Si estás leyendo ésto significa que he reventado. Las palabras en mi interior hacían demasiada fuerza para salir y no he podido contenerlas más. Y todo eso ha ocurrido a raíz de darme cuenta de lo que soy: soy mercancía, soy carnaza para el capitalismo.
jueves, 31 de enero de 2008
CARTA DE UN ESTUDIANTE CUALQUIERA
Si estás leyendo ésto significa que he reventado. Las palabras en mi interior hacían demasiada fuerza para salir y no he podido contenerlas más. Y todo eso ha ocurrido a raíz de darme cuenta de lo que soy: soy mercancía, soy carnaza para el capitalismo.
viernes, 25 de enero de 2008
DEMOCRACIA, ANARQUÍA Y CRIMEN (II)
jueves, 24 de enero de 2008
DEMOCRACIA, ANARQUÍA Y CRIMEN
sábado, 19 de enero de 2008
DAVID Y GOLIAT YA SON LIBRES
miércoles, 16 de enero de 2008
AGUIRRE, GALLARDÓN Y LA DEMOCRACIA
lunes, 14 de enero de 2008
INFLUENCIA DE LOS MEDIOS EN LA OPINIÓN PÚBLICA (I)
“Opinión Pública” es un concepto con muchas definiciones, por lo que sería en cierto modo inconsciente tratar de darle una definición en concreto.
Tras haber realizado el presente trabajo, mi definición de opinión pública sería “lo que es sabido que piensa la inmensa mayoría de la sociedad acerca de un tema de actualidad”.
La Opinión Pública puede ser lo que piensa el público sobre los asuntos de interés general, pero también puede ser lo que los medios de comunicación dicen que es, es decir, aquellas opiniones que por una razón u otra son dominantes en el espacio informativo. En este sentido, los medios pueden convertirse en creadores de opinión pública y, por extensión, en creadores de corrientes ideológicas simpatizantes con aquellas que poseen los dueños de dichos medios de información.
A lo largo de este trabajo he pretendido dar a conocer algunas definiciones del término “Opinión Pública” de diversos teóricos de la información, así como la formación de ésta y algunas de las técnicas utilizadas por los medios para “secuestrarla”. También ofreceré algunos ejemplos de manipulación y uso de la Opinión Pública a través de los medios de comunicación para la obtención de unos beneficios y la defensa de unos intereses, expondré distintas teorías sobre los efectos persuasivos de los medios de comunicación en la población, y hablaré de las tendencias que tiene el público al exponerse al poder de los medios, tendencias que hacen más fácil la labor persuasiva de los medios. Los medios de comunicación tienen más poder del que imaginamos.
La Opinión Pública está formada por un sector de la población que expresa sus puntos de vista con respecto del poder o la sociedad. La Opinión Pública puede ser lo que piensa la gente sobre los asuntos de interés general, pero también puede ser lo que los medios de comunicación dicen que es, es decir, aquellas opiniones que por una razón u otra son dominantes en el espacio informativo.
La Opinión Pública es considerada en muchos casos la expresión de la soberanía popular, que busca representar el peso del pueblo en las tareas de gobierno, legitimando y controlando el poder y el sistema democrático. Es una especie de fuerza política que controla lo que tiene lugar en torno a la cosa pública, un cuarto poder que vigila y apoya a los tres poderes en los que está basado todo Estado de derecho.
Entre la Opinión Pública y los medios de comunicación se establece un fenómeno de retroalimentación, que consiste en que la Opinión Pública influye en las decisiones tomadas por las autoridades y, a su vez, las acciones de éstas influyen sobre la Opinión Pública.
Cándido Monzón señala que, en cierto modo, a lo largo de la historia siempre han existido fenómenos de Opinión Pública, porque siempre ha habido comunidades o pueblos cuyos miembros mantienen relaciones sociales unos con otros. En estas comunidades siempre hay una autoridad que dirige la sociedad, por lo que necesariamente debe aparecer una comunicación política entre gobernantes y gobernados, y éstos han de participar en los asuntos públicos, creándose así una Opinión Pública.
Algunos pensadores de finales del s. XIX, contemplaron la Opinión Pública como un producto de una fuerza instintiva adornada de razones, en lugar de un fruto salido a partir de un debate razonado. Así, dirán que la Opinión Pública no se reconoce en la razón, la reflexión o el diálogo público, sino en los estereotipos que encubren los impulsos de las multitudes. Por el contrario, los liberales sostendrán que la Opinión Pública es una expresión razonable y razonada, aunque los teóricos de la sociedad de masas le añadirán el carácter de mediatizada, mediocre e impersonal, y dirán que las técnicas de persuasión, el poder de las clases dominantes y el control que éstas ejercerán sobre los medios, permitirán tener a la Opinión Pública secuestrada.
A día de hoy, la Opinión Pública más que un fenómeno de mayorías es un fenómeno de minorías cualificadas que, gracias a su poder, capacidad de liderazgo y prestigio, arrastran tras de sí a las multitudes.
La Opinión Pública es pública en tres sentidos:
-En cuanto que su sujeto es el público.
-En cuanto que se hace accesible a todo el mundo, se hace pública.
-En cuanto se dirige a la res pública, a los asuntos de interés público.
Sólo se diferencia de la nacional en que los acontecimientos que entran en juego gozan de una mayor dimensión.
M. Merle dice que la Opinión Pública internacional nace a partir de opiniones nacionales representadas a través de un representante, a partir de consensos facilitados por los medios de comunicación, o a partir de la actividad militante de ciertos grupos que defienden causas transnacionales.La Opinión Pública internacional se expresa a través de foros y conferencias de ámbito internacional, y está ayudada por los medios de comunicación. Su origen no se encuentra tanto en el pueblo como en los organismos de poder, lo que la hace fuertemente mediatizada desde arriba, dejando en un lugar secundario al público internacional. Suele intervenir para denunciar abusos de poder, para defender derechos y libertades o para dar a conocer la existencia de una conciencia colectiva, pública, viva y universal sensible a los problemas de la humanidad.
Alimentan el flujo de la Opinión Pública creando tendencias en ella. La proveen de objetos de atención y pensamiento, así como explicaciones relativas a ellos.
Los medios de comunicación hacen sentir al espectador partícipe de los acontecimientos que observa, los cuales son los que los medios le muestran, pues a la vez se le están ocultando otros que están sucediendo en el mismo momento.
Los medios de comunicación están en manos de empresas multimillonarias que únicamente velan por su interés. Así por ejemplo, tal y como señala Ignacio Ramonet en Cómo nos venden la moto, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la OCDE afilian al servicio de sus ideas a centros de investigación, universidades y fundaciones mediante su financiación. Estos centros propagan y afinan la información financiada a través de esas entidades multimillonarias, creando un pensamiento único en la sociedad acorde con los intereses de estas entidades. La información será recogida y reproducida por los grandes medios de información en manos de poderosos grupos industriales y financieros que crean mensajes y los repiten hasta la saciedad, a través de satélites para llegar a todo el mundo modificando las palabras y conductas de los gobernantes, convirtiendo la información en manipulación.Hasta hace poco, informar era describir un hecho y establecer una serie de parámetros que permiten al espectador comprender su significación, pero hoy en día informar es mostrar la historia en marcha, hacernos asistir en directo al acontecimiento. La imagen del acontecimiento basta para darle toda su significación, el objetivo del ciudadano no es ya comprender el acontecimiento, sino verlo. Con esto, la televisión condena a todos aquellos acontecimientos que no tienen imágenes al silencio.
V. Rovigatti dice que la información es la que hace posible el paso de un conjunto de opiniones individuales a una única Opinión Pública. “La información crea un aglutinamiento de opiniones individuales y determina entre los opinantes la conciencia de formar parte de un grupo que tiene su propia fuerza de presión en la realidad social”.
Normalmente, suele tener lugar un proceso de retroalimentación. Una información es introducida a través de un medio dentro de un clima de opinión. Esa información se transforma en Opinión Pública, que da lugar a una serie de reacciones de las que resulta la adquisición de unos comportamientos determinados. Estos comportamientos serán el sujeto de una nueva información, y así sucesivamente.
El ambiente en el que se desarrolla un grupo social también interviene en la formación de la Opinión Pública. Las opiniones individuales, los patrones culturales y las decisiones de poder contribuyen a crear una Opinión Pública que puede estar orientada en un sentido o en otro. También hay quien dice que la Opinión Pública surge como objeto de estudio en cuanto las comunidades humanas se tornan lo suficientemente complejas como para dar lugar a la emergencia de pensadores, por lo que, según esto, la Opinión Pública como tal ha existido incluso en tiempos antes de Cristo.
INFLUENCIA DE LOS MEDIOS EN LA OPINIÓN PÚBLICA (II)
La Opinión Pública es (o está en función de) lo que deciden los líderes políticos, y sobre todo las personas que controlan los medios de comunicación. Los intereses de éstos mueven a la Opinión Pública, utilizando métodos de persuasión y manipulación.
También hay quien dice que, los medios, más que crear opiniones en la población, lo que hacen es reforzar las ya existentes. Así por ejemplo, la televisión no nos va a dar razones para votar a un partido al que no pretendíamos votar desde un principio, sino que nos va a dar más razones para votar al que ya teníamos pensado.
Alrededor de 1940, a raíz de unos estudios realizados, se descubrió que no son tanto los medios los que influyen en la Opinión Pública como los líderes de opinión. Los medios transmiten mensajes a los líderes de opinión y éstos hacen lo propio con la población. No obstante, Lang dice que, aunque la influencia de los líderes de opinión parece más persuasiva, desde el punto de vista de la gran sociedad la influencia de los mass-media es más poderosa.
Otras teorías no ven a la Opinión Pública como un campo en el que influir, sino como un elemento más que puede ser manipulado apoyándose en las técnicas que operan en el mercado para lograr unos intereses concretos. A lo largo de la historia, han sido numerosos los casos de utilización de la Opinión Pública para servir al propio interés.
A principios del s. XX, la Opinión Pública es convertida en objeto de manipulación y control bajo el efecto de la propaganda. Como fenómeno de masas, estará expuesta a la acción y dirección que impongan los líderes en una sociedad.
Las masas son pasivas, receptivas y fácilmente manipulables. En los regímenes totalitarios esta capacidad para ser manipulables viene dada porque siguen la dirección que marca la autoridad política a la fuerza, no tienen otra salida, han de obedecer al dictador de turno. En los regímenes democráticos las técnicas de persuasión y propaganda son utilizadas por aquellos agentes que venden ideas, productos y servicios, por lo que las propias masas son las que compran su capacidad para ser manipulables.
Mills distingue entre la sociedad de públicos y la sociedad de masas:
En el público todos los miembros expresan opiniones, que además pueden ser contestadas de manera inmediata y sin la intervención de instituciones autoritarias. La Opinión Pública se forma en torno a minorías cultas con acceso a los medios de comunicación.
En la masa, por el contrario, el número de personas que emite opiniones es menor que el número de personas que las reciben, y las opiniones no pueden ser replicadas en el momento. Además, la intervención de instituciones autoritarias puede estar presente.
En la masa, la Opinión Pública se crea entorno a las élites, que transmiten sus mensajes a los líderes de opinión a través de los medios de comunicación, y éstos (cargados de autoridad moral por los ciudadanos-masa) se los transmiten a la masa.
El conocer lo que piensa la Opinión Pública es útil de cara a muchos campos del espectro social, y uno de esos campos es el electoral. Así, Roosevelt en el año 1933, se sirvió de datos proporcionados a partir de estudios cuantitativos de la Opinión Pública para conocer las intenciones de voto de los electores y, en función de ello, orientar su campaña en uno u otro sentido.
En ocasiones, algunas instancias de poder utilizan la Opinión Pública para legitimar sus intereses frente a la población, por ejemplo cuando es utilizada por los grupos de presión, los líderes de opinión o las élites, que presentan como interés general, lo que sólo es interés de unos pocos. Estaríamos hablando entonces de sujeto aparente (público) y sujeto real (las élites).
Internet también ha dado lugar a nuevas formas de activismo político que se dan a través de los portales de contrainformación, donde los movimientos sociales como el anti-globalización son difundidos de forma permanente. La red es de los pocos formatos en los que este tipo de información puede propagarse, ya que los principales medios de comunicación están en manos de grandes empresas, cuyos intereses difieren mucho de los intereses de los movimientos sociales.
Por otra parte, la influencia en la Opinión Pública a través de la red no es tan potente como a través de otros medios como la prensa escrita o la televisión, precisamente por la falta de control que existe sobre Internet. El hecho de que el público tome un papel activo en la comunicación hace que “cualquiera” pueda “publicar noticias” en la red, por lo que la gente tenderá más a desconfiar de su contenido y la influencia o la persuasión que se intente ejercer no será tal.Internet también es un instrumento de respuesta rápida para generar movilizaciones en situaciones críticas, como la que tuvo lugar el 13 de marzo de 2004 en España, como respuesta a la manipulación informativa que se llevó a cabo con respecto a los atentados del 11-M.
Lippman, en su día, pensó que estas técnicas de propaganda podrían servir para fabricar consenso, tan útil y necesario en las democracias; aunque otros autores no ven estas técnicas con tan buenos ojos. Chomsky, por ejemplo, entendiendo la propaganda como algo en cierto modo peligroso, dice que la propaganda es a la democracia, lo que la cachiporra al estado totalitario.
Otro ejemplo de manipulación de la Opinión Pública se dio en 1937, cuando los trabajadores del sector del acero convocaron una huelga en Johnstown. Había que enfrentar a la gente contra los huelguistas, fabricando una imagen de ellos que los mostraba como seres destructivos y perjudiciales para la sociedad. Se les presentaba ante los ciudadanos como salvajes que atentaban contra la armonía de la que gozaba América, y no fue difícil que la gente dedujera que había que pararles los pies. Con ello, la huelga no consiguió el efecto que inicialmente deseaba. Vemos aquí que gracias a la propaganda también se pueden pisotear los derechos de los trabajadores.
Un caso parecido es el que ha habido recientemente con la huelga de los trabajadores de la limpieza del Metro de Madrid. Los medios de comunicación han criminalizado su huelga difundiendo las famosas imágenes de anónimos esparciendo basura por las instalaciones del suburbano o las del encapuchado que vierte aceite por el suelo de una estación, lo que provoca la caída de dos señoras. Esto ha provocado un sentimiento de rechazo por parte de la población hacia la huelga de limpieza (si es que no existía ya por la incomodidad que suponía para los viajeros las cantidades de basura que había por los suelos) y hacia los trabajadores que la secundaban. Sin embargo, los medios de comunicación no han dicho nada (o casi nada) de los servicios mínimos abusivos impuestos por la Comunidad de Madrid, que han llegado a alcanzar el 80% según los trabajadores del sindicato CNT. Tampoco han hecho demasiado hincapié en las reivindicaciones que los trabajadores hacían, tales como el establecimiento de contratos indefinidos o el abono de un plus de toxicidad, penosidad y peligrosidad, entre otras. Los medios han centrado más su labor en denunciar las irregularidades de los trabajadores que en denunciar su situación laboral y el sabotaje de la huelga por parte de la Comunidad de Madrid.
INFLUENCIA DE LOS MEDIOS EN LA OPINIÓN PÚBLICA (yIII)
Según la teoría del impacto colectivo de Mills, los efectos de los medios de comunicación en la población son de carácter persuasivo, por lo que los medios y las personas que los controlan tienen un cierto poder sobre la sociedad para crear en ella opiniones de las que emergerán unas determinadas conductas.
Este poder se ve reforzado sobre todo en la sociedad de masas, donde los individuos están dispersos y aislados, y donde la capacidad crítica no tiene lugar. Los medios le dicen al hombre-masa quién es (le dan una identidad), qué quiere ser (le dan unas aspiraciones), cómo puede llegar a serlo (le dan una técnica) y cómo sabrá que ya es como quiere ser (le dan un escape). Otros autores hablan de los medios de comunicación de una forma más positiva, al decir que son elementos que contribuyen al refuerzo de la democracia, porque ponen el mundo al alcance de todo ciudadano creando una Opinión Pública informada y consciente.
El esquema conductista E-R ve al receptor como un sujeto que recibe mensajes para trastocar su mapa mental. Sostiene que los efectos son respuestas a determinados estímulos, por lo que podemos conocer cómo va a reaccionar la Opinión Pública ante una determinada información.
La violencia en la televisión es una constante, y gran parte de la población mundial se pasa numerosas horas viendo televisión. Esto podría influir en los televidentes creando conductas violentas en ellos y comportándose de modo antisocial. Sin embargo, el teórico de la información George Gerbner contempla esta influencia desde otro punto de vista: el de la victimización. Gerbner observa que, en contra de lo que se cree, cuando alguien está expuesto a una sesión de violencia constante no se identifica tanto con el agresor como con la víctima. Por ejemplo, ante la película de La Naranja Mecánica de Stanley Kubrick, el espectador no se identificaría tanto con Alex y sus “drugos” como con las personas que sufren sus fechorías. Este complejo de víctima condicionaría en él una idea de vivir en un “mundo mezquino”, en el que se tiene “miedo a que me pueda pasar algo como en la película”, y daría lugar a una actitud permisiva con respecto a regímenes totalitarios y demás formas de represión.
Otra de las teorías más conocidas es la de la espiral del silencio, de Noelle-Neumann. La autora sostiene que las personas tienen la capacidad de intuir las opiniones mayoritarias y minoritarias que hay en una sociedad. Según esta teoría, la gente tiende a manifestar sus opiniones cuando sabe que coinciden con las de la mayoría y, por el contrario, tiende a callarse cuando se sabe en minoría. Esto hace que la opinión que recibe apoyo explícito parezca más fuerte de lo que en realidad es, y la que no lo recibe parezca más débil. Una de las razones por las que la espiral del silencio tiene lugar es el miedo al aislamiento. Así, un punto de vista domina la escena pública mientras que otro va desapareciendo paulatinamente hasta quedar un núcleo duro que desafía la amenaza al aislamiento.
Los medios de comunicación tienden a crear una opinión mayoritaria en una sociedad, por lo que, aplicando la teoría de Neumann, tienen la capacidad de callar las opiniones que no interesan dándoles menos cobertura y convirtiéndolas en minoritarias.
Con la teoría de la agenda-setting se pretende explicar el importantísimo papel que los medios juegan en la influencia en la Opinión Pública al hablar de unos temas y callar otros. Los medios llaman la atención sobre determinadas cuestiones y crean marcos de interpretación de los acontecimientos sociales. Más que determinar lo que la gente debe pensar, determinan sobre qué deben pensar al tratar unos temas y no otros.
Los medios dan información y jerarquizan los problemas en función a unos intereses determinados. Dan importancia a determinados temas a base de repetirlos día tras día y, por consiguiente, la Opinión Pública considerará importantes esos temas. Cándido Monzón dice que crean una realidad de “segunda mano” a la que acuden los individuos para construirse su mapa cognitivo y dar respuesta a los problemas que se les plantean diariamente.
Un ejemplo de este tipo de manipulación lo encontramos en 1986, cuando los supervivientes del Grupo de Derechos Humanos de El Salvador fueron detenidos y torturados en La Esperanza. 430 presos de los 432 que había de esa cárcel relataron bajo juramento las torturas dirigidas por un oficial del ejército de los EEUU. Existía incluso un vídeo que mostraba a esas personas testificando sobre las torturas. La prensa nacional no ofreció cobertura informativa y las emisoras de TV rechazaron emitir el vídeo. Nadie iba a tener interés. El director del Grupo de Derechos Humanos, Herbert Anaya, fue liberado y posteriormente asesinado, al parecer por las fuerzas de seguridad apoyadas por los EEUU. Los medios de comunicación no dijeron nada. Quizá, si lo hubieran denunciado en lugar de ocultarlo, Anaya podría haber salvado la vida.
Otro ejemplo que ilustra hasta qué punto los medios deciden sobre qué temas puede hablar la población se produjo en la guerra del Golfo del 90, los medios de comunicación no escribieron ni una línea acerca de la existencia de una oposición democrática al régimen de Hussein en Irak, ya que éstos también estaban en contra de la intervención bélica americana, lo que chocaba con los intereses de EEUU si su población se enteraba.
Antes de que empezara el bombardeo, a mediados de enero, The Washington Post y la cadena ABC elaboraron una encuesta con la siguiente pregunta: “Si Irak aceptara retirarse de Kuwait a cambio de que el consejo de seguridad estudiara la resolución del conflicto árabe-israelí, ¿estaría de acuerdo? Dos tercios de los americanos estaban a favor. Pero cabe presumir que cada individuo creyese que era el único en pensar así, ya que en la prensa nadie había dicho que eso podría ser una buena idea, a pesar de que la propuesta estaba realmente sobre la mesa. Si hubiesen sabido que no estaban solos y que Irak había hecho precisamente la oferta señalada, es seguro que la proporción de personas a favor hubiera sido mayor. Pero como no se contempló esa posibilidad en la prensa fue posible seguir adelante con la política belicista sin ninguna oposición. Éste es un claro ejemplo de agenda-setting y espiral del silencio. De agenda-setting porque la prensa decide si dar a conocer o no la posible retirada de Kuwait por parte de Irak, que al final decide no darla a conocer; y de espiral del silencio porque los encuestados contestan sin saber que más personas estarían de acuerdo con su respuesta, es decir, no estarían solos, y no tendrían por qué temer al aislamiento por el hecho de tener una opinión minoritaria.
El priming es la extensión de los efectos de los medios, que crearán parámetros y normas a partir de los cuales los ciudadanos evaluarán cuestiones sociales y políticas del mundo en el que viven.
Jo y Berkowitz sostienen que cuando una persona ve, lee o escucha un suceso a través de un medio de comunicación, en su mente se activan ideas de significado parecido que, a su vez, activan otras ideas semánticamente relacionadas que influirán en las evaluaciones que realizan. Las personas menos susceptibles de verse influidas por el priming son aquellas que poseen un cierto conocimiento e interés sobre los temas tratados.
Los grupos sociales son intermediarios de la Opinión Pública, ya que crean en sus miembros la idea del “nosotros”, presionando sobre los distintos miembros para no perder la identidad.
Entre las décadas de 1950 y 1970 se investigaron los cambios que pueden producirse en las actitudes de los individuos como consecuencia de los medios de comunicación de masas. Las investigaciones se consolidaron con el programa de comunicación de la Universidad de Yale.
Con dicho programa se descubrió que el público tiende a aceptar o rechazar un mensaje, más que por su contenido, por la persona que lo emite. Así, la gente no escucha una determinada emisora de radio por el simple hecho de que den unas determinadas noticias, sino porque esas noticias son contadas por un determinado periodista que simpatiza con sus ideas. La credibilidad del comunicador es la variable que más impacto tiene a la hora de forzar un cambio de opinión.
Se facilita el cambio de actitud de una persona cuando las opiniones se transmiten a través de un mensaje sencillo, sin demasiados argumentos y con apelaciones a los sentimientos. Los mensajes bilaterales suelen ser más eficaces para influir en aquellas personas con un grado de cultura e inteligencia alto, mientras que los mensajes unilaterales influyen más en audiencias con bajo nivel intelectual o ya ganadas, como es el caso de los mítines políticos. No obstante, los mensajes bilaterales dan al comunicador una mayor credibilidad, ya que permiten anticipar los argumentos del adversario y, por consiguiente, refutarlos con mayor facilidad.
Una de las prácticas más utilizadas por los medios para influir en la población es el recurso a expertos en un determinado tema, ya que si un experto avala un punto de vista, la Opinión Pública tiene razones para avalarlo también, porque no está hablando un “cualquiera”, sino un experto.
Las personas inteligentes son más propensas a pensar por sí mismas, por lo que la influencia de los medios de comunicación sobre ellos será menor que la que tiene lugar en las personas no tan inteligentes, y tenderán más a mantenerse en su posición inicial.En cuanto a sexos se refiere, los investigadores de la Universidad de Yale descubrieron que las mujeres son más persuadibles que los hombres como consecuencia de los papeles sociales que ambos han aprendido a desarrollar. Mientras que las mujeres son socializadas para ser cooperativas y mantener la armonía social (lo cual favorece el asentimiento sin cabida para la discusión y, por lo tanto, el incremento de la capacidad para ser influida), los hombres son socializados para ser independientes y afirmativos, lo que facilitará la resistencia a la influencia.
Tras haber hecho este trabajo sobre la influencia que los medios de comunicación tienen sobre la Opinión Pública, mi confianza en los principales medios de información, ya sean impresos, sonoros, audiovisuales o digitales; ha descendido considerablemente (si es que alguna vez no ha estado por los suelos).
Para empezar, el hecho de que los medios de comunicación sean empresas en manos de capitalistas que sólo miran por el beneficio propio, ya me hace estar alerta y no bajar la guardia cuando me siento en el sofá a “consumir” su información.
Teorías como la que explica Gerbner sobre el fenómeno de la victimización o Noelle-Neumann sobre la espiral del silencio me han llamado poderosamente la atención. La primera por presentar la influencia de la violencia en la televisión desde un punto de vista que no conocía, lo que me ha hecho comprender una de las razones por las que la gente tiene tanto miedo de “el otro” y deposita toda su confianza en la policía para que nos proteja del exterior; la segunda porque me ha hecho reflexionar sobre hasta qué punto los ciudadanos estamos en manos de los medios de comunicación, pues son éstos los que deciden qué es lo políticamente correcto y qué es lo políticamente incorrecto creando opiniones mayoritarias y silenciando otras minoritarias.
Conociendo las diversas técnicas que los medios afines a determinados partidos políticos, empresas y demás focos de poder, usan para meterse a la Opinión Pública en el bolsillo (la más llamativa quizás sea la apelación a los sentimientos) pienso que la objetividad en la información actual no existe, y que si se quiere estar bien informado es inútil pretender encontrar un medio de comunicación que sea rigurosamente objetivo, lo que hay que hacer es informarse a través del mayor número de medios posibles, a través de medios de todos los colores y tendencias. Sólo así se estará realmente informado.
Bibliografía:
-D´ADAMO, Orlando; GARCÍA BEAUDOUX, Virginia; FREIDENBERG, Flavia. Medios de comunicación y opinión pública. Madrid: Mcgraw-Hill Interamericana, 2007. 206 p. ISBN 978-84-481-5676-3.
-MONZÓN ARRIBAS, Cándido. La opinión pública. Teorías concepto y métodos. Madrid: Tecnos, 1987. 207 p. ISBN 84-309-1399-8.
-MONZÓN, Cándido. Opinión pública, comunicación y política. La formación del espacio público. 2º ed. Madrid: Tecnos, 2000. 390 p. ISBN 84-309-2903-7.
-CHOMSKY, Noam y RAMONET, Ignacio. Cómo nos venden la moto. Información, poder y concentración de medios. 23º ed. Barcelona: Icracia, 2007. 92 p. ISBN 84-7426-245-3.
Páginas web:
-www.elmundo.es: http://www.elmundo.es/2006/05/03/index.html
-www.elpais.com: http://www.elpais.com/articulo/espana/policia/hallo/11-M/Renault/Kangoo/cinta/Orquesta/Mondragon/20060504elpepinac_5/Tes/
- http://img286.imageshack.us/img286/1781/captura0029nv.jpg
-http://www.blogs.periodistadigital.com/: http://blogs.periodistadigital.com/periodismo.php/2006/11/20/el_mundo_crece_algo_en_ventas_pero_el_pa -http://www.cnt.es/: http://www.cnt.es/sovmadrid/comunicamos4.htm#huelgalimpieza5
viernes, 11 de enero de 2008
YO TAMBIÉN SOY ANTICLERICAL
Josep Maria Saumell - Salomó, Tarragona - 08/01/2008
Según el diccionario de la Real Academia Española, anticlerical significa "contrario al clericalismo", y clericalismo "influencia excesiva del clero en los asuntos políticos" (según la primera acepción de cada una de las dos palabras). Respeto profundamente las creencias religiosas de las personas, pero no tengo el más mínimo reparo en definirme públicamente como anticlerical.