Hoy se ha celebrado una manifestación desde Atocha hasta Tirso de Molina en solidaridad con los trabajadores de la limpieza del Metro de Madrid. La verdad es que no ha estado mal, desde luego mucho mejor que aquella por una vivienda digna, aunque he de reconocer que tanto pitido de silbato ha acabado provocándome un ligero, pero molesto, dolor de cabeza. Bueno, todo sea por defender los intereses de los trabajadores del Metro.
Me sentía obligado a ir a la manifestación, y más después de ver la campaña de desinformación que se ha gestado desde televisiones como Telemadrid. Todos hemos visto las imágenes en las que aparecen unas señoras resbalándose y cayéndose al suelo a causa del esparcimiento de aceite en el suelo por parte de un individuo. Los medios de desinformación han hecho todo lo posible por dirigir el odio de la Opinión Pública hacia los trabajadores en huelga, en lugar de dirigirlo hacia quien realmente lo merece recibir: las empresas de limpieza (filiales de constructoras, por cierto) que les tienen contratados en condiciones infrahumanas. Han repetido hasta la saciedad las imágenes de las señoras cayéndose, o las del grupo de personas que esparcen basura por las estaciones, culpando de todo ello a los trabajadores de limpieza del metro; pero curiosamente no tienen una imagen de un obrero matándose al precipitarse al vacío desde un andamio, para poder culpar de ello a la patronal por no tomar las medidas de seguridad adecuadas.
Critican el hecho de que los trabajadores esparzan basura por todas las instalaciones de la red, pero no dicen ni una sola palabra de los servicios mínimos impuestos por la Comunidad de Madrid, que han llegado a alcanzar el 70%, con la consecuente aparición de estaciones "sospechosamente" limpias, como es el caso de Artilleros, en la línea 9, que hace un rato, al volver de la mani, estaba como los chorros del oro.
Desde los medios se está llevando a cabo una labor de criminalización de las justificadísimas reivindicaciones de los trabajadores fuera de lo normal, como si los responsables de toda la mierda presente en el suburbano fueran ellos. No explican qué es lo que reclaman los trabajadores, dan a entender que quieren trabajar menos y cobrar más, pero nada dicen del plus de toxicidad, penosidad y peligrosidad que reclaman; nada dicen del establecimiento de contratos indefinidos que piden; nada dicen del incremento del trabajo a realizar como consecuencia de la ampliación de la red de Metro (no así de la plantilla), ni de lo costoso que resulta limpiar "a mano", frotando con un cepillo, en lugar de manejar una máquina limpiadora (las nuevas estaciones construidas están hechas de un material que parece ser que se daña con el uso de las máquinas limpiadoras, de ahí la necesidad de limpiarlas a golpe de brazo con un cepillo). En definitiva, nada dicen de las condiciones de trabajajo en las que se encuentran los trabajadores de limpieza del Metro de Madrid.
Hoy era moralmente obligatorio estar ahí, con los trabajadores de la limpieza del Metro de Madrid. Había que salir a la calle a hacerse escuchar, a concienciar a la gente de que la lucha que están desarrollando los limpiadores del metro debe ser apoyada por todos los ciudadanos, por todos los currantes que usan el metro para ir a sus puestos de trabajo, por todos los estudiantes que van en metro a la universidad y a los institutos. El sentimiento que se ha de tener en ocasiones como ésta es el de "hoy por tí, mañana por mí", el de solidaridad absoluta con los trabajadores del metro, porque (creo que algo parecido dije en un artículo anterior, y si no; lo digo ahora) el día que a nosotros nos echen del trabajo, serán ellos, los trabajadores del metro, los que acudan en nuestro apoyo y se solidaricen con nuestra lucha. Por eso hoy había que estar ahí.
Recominedo leer ésto.
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