Estamos cansados de ver por televisión vídeos grabados con teléfonos móviles que muestran cómo un grupo de chavales arremete a hostias contra otro chico, o cómo algún que otro descerebrado golpea a un profesor, o simplemente le impide dar la clase con normalidad. También estamos cansados de ver cómo toda una generación de jóvenes se va a pique en cuanto a valores e ideas, y solamente aspiran a estar todo el día tirados en el parque bebiendo y fumando y presumiendo de haber leído pocos libros. Del mismo modo, también tenemos ahí los resultados del informe PISA, que revelan que, en cuanto a educación se refiere, lo podríamos hacer mejor en el Estado español. Ante estos datos cabe preguntarse ¿necesita el sistema educativo una reforma?
Pienso que esta última pregunta tiene trampa, porque presupone que la educación de la población está exclusivamente en manos de los colegios, y que los profesores son los únicos responsables de la creación de los futuros ciudadanos. Esto no es verdad, porque si así fuese, si de verdad estuviese en la mano de los profesores el futuro de la humanidad, la figura del profesor sería infinitamente más valorada de lo que es hoy. La educación de un niño no sólo es impartida por su profesor; también es impartida por sus padres, por sus amigos, por su familia, por los medios de comunicación, por los políticos…En definitiva, la educación es cosa de todos nosotros, no sólo de los profesores, por lo que a esa pregunta de si el sistema educativo necesita una reforma, cabría decir que, si la necesita, no sólo la necesita él, sino la sociedad en su totalidad. De nada sirve que un chico llegue del instituto a casa sabiendo conjugar todos los verbos en castellano si luego se va a poner frente a la tele y va a ver cómo Belén Esteban dice “almóndigas” o “cocretas” sin que nadie le corrija y ganando dinero por ello. Tampoco sirve que se le insista en que lea libros cuando luego ve por la tele a personajes ilustres de la talla de Dinio diciendo que no han leído un libro en su vida, o que se le diga que las drogas son malas y luego vea a Coto Matamoros decir a los cuatro vientos y sin ningún pudor que se mete coca. También deberían predicar sus padres con el ejemplo, como ya señalé en otra entrada, y en general todos y cada uno de nosotros en nuestro quehacer diario, no vale eso de “esto que estoy haciendo está mal, tú no lo hagas”.
Del mismo modo, igual que estoy culpando en parte a los medios de comunicación del fracaso estudiantil y la degeneración moral de las personas, no creo que los políticos estén libres de pecado. En la Comunidad de Madrid estamos viendo cómo nuestra queridísima presidenta está fomentando la educación privada y concertada en detrimento de la pública, formándose así un grupo de gente que va a la educación privada (en su mayoría españoles), que son los que pueden pagarla, y otro grupo de gente que va a la educación pública (en su mayoría inmigrantes y gitanos), que son los que no pueden costearse la privada. Se nos repite a la saciedad que se debe trabajar por la integración, que los inmigrantes se deben integrar, pero desde las instituciones se toman medidas que traen como consecuencia justo lo contrario. Este tipo de cosas también constituyen una forma excelente de maleducar a nuestros jóvenes, pues se les presenta la educación pública como algo a lo que tienes que recurrir “cuando ya no te queda otra”, cuando no puedes costearte la privada, “que es la buena, la que de verdad vale”. Y esto no es así, la educación pública no son los restos que quedan tras haberse repartido todos los trozos buenos de la tarta, o al menos no debe serlo, por mucho que se empeñe en mostrarlo así nuestra clase política (porque me estoy refiriendo al PP en Madrid, pero Montilla en Cataluña hace lo mismo). La educación pública es, debe ser, la educación de todos, independientemente de nuestro sexo, religión, ideología, posición social o económica, etc., y precisamente por eso debe estar por encima de la privada en cuanto a preferencias. Debe hacerse justo lo contrario que se está haciendo ahora: fomentar y trabajar la educación pública, que es un derecho de los ciudadanos y, a partir de ahí, quien quiera ir a la privada que vaya, pero se debe trabajar primando a la pública, en lugar de maleducar a los chicos como se viene haciendo desde hace ya tiempo.
Y luego nos preguntamos si el sistema educativo necesita una reforma…En fin, no sé qué podemos esperar de esa reforma cuando las personas encargadas de hacerla son las mismas que se están cargando el sistema educativo.
Pienso que esta última pregunta tiene trampa, porque presupone que la educación de la población está exclusivamente en manos de los colegios, y que los profesores son los únicos responsables de la creación de los futuros ciudadanos. Esto no es verdad, porque si así fuese, si de verdad estuviese en la mano de los profesores el futuro de la humanidad, la figura del profesor sería infinitamente más valorada de lo que es hoy. La educación de un niño no sólo es impartida por su profesor; también es impartida por sus padres, por sus amigos, por su familia, por los medios de comunicación, por los políticos…En definitiva, la educación es cosa de todos nosotros, no sólo de los profesores, por lo que a esa pregunta de si el sistema educativo necesita una reforma, cabría decir que, si la necesita, no sólo la necesita él, sino la sociedad en su totalidad. De nada sirve que un chico llegue del instituto a casa sabiendo conjugar todos los verbos en castellano si luego se va a poner frente a la tele y va a ver cómo Belén Esteban dice “almóndigas” o “cocretas” sin que nadie le corrija y ganando dinero por ello. Tampoco sirve que se le insista en que lea libros cuando luego ve por la tele a personajes ilustres de la talla de Dinio diciendo que no han leído un libro en su vida, o que se le diga que las drogas son malas y luego vea a Coto Matamoros decir a los cuatro vientos y sin ningún pudor que se mete coca. También deberían predicar sus padres con el ejemplo, como ya señalé en otra entrada, y en general todos y cada uno de nosotros en nuestro quehacer diario, no vale eso de “esto que estoy haciendo está mal, tú no lo hagas”.
Del mismo modo, igual que estoy culpando en parte a los medios de comunicación del fracaso estudiantil y la degeneración moral de las personas, no creo que los políticos estén libres de pecado. En la Comunidad de Madrid estamos viendo cómo nuestra queridísima presidenta está fomentando la educación privada y concertada en detrimento de la pública, formándose así un grupo de gente que va a la educación privada (en su mayoría españoles), que son los que pueden pagarla, y otro grupo de gente que va a la educación pública (en su mayoría inmigrantes y gitanos), que son los que no pueden costearse la privada. Se nos repite a la saciedad que se debe trabajar por la integración, que los inmigrantes se deben integrar, pero desde las instituciones se toman medidas que traen como consecuencia justo lo contrario. Este tipo de cosas también constituyen una forma excelente de maleducar a nuestros jóvenes, pues se les presenta la educación pública como algo a lo que tienes que recurrir “cuando ya no te queda otra”, cuando no puedes costearte la privada, “que es la buena, la que de verdad vale”. Y esto no es así, la educación pública no son los restos que quedan tras haberse repartido todos los trozos buenos de la tarta, o al menos no debe serlo, por mucho que se empeñe en mostrarlo así nuestra clase política (porque me estoy refiriendo al PP en Madrid, pero Montilla en Cataluña hace lo mismo). La educación pública es, debe ser, la educación de todos, independientemente de nuestro sexo, religión, ideología, posición social o económica, etc., y precisamente por eso debe estar por encima de la privada en cuanto a preferencias. Debe hacerse justo lo contrario que se está haciendo ahora: fomentar y trabajar la educación pública, que es un derecho de los ciudadanos y, a partir de ahí, quien quiera ir a la privada que vaya, pero se debe trabajar primando a la pública, en lugar de maleducar a los chicos como se viene haciendo desde hace ya tiempo.
Y luego nos preguntamos si el sistema educativo necesita una reforma…En fin, no sé qué podemos esperar de esa reforma cuando las personas encargadas de hacerla son las mismas que se están cargando el sistema educativo.
Hola,claro que necesita una reforma pero todo es hipocresía porque este desastre de la educación está creado a drede por el sistema global.Es más facil manejar a una masa aborregada que a una masa que tenga capacidad de autocrítica y capacidad de autodecisión.Nos espera un futuro poco prometedor con las siguientes generaciones,incluso con la de ahora,y lo rematamos con los medios de comunicación.
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