A día de hoy, en el Estado Español tenemos un problema en el norte, más concretamente en el País Vasco. Un sector de la sociedad vasca reclama la independencia, la cual es negada por la Constitución española. Si esto de por sí ya debería generar tensión entre una parte y otra de la sociedad española, se añade el aliciente de que existe una banda armada llamada ETA que pretende lograr sus objetivos de independencia a base de bombas y disparos. Del mismo modo, las fuerzas del Estado Español recurren en numerosas veces a la represión para acallar las voces críticas con España que piden la independencia y el reconocimiento de Euskal Herria y, entre ilegalizaciones de partidos, celebraciones de macro-juicios y disoluciones de organizaciones sociales vascas, han sido bastantes los que han denunciado haber sufrido torturas a manos de las Fuerzas de Seguridad del Estado Español. Como podrá haber percibido cualquier observador mínimamente objetivo, el ambiente está caldeado y encontrar una solución al conflicto es más que necesario, en eso estamos todos de acuerdo, la cuestión es cómo solucionarlo.
Unos proponen exclusivamente la vía policial: a los etarras se les mete en la cárcel y punto pelota. Ni independencia ni hostias.
Unos proponen exclusivamente la vía policial: a los etarras se les mete en la cárcel y punto pelota. Ni independencia ni hostias.
No estoy de acuerdo con este procedimiento. La gente que así piensa contempla el conflicto desde la perspectiva de ser “Los Buenos”. Nosotros somos los buenos, vivimos en un país de libertades y democrático, y lo que nos torpedea de vez en cuando y nos impide ser completamente libres es ETA y su entorno. Esta es la visión que ofrecen prácticamente todos los medios de comunicación de masas, por lo que no sería raro ver que la mayoría de las personas con las que a diario mantenemos contacto opinen de este modo. De esta forma, al recibir la sociedad única y exclusivamente este punto de vista y no otro, las personas toman parte directamente en el conflicto. Y no sólo toman parte, sino que, inconscientemente, se posicionan en el mismo bando que dictan los medios de comunicación, es decir, en el bando del Estado Español, con todo lo que ello conlleva: sensación de identidad, de un “nosotros, los buenos, los españoles” y “ellos, los malos, los etarras”. Este tipo de gente no contempla el conflicto como algo político, sino que para ellos los etarras no son más que unos vulgares delincuentes que merecen estar en la cárcel, del mismo modo que lo merece un pederasta o un político corrupto. Pero lo peor de esto es que para ellos ETA no es sólo la banda armada en sí, sino que también lo es todo aquél que se declare abiertamente abertzale y trabaje para lograr los mismos objetivos que ETA, aunque sea mediante otros medios distintos a la lucha armada. Así, cuando dicen que con ETA no se negocia, sino que se les mete en la cárcel, no sólo están hablando de meter en la cárcel a aquel que pone un coche bomba o dispara un tiro en la nuca, sino que también están a favor de enchironar a todo aquél que coincida con ETA en sus fines, como por ejemplo ANV y PCTV, Gestoras Pro-Amnistía, Batasuna, los encausados en el 18/98,… Al fin y al cabo, de lo que están en contra es del independentismo vasco de izquierdas, no contemplan la independencia del País Vasco, y la única solución que esta gente ve al conflicto es que la Izquierda Abertzale en su totalidad renuncie a sus objetivos de independencia y acepte ser españoles sin rechistar, y aquí no ha pasado nada. No sé en qué mundo virtual vive esta gente, pero esta posición, además de imposible, me parece soberbia. Imposible porque la Izquierda Abertzale no va a renegar de su objetivo así por las buenas, y soberbia porque establece “por narices” quién es el bueno (los españoles) y quién es el malo (los independentistas), quién tiene razón (los españoles) y quién no (los independentistas).
Para solucionar el problema que nos lleva aquejando desde hace ya cuarenta años es necesario aceptar que vivimos un conflicto político, que no hay ni buenos ni malos y que el conflicto no se reduce exclusivamente a la dualidad ETA-Estado:
EL CONFLICTO ES POLÍTICO
El conflicto es político porque las causas que llevan a ETA a matar son políticas. ETA no está formada por un grupo de psicópatas que matan para saciar su sed de sangre porque no tienen nada mejor que hacer, sino que matan para lograr la independencia de su pueblo, la cual, como decía más arriba, es negada por la propia Constitución Española. Además, cada vez que la Izquierda Abertzale trata de presentar un marca electoral para conseguir sus objetivos por la vía parlamentaria, estas marcas son acusadas de ser el brazo político de ETA, y como ETA es ilegal y antidemocrática, estas marcas electorales también lo son, por lo tanto se las ilegaliza. Y no sólo son ilegalizados los partidos políticos, sino que el hecho de pertenecer a una organización que denuncie abiertamente las torturas que los presos sufren en las cárceles y en las comisarías es motivo suficiente para considerar que eres parte de ETA, tal y como hemos visto en el juicio a Gestoras, y por lo tanto también vas a la cárcel. Ante este panorama podemos deducir dos cosas:
1) ETA es la causa. La propia existencia de ETA es la que hace posible que determinadas organizaciones políticas vascas sean ilegalizadas por su relación con la banda. Si ETA no matase, estas organizaciones no tendrían ningún problema en relacionarse con ella, ya que ETA no sería ilegal ni terrorista, y por lo tanto las organizaciones políticas vascas tampoco lo serían. A la vista de esto, una posible salida al conflicto sería que ETA abandonase las armas. Pero claro, esto es en cierto modo injusto, porque imaginemos que yo, que no apoyo a ETA y en mi vida he tocado un arma, pertenezco a una organización abertzale, la cual ha sido relacionada con ETA porque persigue sus mismos fines e incluso tengo algunos compañeros que se declaran a favor de ETA. La organización, mi organización, se ilegalizaría, y no podría ser legalizada hasta que ETA abandonase las armas. ¿No es injusto? Estaría dependiendo de la actividad de ETA para poder desarrollar mis proyectos políticos. Si por el hecho de relacionárseme desde las instituciones y los medios con una banda terrorista se me ilegaliza, es injusto que me digan que lo que de verdad me afecta y lo que de verdad bloquea mi derecho a hacer política es la existencia de la banda. No es verdad, lo que estaría bloqueando mi derecho a hacer política sería esa supuesta relación con la banda, la cual ha sido establecida por el Gobierno, los jueces o los periodistas de turno, es decir, que al fin y al cabo, serían estos últimos los que de verdad me estarían impidiendo hacer política, que no tienen argumentos para ilegalizarme según mi actividad, y tienen que ilegalizarme según la actividad de terceros. Lo que quiero decir es que es cierto que flaco favor hace ETA a la Izquierda Abertzale en cuanto a ilegalizaciones y demás, y que sin duda en caso de no existir ETA el Estado lo hubiese tenido más difícil para ilegalizar partidos y organizaciones vascas, porque no tendría ninguna banda terrorista con la que relacionarlas, pero la mala acción ahí la está cometiendo el Estado al relacionar cualquier organización abertzale con la banda armada, y no la organización abertzale en sí, al estar supuestamente relacionada con ETA.
2) ETA es la consecuencia. Hemos visto que cada vez que la Izquierda Abertzale pretende tener voz en las instituciones ciudadanas a través de partidos políticos, éstos son automáticamente ilegalizados. También hemos visto en el juicio a Gestoras cómo el hecho de denunciar las torturas que los presos sufren a manos de la policía le convierte a uno en sospechoso y en posible simpatizante o colaborador de ETA. Distintos medios de comunicación abertzales e independentistas como Egin, Egunkaria o Ardi Beltza han sido cerrados bajo el pretexto de fijar los objetivos para ETA, dejando así a la Izquierda Abertzale sin voz, mediáticamente hablando. En macro-juicios como el del sumario 18/98 hemos visto como se condenaba a ciudadanos vascos que en su vida habían tocado una pistola, que sólo por el hecho de perseguir los mismos fines que ETA o de desarrollar actividades que puedan contribuir a esos mismos fines, se le puede considerar a uno “terrorista”. Hubo asistentes al juicio, observadores internacionales y juristas profesionales, que dijeron que sabían que iban a asistir a un juicio sin pruebas, pero que lo que no sabían era que fuesen a acudir a un juicio “sin delito”. Por si todo esto fuera poco, tenemos ahí los numerosos casos de tortura denunciados (¡y no denunciados!) por distintos detenidos como Gorka Lupiáñez o Nekane Txapartegi, y las multitudinarias manifestaciones de la Izquierda Abertzale que son ilegalizadas. Es decir, cada vez que la Izquierda Abertzale ha querido desarrollar su actividad política con arreglo a la ley, no se le ha dejado y se le ha ilegalizado. Si no pueden desarrollar su actividad por cauces democráticos, y no sólo eso, sino que además son víctimas de toda una serie de agresiones policiales ya mencionadas, ¿qué nos queda? Pues sólo nos quedan los cauces antidemocráticos, es decir, la lucha armada. En este sentido, viendo todo lo que se hace desde el Estado español y francés contra la Izquierda Abertzale, no es extraño que un grupo de personas diga “hasta aquí”, y decida tomar las armas.
Así pues, otra de las formas para irnos acercando a la solución del problema vasco es abrir este debate: ¿ETA es la causa ó la consecuencia del conflicto?
Para solucionar el problema que nos lleva aquejando desde hace ya cuarenta años es necesario aceptar que vivimos un conflicto político, que no hay ni buenos ni malos y que el conflicto no se reduce exclusivamente a la dualidad ETA-Estado:
EL CONFLICTO ES POLÍTICO
El conflicto es político porque las causas que llevan a ETA a matar son políticas. ETA no está formada por un grupo de psicópatas que matan para saciar su sed de sangre porque no tienen nada mejor que hacer, sino que matan para lograr la independencia de su pueblo, la cual, como decía más arriba, es negada por la propia Constitución Española. Además, cada vez que la Izquierda Abertzale trata de presentar un marca electoral para conseguir sus objetivos por la vía parlamentaria, estas marcas son acusadas de ser el brazo político de ETA, y como ETA es ilegal y antidemocrática, estas marcas electorales también lo son, por lo tanto se las ilegaliza. Y no sólo son ilegalizados los partidos políticos, sino que el hecho de pertenecer a una organización que denuncie abiertamente las torturas que los presos sufren en las cárceles y en las comisarías es motivo suficiente para considerar que eres parte de ETA, tal y como hemos visto en el juicio a Gestoras, y por lo tanto también vas a la cárcel. Ante este panorama podemos deducir dos cosas:
1) ETA es la causa. La propia existencia de ETA es la que hace posible que determinadas organizaciones políticas vascas sean ilegalizadas por su relación con la banda. Si ETA no matase, estas organizaciones no tendrían ningún problema en relacionarse con ella, ya que ETA no sería ilegal ni terrorista, y por lo tanto las organizaciones políticas vascas tampoco lo serían. A la vista de esto, una posible salida al conflicto sería que ETA abandonase las armas. Pero claro, esto es en cierto modo injusto, porque imaginemos que yo, que no apoyo a ETA y en mi vida he tocado un arma, pertenezco a una organización abertzale, la cual ha sido relacionada con ETA porque persigue sus mismos fines e incluso tengo algunos compañeros que se declaran a favor de ETA. La organización, mi organización, se ilegalizaría, y no podría ser legalizada hasta que ETA abandonase las armas. ¿No es injusto? Estaría dependiendo de la actividad de ETA para poder desarrollar mis proyectos políticos. Si por el hecho de relacionárseme desde las instituciones y los medios con una banda terrorista se me ilegaliza, es injusto que me digan que lo que de verdad me afecta y lo que de verdad bloquea mi derecho a hacer política es la existencia de la banda. No es verdad, lo que estaría bloqueando mi derecho a hacer política sería esa supuesta relación con la banda, la cual ha sido establecida por el Gobierno, los jueces o los periodistas de turno, es decir, que al fin y al cabo, serían estos últimos los que de verdad me estarían impidiendo hacer política, que no tienen argumentos para ilegalizarme según mi actividad, y tienen que ilegalizarme según la actividad de terceros. Lo que quiero decir es que es cierto que flaco favor hace ETA a la Izquierda Abertzale en cuanto a ilegalizaciones y demás, y que sin duda en caso de no existir ETA el Estado lo hubiese tenido más difícil para ilegalizar partidos y organizaciones vascas, porque no tendría ninguna banda terrorista con la que relacionarlas, pero la mala acción ahí la está cometiendo el Estado al relacionar cualquier organización abertzale con la banda armada, y no la organización abertzale en sí, al estar supuestamente relacionada con ETA.
2) ETA es la consecuencia. Hemos visto que cada vez que la Izquierda Abertzale pretende tener voz en las instituciones ciudadanas a través de partidos políticos, éstos son automáticamente ilegalizados. También hemos visto en el juicio a Gestoras cómo el hecho de denunciar las torturas que los presos sufren a manos de la policía le convierte a uno en sospechoso y en posible simpatizante o colaborador de ETA. Distintos medios de comunicación abertzales e independentistas como Egin, Egunkaria o Ardi Beltza han sido cerrados bajo el pretexto de fijar los objetivos para ETA, dejando así a la Izquierda Abertzale sin voz, mediáticamente hablando. En macro-juicios como el del sumario 18/98 hemos visto como se condenaba a ciudadanos vascos que en su vida habían tocado una pistola, que sólo por el hecho de perseguir los mismos fines que ETA o de desarrollar actividades que puedan contribuir a esos mismos fines, se le puede considerar a uno “terrorista”. Hubo asistentes al juicio, observadores internacionales y juristas profesionales, que dijeron que sabían que iban a asistir a un juicio sin pruebas, pero que lo que no sabían era que fuesen a acudir a un juicio “sin delito”. Por si todo esto fuera poco, tenemos ahí los numerosos casos de tortura denunciados (¡y no denunciados!) por distintos detenidos como Gorka Lupiáñez o Nekane Txapartegi, y las multitudinarias manifestaciones de la Izquierda Abertzale que son ilegalizadas. Es decir, cada vez que la Izquierda Abertzale ha querido desarrollar su actividad política con arreglo a la ley, no se le ha dejado y se le ha ilegalizado. Si no pueden desarrollar su actividad por cauces democráticos, y no sólo eso, sino que además son víctimas de toda una serie de agresiones policiales ya mencionadas, ¿qué nos queda? Pues sólo nos quedan los cauces antidemocráticos, es decir, la lucha armada. En este sentido, viendo todo lo que se hace desde el Estado español y francés contra la Izquierda Abertzale, no es extraño que un grupo de personas diga “hasta aquí”, y decida tomar las armas.
Así pues, otra de las formas para irnos acercando a la solución del problema vasco es abrir este debate: ¿ETA es la causa ó la consecuencia del conflicto?
PD: Añado a la sección de IZQUIERDA ABERTZALE la propuesta para un marco democrático de Euskal Herri Berria.
Tal vez si ETA no se empeñase en volarle la tapa de los sesos a otros sectores políticos de Euskadi, la cosa podría solucionarse. Tal vez si ETA no hablase en nombre de todo el pueblo vasco, sino siendo conscientes de que sólo se representan a sí mismos, la cosa podría solucionarse. Tal vez si TODOS los políticos que no pertenecen a la izquierda abertzale pudiesen caminar por Euskadi sin llevar escolta, el conflicto podría solucionarse (nótese que sólo llevan escolta los no abertzales). Y sí, sí hay buenos y malos. Hay un sector del pueblo vasco que considera legítimo volarle la tapa de los sesos a sus oponentes (o no se oponen, que es lo mismo). El resto de partidos (con los que puedo discrepar) no apoya que le vuelen la tapa de los sesos a nadie. Hay buenos y malos desde el momento en que un sector del pueblo vasco, por defender sus ideas, puede acabar como mucho en la cárcel o con una ración de hostias. Pero es que el otro sector del pueblo vasco puede acabar en el cementerio, que es la peor de las torturas posibles. Y yo prefiero un millón de veces estar encarcelado que estar muerto. Desde esta perspectiva, por supuesto que hay un bando de buenos y malos (y odio esta simplificación, pero la tuya es de órdago, macho...). Y es más cómodo ser abertzale en Euskadi que ser no nacionalista. Dónde va a parar...
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarNo estoy muy de acuerdo con toda tu exposición. Creo que te posicionas demasiado a favor de uno sólo de los bandos, cuando en realidad lo que se ha dado en llamar “conflicto vasco” es algo más complejo que una pelea entre dos.
No apoyo a ETA, no creo que sus medios (matar gente) sean los más adecuados para lograr sus fines (la construcción de Euskal Herria en un Estado). Pero creo que seríamos un poco ingenuos si pensásemos que aquí la violencia sólo viene de un sitio. Como ya digo, el conflicto vasco no es sólo una pelea entre una banda armada y un Estado, ETA es sólo una parte de ese conflicto, y sería interesante ver hasta qué punto no es sino una consecuencia del mismo.
Respecto a los “que no se oponen” a que maten gente, creo que te refieres a los que no condenan la violencia de ETA. El hecho de no condenar la violencia de ETA lleva a muchos a ser acusados de pro-etarras y de asesinos por parte de instituciones y periodistas, pero yo no creo que el hecho de “no condenar” sea suficiente para decir que se “apoya” tal cosa. Del mismo modo, no vemos condenas por parte del PP y del PSOE hacia las torturas en comisarías, por lo que por la misma regla de tres podríamos decir que el PP y el PSOE “apoyan” esas torturas y violaciones de derechos humanos. Ante este panorama en el que sólo se condena una parte de la violencia no me extraña nada que la Izquierda Abertzale no quiera condenar la violencia de ETA en absoluto. De todas formas, te recomiendo que le eches un vistazo a estos tres textos de Carlo Frabetti que puedes encontrar en este mismo blog, en la sección de MIS TEXTOS FAVORITOS:
Condenados condenantes: http://www.lahaine.org/index.php?p=6764
El significado de la condena: http://www.lahaine.org/index.php?blog=2&p=28840
No podemos condenar los ataques del 11-S: http://www.lahaine.org/index.php?p=6817
Saludos, y gracias por visitar el blog! ;)
Qué pasa, tío, soy Sangüesa. Ya te dije que estaba últimamente curioseando por tu blog, y ya te dije que tendríamos que discutir bastantes cosas. efectivamente, en este caso no estoy para nada de acuerdo con muchas cosas de las que dices. Según tú, yo estaría apoyando la versión "oficial" del asunto, hay unos malos y unos buenos. Yo, realmente, opino sobre la independencia del pueblo vasco lo mismo que sobre la independencia de Carabanchel: Allá ellos. Independentistas: pues tienen sus ideas y (por mí) pueden decirlas todo lo libremente que quieran. Pero en el momento que alguien asesina a otra persona por algo tan nimio y abstaracto como una patria (no libertad, no nos engañemos, cualquier fascista abertzale en Euskadi es tan o más libre que yo en Madrid), me parece que, efectivamente, merece la cárcel igual que un pederasta o un banquero. En esta situación no se puede negociar. Cómo se va a poder negociar con armas encima de la mesa, con la mitad de la población sin poder decir lo que piensa, no en el parlamento, sino en la calle. Teóricamente, todo ese rollo del conflicto, las dos partes y esas historias pueden tener algún margen de discusión , pero no en la práctica con una violencia unilateral. Que sí todas las torturas para los pobres detenidos que quieras, pero también alguno de mis colegas se han llevado una hostia de un madero y sólo se considera eso, un madero hijo de puta. Y otra cosa: Creo que ya está bien de malutilizar la palabra Izquierda para definir a los que realmente son fascistas. Bueno,; ya nos vemos y seguiremos hablando, un saludo y enhorabuena por el blog, a pesar de las discrepancias!
ResponderEliminarHey, Sangüesa, cómo va:
ResponderEliminarSí, a ver, si yo no digo que, aceptando las reglas de nuestra democracia, no se deba meter en la cárcel a aquellos que matan. Tú matas a alguien y vas a la cárcel, eso está claro. Pero la cuestión también se puede abordar del siguiente modo: ¿Qué autoridad moral puede tener cualquier Estado para decir que no se debe matar, si es precisamente desde los Estados desde donde se ha ejercido más represión y más asesinatos a lo largo de la historia? ¿De qué me sirve a mí que gente como Aznar o Zapatero condenen la violencia, cuando ellos mismos se han “apuntado” a participar en “misiones humanitarias” prestando su apoyo a la mayor organización terrorista y criminal de la historia, como es el gobierno de los EEUU? Puede apreciarse un claro monopolio de la violencia, y es precisamente quien detenta este monopolio de la violencia quien hace la ley que condena al que usa la violencia. ¿Pero condena cualquier tipo de violencia? No, condena sólo la violencia ejercida contra él; él tiene derecho a usar toda la violencia que le venga en gana. Es decir, hay una ley que unos tienen derecho a saltarse y otros no, y ante esto lo único que podemos hacer es denegar todo tipo de legitimidad hacia esa ley, o lo que es lo mismo, saltárnosla, por eso ETA mata.
Respecto a lo de que maten por defender una patria, decirte que yo tampoco soy nacionalista en el sentido de fliparme con mi cultura, y mis tradiciones y tal y cual. La cuestión es que ellos, por las razones que sean (que supongo que irán desde el amor a su patria hasta el simple hecho de que es más cómodo funcionar de forma independiente), quieren independizarse, pero hay algo que se lo impide: el Estado Español. Ante esta (a sus ojos) imposición, no es en absoluto nada extraño que se vean obligados a reforzar su cultura, a reclamar sus costumbres y a hacer gala de todo tipo de patrioterismo que a nosotros, desde una posición españolista, nos parece estúpido y rancio. Pero ojo, es que es precisamente desde esta posición españolista desde donde es muy fácil criticar el nacionalismo de otros y no el propio. Porque, aceptémoslo, España no es una nación en sí, sino un territorio en el que conviven diferentes pueblos que en absoluto sienten la nacionalidad española (quizá los casos más exclarecedores con respecto a esto sean Cataluña y País Vasco). En este sentido, el nacionalismo español está dominando a otros nacionalismos, es un nacionalismo dominante de por sí, por lo que para él es muy fácil no hacer gala de esa patriotería barata que lucen los vascos y los catalanes, porque ya la luce de por sí. Habría que ver qué sucedería si fuese España la que quisiese independizarse de Europa y ésta se lo impidiese, ibas tú a ver las mismas chorradas que ves en Cataluña y País Vasco pero con un ligero toque españolista. Es precisamente porque se ven oprimidos por lo que reclaman con tanto ahínco su nacionalidad, y no por el hecho de ser unos patrioteros porque sí.
Respecto a lo de negociar “con armas encima de la mesa”, volvemos a lo mismo de antes: no sólo ETA tiene las armas encima de la mesa, la violencia no es en absoluto unilateral. ¿No está acaso el Estado español ilegalizando o criminalizando todas (o gran parte de) las organizaciones e individualidades políticas, sociales y culturales vascas? Escribí un artículo sobre la ilegalización de ANV: http://exiliointerior-linzhe.blogspot.com/2008/09/ilegalizacin-y-disolucin-de-eae-anv-y.html. Del mismo modo podríamos decir desde una óptica abertzale que no negociaremos mientras el Estado Español no ponga fin a la represión contra el pueblo vasco. Lamentablemente ocurre justo lo contrario, es precisamente la Izquierda Abertzale la que quiere establecer ese marco democrático para hacer posible la negociación, en ausencia de violencia por parte de TODOS los implicados. Pero aún así, aún aceptando que sólo la parte vasca ejerce la violencia, no veo razón para no negociar o para no convocar un referéndum, etc. Normalmente se dice que se tienen que dar las condiciones necesarias para que el referéndum se convoque o para que la negociación pueda llevarse a cabo, esto es, que haya una total ausencia de violencia, es decir, una situación democrática. Pero el decir esto ya es reconocer el carácter político del conflicto, pues si los etarras no fuesen más que vulgares delincuentes (como cualquier ladrón o violador de mujeres, por ejemplo), como determinados periodistas y políticos dicen, no tendríamos ningún problema en convocar el referéndum, del mismo modo que lo convocaríamos a pesar de que hay asesinos de mujeres sueltos y ladronzuelos de viejecitas. Pues si aún habiendo atracadores de joyerías y ladrones de coches celebraríamos elecciones, negociaríamos o convocaríamos referéndums, no veo razón alguna para no hacer ninguna de esas cosas en caso de estar presente la violencia de ETA (Escribí sobre ello aquí: http://exiliointerior-linzhe.blogspot.com/2008/07/si-tenemos-que-esperar-que-haya.html). Porque de hecho, al actuar de este modo, lo que se está haciendo al fin y al cabo es darle a ETA más importancia de la que tiene, y eso desde luego que no es nada bueno.
Y lo de las hostias que pegan los maderos a tus colegas, no me compares, tío. El caso del conflicto vasco es algo mucho más serio. Primero porque ahí estamos hablando de TORTURA en mayúsculas, y segundo por las dimensiones que ese conflicto tiene, que sin duda son superiores a las que podría tener una ida de mano de un policía con cualquier ciudadano, sin por ello justificar de ninguna manera los golpes a tu amigo, faltaba más.
Lo de designarles “Izquierda” lo hago más que nada porque así es como se les conoce en los medios y en todos lados: la Izquierda Abertzale. No sé, no le doy mayor importancia.
Por cierto, tío, al principio creía que eras el Fabio XD.
Un saludo, tío, cuídate, y gracias por visitar el blog ;).