razones últimas que las desencadenaron. Es interesante, porque llegas a la conclusión de que cualquier cosa que hagas te va a determinar el futuro, por lo que aprendes a vivir cada momento con intensidad. Pero no sólo piensas eso, sino que también piensas en la de cosas que te habrás perdido porque no has estado en el momento y el lugar adecuado, es decir, en la de cosas que te habrás perdido por haberte traído las gafas a clase ese preciso día. Pasa con uno mismo, pero también puede aplicarse esto al resto. Por ejemplo, dicen que la madre de Adolf Hitler ¡pensó en abortar! Dios mío, ¿qué hubiese pasado si la buena señora se hubiera mantenido en sus trece y hubiera abortado al señor Hitler? Quizá nunca hubiera existido el holocausto, ni el nazismo, y quizá las actitudes fascistas serían ya cosa del pasado. Pero no, la madre de Adolf tuvo que dar a luz, vaya por Dios. Rayándome por todo esto pensé “qué bonito, cada momento es importante y tal y cual, qué interesante”, fue entonces cuando desperté y me di cuenta de que todas esas cosas que pensé y de las que he hablado en esta entrada son una tontería. Porque vale, la madre de Hitler quiso abortar, y pudo haberlo hecho, ¿pero quién nos asegura que, en caso de haber abortado, no hubiese nacido otro Hitler en cualquier otra parte de Viena? ¿Quién nos dice, de hecho, que este Hitler (el nuestro, el que conocemos todos por los libros de Historia) no es sino “otro Hitler” que salió después del primero, y que el primero no ha pasado a la historia precisamente porque fue abortado? Fue entonces cuando comprendí que todo eso que pensé, todo esto que he escrito en la entrada, era una gilipollez. Porque sí, vale, las cosas que me pasen o por las que pase ocurren por algo, y ese “algo” ocurre a su vez por “otro algo”, y ese “otro algo” por otro, y así sucesivamente. Pero quizá, de no haber hecho todos esos “algos”, hubiera llegado hasta donde estoy ahora por cualquier otro camino. Es decir, aunque a simple vista y según lo expuesto pueda parecer que nuestro protagonista conoció a la mujer de sus sueños porque un día en el instituto se olvidó las gafas en casa, eso no quiere decir que no la pueda conocer por otros caminos, por otros itinerarios, diferentes al del bedel y demás. Pero aceptar esto, aceptar que lo que ha pasado podría haber pasado igual por otras razones, es aceptar que las cosas están escritas, y que nada pasa por casualidad, sino que todo lo que nos ocurre nos ocurre porque nos tiene que ocurrir. Estamos destinados a ello.
PD: Añado a la sección de DOCUMENTOS INTERESANTES el panfleto de Dejar de Pensar, de los filósofos Carlos Fernández Liria y Santiago Alba Rico, en el que hacen críticas del sistema capitalista a modo de "inocentes" preguntas.

domingo, 12 de octubre de 2008

DAR PROPINA


Cuando vamos a la panadería a comprar el pan, y el panadero nos lo da, no le damos luego una propina por los servicios prestados. Del mismo modo, cuando compramos una casa, no les damos propina a los albañiles que la han construido, ni se la damos a los profesores que nos enseñan en el cole. Sin embargo, cuando vamos a un bar a tomarnos una caña, sí que le dejamos una propina al camarero. ¿Por qué? ¿Por qué va a ser mejor el camarero que el albañil o el profesor? ¿Por qué al camarero sí hay que darle propina y al profesor o al panadero no? Precisamente por esto hay gente que se muestra en contra de dar propina en los bares, porque si no se la damos a los ingenieros, conductores de autobús o dependientes en tiendas de ropa, ¿por qué se la íbamos a dar a los camareros?

Yo creo que tengo la respuesta a esta cuestión, yo sé por qué se les da propina a los camareros y no a otros currantes igualmente dignos. El quid de la cuestión está en el tipo de ejercicio que supone ser camarero. Un camarero hace algo que no hacen ni el panadero, ni el ingeniero, ni el albañil: un camarero te está sirviendo a ti personalmente (en el sentido de ser un “siervo”). Analiza la situación: tú estás sentado en una mesa, charlando con tus colegas, y le ordenas a un chico que te traiga una caña. En cierto modo, le estás mandando, como si tuvieses algún tipo de poder sobre él. Digamos que, mientras que la profesión de panadero consiste exclusivamente en abastecer de pan a todo aquél que venga a pedírtelo a cambio de un precio, la profesión de camarero es bastante más humillante precisamente por lo que estoy diciendo, es tratado como una especie de esclavo: “Tráeme una caña, yo una Coca-cola, y yo una jarra”. Además, mientras que en el caso del panadero, ingeniero o albañil, eres tú el que acude a él a que te dé pan, te construya un puente o te construya una casa; en el caso del camarero es él el que acude a ti a preguntarte lo que quieres para traértelo. Porque luego también están los camareros de discoteca, a los que acudes tú a pedirles el cubata, pero si te fijas, a éstos no se les deja propina (yo al menos no he visto que se les deje). Este hecho, el que sea él quién acuda a ti a servirte, no hace sino reforzar su condición de “esclavo”, lo que hace todavía más humillante su trabajo. Es decir, el hecho de ejercer una profesión que recuerde a los tiempos de la esclavitud, en el que uno ordena y el otro obedece sin más, o en el que uno hace el trabajo que podría hacer el otro perfectamente, hace que ésta sea digna de recibir propina, como ocurre en el caso de los camareros.

Pero si nos ponemos a pensarlo un poco más, veremos que no sólo a los camareros les dejamos propinas. ¿Qué otras profesiones que nos recuerdan la figura del esclavo, la figura de alguien que hace el trabajo que podría hacer otro perfectamente, o que hace el trabajo obedeciendo una especie de orden, existen? Ahora mismo me vienen dos a la cabeza: el botones de un hotel y el que te trae la compra a domicilio. Ambos, al igual que el camarero, nos están sirviendo a nosotros personalmente. Por eso ambos, al igual que el camarero, reciben propinas.


PD: En la sección de VÍDEOS Y DOCUMENTALES he colgado el vídeo de CNT, un año de lucha, un documental proyectado en las jornadas del Otoño Libertario 08 que se están celebrando ahora en el sindicato, el cual muestra los distintos conflictos que la CNT ha ido enfrentando a lo largo de este año 2008.
También, en la sección de RADIOS LIBRES he colgado un link a la web de Radio ELA.

lunes, 6 de octubre de 2008

CONTRAINFORMACIÓN Y ESCALOFRÍOS

En la columna de la izquierda del blog se puede ver un letrero que reza “CONTRAINFORMACIÓN”, bajo el que hay una serie de links que llevan a páginas que ofrecen una información alternativa (o bajo un punto de vista más crítico) a la que se ofrece desde los grandes medios como Telecinco, EL PAÍS o la COPE. El hecho de llamarse así, “contrainformación”, puede llevar a pensar a más de uno que los contenidos que dichas páginas contrainformativas contienen no son en absoluto objetivos o fiables. Craso error. Y no es que dichas páginas no sean partidistas (en el sentido de ser partidario de una idea; no de un partido político), que por supuesto que lo son, pero eso no quiere decir que las informaciones de las que den cuenta sean falsas, ni mucho menos. Entonces, si tan verdaderas son esas informaciones, ¿por qué no llamar a esas páginas, sencillamente, “información” en lugar de “contrainformación”?

Digamos que el concepto o la palabra “información” nos la ha robado el poder. A día de hoy, grandes medios como Antena 3 no nos informan acerca de la situación de determinados presos en la cárcel, pero sí nos informan acerca de lo que se va a llevar esta temporada Otoño-Invierno, y a eso lo llaman “información”. O Cuatro nos informa sobre un asesinato en un pueblo de Almería, y a eso lo llama “información”, pero no nos informa acerca de las relaciones del presidente de Colombia con grupos paramilitares y narcotraficantes, porque, suponemos, no lo considerará “información”. Es decir, los grandes imperios de la comunicación, en manos de los dueños de las mayores fortunas económicas, ofrecen sólo una serie de contenidos, y a eso lo llaman “información”. Esa “información” nunca, jamás, va a comprometer de algún modo u otro a los poseedores de esas grandes fortunas, o por lo menos nunca va a comprometer al propio dueño del medio (quién sabe si a los de la competencia). Ahora bien, existen en la sociedad personas y grupos combativos con el sistema imperante, conciencias anticapitalistas que conocen las relaciones de los dueños de los grandes medios con el poder político y económico. Estas personas, estos grupos, rechazan los contenidos que los medios de comunicación de masas ofrecen, pues entienden que sirven a los intereses de sus propietarios y a consolidar ese mismo sistema que ellos pretenden cambiar. Por eso optan por ofrecer esos contenidos que los grandes medios silencian porque les perjudican, y los ofrecen a través de esos medios que han dado en llamarse “de contrainformación”. Ocurre que esta labor informativa que nace desde las bases de la sociedad lo hace a partir de la “información” que ofrecen los grandes medios, es decir, lo hace como una especie de respuesta, de contra-acción, de ahí que haya pasado a llamarse “contrainformación”, porque nace como respuesta, como alternativa a esa “información” que desde los medios se presenta. Pero desde luego que esa contrainformación es información en estado puro, no nos quepa la menor duda. Otra cosa es que esos grandes medios se hayan apoderado de la palabra “información”, pero creo que el designar a la información alternativa como “contrainformación” viene también por el hecho de hacer visible ese robo del concepto por parte de los poderosos. Del mismo modo han sido usurpadas las palabras “democracia” y “libertad”. Yo no estoy en contra de la democracia, y creo que nadie. La cuestión es que cada uno entiende la democracia a su modo, y por eso, a pesar de estar a favor de la democracia, cada vez que oigo al presidente Bush hablar de llevar la democracia a un país un escalofrío me recorre el cuerpo, al igual que cuando oigo a cualquier empresario capitalista hablar de “libertad económica”, escalofríos y más escalofríos. De ahí que, en oposición a la democracia entendida por la burguesía, haya que haber inventado los conceptos de “democracia directa” o “democracia popular”. Pues pasa algo parecido con los conceptos de “información” y “contrainformación”, que uno producía escalofríos en boca de algunos, por eso ha habido que inventar el otro.

sábado, 4 de octubre de 2008

EL CONFLICTO VASCO (y II)

AQUÍ NO HAY NI BUENOS NI MALOS
En este conflicto político no hay ni buenos ni malos, o al menos no hay un bando de buenos contra un bando de malos. Eso es lo que debemos pensar si lo que queremos es solucionarlo de verdad. ¿Por qué debemos pensar así? Por la sencilla razón de que el hecho de considerarse a uno mismo como “El bueno” conlleva el aceptar que el otro no tiene razón, y por lo tanto no ceder ni un milímetro ante la sinrazón, es decir, no solucionar el conflicto. Debemos afrontar el tema como un conflicto entre ciudadanos, donde se están violando derechos en ambos bandos, donde están sufriendo personas en ambos bandos, donde se ejerce la violencia desde ambos bandos. Tenemos que aceptar que ambos bandos están haciendo algunas cosas mal: ETA no puede seguir matando y el Estado Español no puede seguir con ese acoso a todo lo que suene a abertzale. El problema es que desde los medios de masas sólo se contempla el problema desde una perspectiva, la del Estado español, siendo ésta la única que se acepta sí o sí. Con esto, es normal que la Izquierda Abertzale no quiera ceder y el conflicto perdure eternamente, porque “ceder” sería “cederlo todo”. ¿Estaría el Estado Español dispuesto a “cederlo todo”, es decir, a aceptar y reconocer la independencia de Euskal Herria y a sacar a todos los presos a la calle sin más? No. Pues entonces no nos podemos asombrar de que la Izquierda Abertzale no quiera ceder, porque ni se le deja tener representación política, ni se contempla su percepción del conflicto en los grandes medios de comunicación.
Es necesario que se celebre una negociación. Antes que eso, tanto ETA como el Estado deben poner fin a la violencia, y entonces reunirse representantes de, por lo menos, el Gobierno español, del Gobierno francés, del Gobierno vasco, de la Izquierda Abertzale y de la banda ETA. No pensemos que esa negociación va a celebrarse en un fin de semana. Cuando yo hablo de negociación hablo de todo un proceso, lo que llamaríamos “proceso de paz”, y eso desde luego que puede durar años, incluso varias legislaturas. Sería necesario afrontar esa negociación aceptando todas las perspectivas posibles, analizando el conflicto en su totalidad y contemplando todas las posibles soluciones. En fin, supongo que todas las partes sabrían elegir bien a sus representantes y asesores, y todo ello bajo la presencia de observadores internacionales podría traer muy buenos frutos. La cuestión es que falta voluntad para afrontar el diálogo, y con respecto a esto de la falta de voluntad creo conveniente comentar y denunciar dos aspectos:

1) El papel de la oposición y los medios de comunicación a su servicio. La oposición no podrá soportar que sea el adversario el que se anote el tanto de derrotar a ETA. Porque, pensémoslo, el presidente que acabe definitivamente con el terrorismo etarra pasará a la historia. Y no sólo él, sino todo su partido. Además, eso de poder decir “nosotros fuimos los que acabamos con el terrorismo en España” confiere una confianza y un respeto increíbles por parte de la población, la cual no dudaría ni un segundo en respaldar a dicho partido en las urnas. Lo de acabar con ETA es la joya de la corona, el trozo de pastel que todos quieren, por lo que no se lo van a ceder el uno al otro así como así (el conflicto Gobierno-Oposición es otro que convendría resolver cuanto antes, por cierto). Este es otro de los problemas que trae el sistema de partidos, que cualquier cosa es utilizada como fuente de votos, entre ellas el terrorismo. Para reforzar y hacer efectiva esta labor de tocar los cojones al Gobierno, están los medios de comunicación. Los medios de comunicación, a base de publicar titulares tendenciosos, recurrir al sentimentalismo más infame y hacer juicios de valor que nada aportan a la solución del conflicto, tendrán una importancia clave en el proceso de paz, serán los encargados de crear alarma social, dirigiendo la Opinión Pública en el sentido que para cada momento convenga. Y aquí volvemos a lo que decía antes de contemplar sólo una perspectiva. Cuando digo que los medios van a ser claves del proceso, no pensemos que lo van a ser todos por igual. No pensemos que vamos a ver por igual y se les va a dar el mismo bombo a los titulares de, por ejemplo, EL MUNDO que a los del diario Gara. En la televisión y radio, sólo se comentarán los titulares de los periódicos de “Los buenos”, y si se comentan los de “Los malos” únicamente será para hablar de lo malos que son.

2) El otro aspecto que quiero denunciar es el hecho de que, a día de hoy, son precisamente los considerados “terroristas” los que de verdad quieren afrontar el diálogo con el Gobierno para encontrar una solución democrática al conflicto. No nos cansamos de ver (en los medios de contrainformación, claro) llamamientos de ciudadanos abertzales al establecimiento de un “marco democrático” que dé salida a una “solución dialogada” al conflicto. ¿Y el Gobierno qué dice? El Gobierno salta con esas de que “a ETA sólo le espera la cárcel”, de que “con terroristas no se negocia”, que “el proceso de paz está finiquitado”. Cierran más y más puertas una y otra vez. Es muy triste que el Gobierno no quiera solucionar el problema. Porque cuál es la solución que proponen: represión y más represión, y jactarse ante el PP de que “nosotros hemos encarcelado más etarras que vosotros”. Eso no es una solución. ¿De verdad pensamos que encarcelando a todos los etarras el problema se va a acabar? Aún acabando con la violencia etarra, el conflicto seguiría, porque el conflicto no es sólo ETA versus Estado español, sino que hay más partes implicadas (hablaré de ello más adelante). Y, aún metiendo a todos los etarras en la cárcel, ¿quién nos asegura que otro grupo de ciudadanos no va a tomar la misma decisión que en su día tomaron los etarras, y van a crear otro grupo armado? Antes he dicho que la actividad de ETA podía ser bien una causa, o bien podía ser una consecuencia. Si resulta que es una consecuencia, no sería nada raro ver como, tras encarcelar a una ETA en su totalidad, surge otra; y tras encarcelar a ésta, otra; y después otra, y así sucesivamente. La solución al conflicto no pasa por la represión y el encarcelamiento, sino por la negociación y el diálogo, pero si cada vez que la Izquierda Abertzale presenta marcas electorales o voluntad política para afrontar el diálogo se le cierran las puertas, ¿qué nos queda? ETA y más ETA.

ESTO NO ES UN ETA VS. ESTADO ESPAÑOL
Por último, creo que para solucionar el conflicto es necesario quitarnos de la cabeza esa idea de que todo este problema se reduce a la dualidad ETA-Estado, y se la deben quitar tanto los de un bando como los de otro.
En todo esto que llamamos “conflicto vasco”, ETA es sólo una parte, y puede que incluso sea sólo una consecuencia de ese mismo conflicto. El problema no es sólo que una panda de descerebrados se dedican a pegar tiros a todo aquel que no piense como ellos. El problema afecta a muchísima más gente y de muchísimas más maneras:

1) En el bando del Estado español. No sólo están los policías que torturan en las comisarías y que violan los derechos de miles de ciudadanos vascos. También hay bastantes personas que tienen que llevar escolta o que viven con miedo en sus pueblos. Y no estamos hablando de grandes políticos o sanguinarios torturadores, sino de gente normal, personas de a pie que están de concejales en sus pueblos, o que simplemente no comulgan con las ideas nacionalistas. Todos tenemos presentes los nombres de Miguel Ángel Blanco o de Isaías Carrasco, cuyos asesinatos fueron una auténtica canallada, por no hablar del atentado en el Hipercor de Barcelona en el 87, donde murieron 21 civiles que poco tenían que ver con las torturas a los presos vascos. Y no sólo pasa con simples concejales de pueblo, sino también con escritores y periodistas, como es el caso del filósofo Fernando Savater, amenazado por ETA en varias ocasiones por el hecho de no ser nacionalista, o el caso de José María Calleja, presentador de “El Debate” en CNN +. La Izquierda Abertzale también debe ser consciente de estos casos de personas que ven coartada su libertad y viven con miedo, y aceptar que no todos los vascos están a favor de la independencia. Aspectos como éstos deberían contemplarse en esa negociación que muchos anhelamos, negociación que el Gobierno no quiere llevar a cabo.

2) En el bando abertzale independentista. Hemos de ser conscientes que, por mucho que diga el juez Baltasar Garzón, no “todo es ETA”. Hay gente que simpatiza con las ideas abertzales, que está por la independencia y reconocimiento de Euskal Herria, y que no simpatiza para nada con los métodos que utiliza la banda. Sin embargo, muchas de estas personas pacíficas que podríamos ser cualquiera de nosotros están viendo pisoteados sus derechos ciudadanos con detenciones arbitrarias y torturas a manos de la policía. Hay personas que no pueden desarrollar una actividad política por el simple hecho de que “contaminan” una lista electoral, y ésta es automáticamente ilegalizada, o bien no pueden votar a sus representantes en los órganos de decisión porque sus partidos han sido ilegalizados. Por supuesto, también habría que mencionar aquí todos esos medios de comunicación abertzales que han sido cerrados, al igual que las asociaciones juveniles Jarrai, Haika y Segi y los grupos musicales como Kortatu o Soziedad Alkohólika que han sido criminalizados desde los medios por tener las ideas que tienen y, lo que es peor, manifestarlas. Todas esas personas, al igual que ETA, son nacionalistas y se consideran euskaldunes, pero también, a diferencia de ETA, no han matado a nadie, y el hecho de ilegalizarlos/criminalizarlos no hace sino restringir sus derechos y engrandecer el conflicto.

Así es, a grandes rasgos, como yo percibo eso que llamamos “conflicto vasco”, el cual esperemos que se solucione algún día. Quizá se alcance una solución cuando haya menos estupidez en España y más madurez política, quizá cuando se haga algo para contrarrestar el poder de manipulación que los medios de comunicación tienen, quizá cuando la clase política se tome realmente en serio la búsqueda de una solución, o quizá cuando todos aceptemos que nos podemos equivocar. Mientras tanto, sólo nos queda trabajar por una mayor madurez política en la población, informarnos también por medios alternativos, ser un poco más humildes y críticos, y esperar.
PD: Añado a la sección de ANARQUISMO la web del Colectivo Escuela Libre, que tiene interesante material de contenido libertario. En la sección de VÍDEOS Y DOCUMENTALES he colgado Bolivia para todos, un documental de Emilio Cartoy Díaz que muestra la situación boliviana, con las diferencias entre el pueblo en el poder y la oligarquía separatista. Por último, añado un nueva sección en el blog: CRISIS ECONÓMICA, en la que iré colgando las cosas que me encuentre por la red sobre la crisis económica que se está padeciendo. De momento ahí va El cuento de la crisis financiera, que explica de modo cómico el porqué de la crisis, y un vídeo en el que dos humoristas hablan de la crisis de un modo simpático, o al menos sería simpático si la cosa no fuese tan seria. Para un análisis más serio puede consultarse este documento publicado en AttacMadrid.org.