AQUÍ NO HAY NI BUENOS NI MALOS
En este conflicto político no hay ni buenos ni malos, o al menos no hay un bando de buenos contra un bando de malos. Eso es lo que debemos pensar si lo que queremos es solucionarlo de verdad. ¿Por qué debemos pensar así? Por la sencilla razón de que el hecho de considerarse a uno mismo como “El bueno” conlleva el aceptar que el otro no tiene razón, y por lo tanto no ceder ni un milímetro ante la sinrazón, es decir, no solucionar el conflicto. Debemos afrontar el tema como un conflicto entre ciudadanos, donde se están violando derechos en ambos bandos, donde están sufriendo personas en ambos bandos, donde se ejerce la violencia desde ambos bandos. Tenemos que aceptar que ambos bandos están haciendo algunas cosas mal: ETA no puede seguir matando y el Estado Español no puede seguir con ese acoso a todo lo que suene a abertzale. El problema es que desde los medios de masas sólo se contempla el problema desde una perspectiva, la del Estado español, siendo ésta la única que se acepta sí o sí. Con esto, es normal que la Izquierda Abertzale no quiera ceder y el conflicto perdure eternamente, porque “ceder” sería “cederlo todo”. ¿Estaría el Estado Español dispuesto a “cederlo todo”, es decir, a aceptar y reconocer la independencia de Euskal Herria y a sacar a todos los presos a la calle sin más? No. Pues entonces no nos podemos asombrar de que la Izquierda Abertzale no quiera ceder, porque ni se le deja tener representación política, ni se contempla su percepción del conflicto en los grandes medios de comunicación.
Es necesario que se celebre una negociación. Antes que eso, tanto ETA como el Estado deben poner fin a la violencia, y entonces reunirse representantes de, por lo menos, el Gobierno español, del Gobierno francés, del Gobierno vasco, de la Izquierda Abertzale y de la banda ETA. No pensemos que esa negociación va a celebrarse en un fin de semana. Cuando yo hablo de negociación hablo de todo un proceso, lo que llamaríamos “proceso de paz”, y eso desde luego que puede durar años, incluso varias legislaturas. Sería necesario afrontar esa negociación aceptando todas las perspectivas posibles, analizando el conflicto en su totalidad y contemplando todas las posibles soluciones. En fin, supongo que todas las partes sabrían elegir bien a sus representantes y asesores, y todo ello bajo la presencia de observadores internacionales podría traer muy buenos frutos. La cuestión es que falta voluntad para afrontar el diálogo, y con respecto a esto de la falta de voluntad creo conveniente comentar y denunciar dos aspectos:
1) El papel de la oposición y los medios de comunicación a su servicio. La oposición no podrá soportar que sea el adversario el que se anote el tanto de derrotar a ETA. Porque, pensémoslo, el presidente que acabe definitivamente con el terrorismo etarra pasará a la historia. Y no sólo él, sino todo su partido. Además, eso de poder decir “nosotros fuimos los que acabamos con el terrorismo en España” confiere una confianza y un respeto increíbles por parte de la población, la cual no dudaría ni un segundo en respaldar a dicho partido en las urnas. Lo de acabar con ETA es la joya de la corona, el trozo de pastel que todos quieren, por lo que no se lo van a ceder el uno al otro así como así (el conflicto Gobierno-Oposición es otro que convendría resolver cuanto antes, por cierto). Este es otro de los problemas que trae el sistema de partidos, que cualquier cosa es utilizada como fuente de votos, entre ellas el terrorismo. Para reforzar y hacer efectiva esta labor de tocar los cojones al Gobierno, están los medios de comunicación. Los medios de comunicación, a base de publicar titulares tendenciosos, recurrir al sentimentalismo más infame y hacer juicios de valor que nada aportan a la solución del conflicto, tendrán una importancia clave en el proceso de paz, serán los encargados de crear alarma social, dirigiendo la Opinión Pública en el sentido que para cada momento convenga. Y aquí volvemos a lo que decía antes de contemplar sólo una perspectiva. Cuando digo que los medios van a ser claves del proceso, no pensemos que lo van a ser todos por igual. No pensemos que vamos a ver por igual y se les va a dar el mismo bombo a los titulares de, por ejemplo, EL MUNDO que a los del diario Gara. En la televisión y radio, sólo se comentarán los titulares de los periódicos de “Los buenos”, y si se comentan los de “Los malos” únicamente será para hablar de lo malos que son.
2) El otro aspecto que quiero denunciar es el hecho de que, a día de hoy, son precisamente los considerados “terroristas” los que de verdad quieren afrontar el diálogo con el Gobierno para encontrar una solución democrática al conflicto. No nos cansamos de ver (en los medios de contrainformación, claro) llamamientos de ciudadanos abertzales al establecimiento de un “marco democrático” que dé salida a una “solución dialogada” al conflicto. ¿Y el Gobierno qué dice? El Gobierno salta con esas de que “a ETA sólo le espera la cárcel”, de que “con terroristas no se negocia”, que “el proceso de paz está finiquitado”. Cierran más y más puertas una y otra vez. Es muy triste que el Gobierno no quiera solucionar el problema. Porque cuál es la solución que proponen: represión y más represión, y jactarse ante el PP de que “nosotros hemos encarcelado más etarras que vosotros”. Eso no es una solución. ¿De verdad pensamos que encarcelando a todos los etarras el problema se va a acabar? Aún acabando con la violencia etarra, el conflicto seguiría, porque el conflicto no es sólo ETA versus Estado español, sino que hay más partes implicadas (hablaré de ello más adelante). Y, aún metiendo a todos los etarras en la cárcel, ¿quién nos asegura que otro grupo de ciudadanos no va a tomar la misma decisión que en su día tomaron los etarras, y van a crear otro grupo armado? Antes he dicho que la actividad de ETA podía ser bien una causa, o bien podía ser una consecuencia. Si resulta que es una consecuencia, no sería nada raro ver como, tras encarcelar a una ETA en su totalidad, surge otra; y tras encarcelar a ésta, otra; y después otra, y así sucesivamente. La solución al conflicto no pasa por la represión y el encarcelamiento, sino por la negociación y el diálogo, pero si cada vez que la Izquierda Abertzale presenta marcas electorales o voluntad política para afrontar el diálogo se le cierran las puertas, ¿qué nos queda? ETA y más ETA.
ESTO NO ES UN ETA VS. ESTADO ESPAÑOL
Por último, creo que para solucionar el conflicto es necesario quitarnos de la cabeza esa idea de que todo este problema se reduce a la dualidad ETA-Estado, y se la deben quitar tanto los de un bando como los de otro.
En todo esto que llamamos “conflicto vasco”, ETA es sólo una parte, y puede que incluso sea sólo una consecuencia de ese mismo conflicto. El problema no es sólo que una panda de descerebrados se dedican a pegar tiros a todo aquel que no piense como ellos. El problema afecta a muchísima más gente y de muchísimas más maneras:
1) En el bando del Estado español. No sólo están los policías que torturan en las comisarías y que violan los derechos de miles de ciudadanos vascos. También hay bastantes personas que tienen que llevar escolta o que viven con miedo en sus pueblos. Y no estamos hablando de grandes políticos o sanguinarios torturadores, sino de gente normal, personas de a pie que están de concejales en sus pueblos, o que simplemente no comulgan con las ideas nacionalistas. Todos tenemos presentes los nombres de Miguel Ángel Blanco o de Isaías Carrasco, cuyos asesinatos fueron una auténtica canallada, por no hablar del atentado en el Hipercor de Barcelona en el 87, donde murieron 21 civiles que poco tenían que ver con las torturas a los presos vascos. Y no sólo pasa con simples concejales de pueblo, sino también con escritores y periodistas, como es el caso del filósofo Fernando Savater, amenazado por ETA en varias ocasiones por el hecho de no ser nacionalista, o el caso de José María Calleja, presentador de “El Debate” en CNN +. La Izquierda Abertzale también debe ser consciente de estos casos de personas que ven coartada su libertad y viven con miedo, y aceptar que no todos los vascos están a favor de la independencia. Aspectos como éstos deberían contemplarse en esa negociación que muchos anhelamos, negociación que el Gobierno no quiere llevar a cabo.
2) En el bando abertzale independentista. Hemos de ser conscientes que, por mucho que diga el juez Baltasar Garzón, no “todo es ETA”. Hay gente que simpatiza con las ideas abertzales, que está por la independencia y reconocimiento de Euskal Herria, y que no simpatiza para nada con los métodos que utiliza la banda. Sin embargo, muchas de estas personas pacíficas que podríamos ser cualquiera de nosotros están viendo pisoteados sus derechos ciudadanos con detenciones arbitrarias y torturas a manos de la policía. Hay personas que no pueden desarrollar una actividad política por el simple hecho de que “contaminan” una lista electoral, y ésta es automáticamente ilegalizada, o bien no pueden votar a sus representantes en los órganos de decisión porque sus partidos han sido ilegalizados. Por supuesto, también habría que mencionar aquí todos esos medios de comunicación abertzales que han sido cerrados, al igual que las asociaciones juveniles Jarrai, Haika y Segi y los grupos musicales como Kortatu o Soziedad Alkohólika que han sido criminalizados desde los medios por tener las ideas que tienen y, lo que es peor, manifestarlas. Todas esas personas, al igual que ETA, son nacionalistas y se consideran euskaldunes, pero también, a diferencia de ETA, no han matado a nadie, y el hecho de ilegalizarlos/criminalizarlos no hace sino restringir sus derechos y engrandecer el conflicto.
Así es, a grandes rasgos, como yo percibo eso que llamamos “conflicto vasco”, el cual esperemos que se solucione algún día. Quizá se alcance una solución cuando haya menos estupidez en España y más madurez política, quizá cuando se haga algo para contrarrestar el poder de manipulación que los medios de comunicación tienen, quizá cuando la clase política se tome realmente en serio la búsqueda de una solución, o quizá cuando todos aceptemos que nos podemos equivocar. Mientras tanto, sólo nos queda trabajar por una mayor madurez política en la población, informarnos también por medios alternativos, ser un poco más humildes y críticos, y esperar.
En este conflicto político no hay ni buenos ni malos, o al menos no hay un bando de buenos contra un bando de malos. Eso es lo que debemos pensar si lo que queremos es solucionarlo de verdad. ¿Por qué debemos pensar así? Por la sencilla razón de que el hecho de considerarse a uno mismo como “El bueno” conlleva el aceptar que el otro no tiene razón, y por lo tanto no ceder ni un milímetro ante la sinrazón, es decir, no solucionar el conflicto. Debemos afrontar el tema como un conflicto entre ciudadanos, donde se están violando derechos en ambos bandos, donde están sufriendo personas en ambos bandos, donde se ejerce la violencia desde ambos bandos. Tenemos que aceptar que ambos bandos están haciendo algunas cosas mal: ETA no puede seguir matando y el Estado Español no puede seguir con ese acoso a todo lo que suene a abertzale. El problema es que desde los medios de masas sólo se contempla el problema desde una perspectiva, la del Estado español, siendo ésta la única que se acepta sí o sí. Con esto, es normal que la Izquierda Abertzale no quiera ceder y el conflicto perdure eternamente, porque “ceder” sería “cederlo todo”. ¿Estaría el Estado Español dispuesto a “cederlo todo”, es decir, a aceptar y reconocer la independencia de Euskal Herria y a sacar a todos los presos a la calle sin más? No. Pues entonces no nos podemos asombrar de que la Izquierda Abertzale no quiera ceder, porque ni se le deja tener representación política, ni se contempla su percepción del conflicto en los grandes medios de comunicación.
Es necesario que se celebre una negociación. Antes que eso, tanto ETA como el Estado deben poner fin a la violencia, y entonces reunirse representantes de, por lo menos, el Gobierno español, del Gobierno francés, del Gobierno vasco, de la Izquierda Abertzale y de la banda ETA. No pensemos que esa negociación va a celebrarse en un fin de semana. Cuando yo hablo de negociación hablo de todo un proceso, lo que llamaríamos “proceso de paz”, y eso desde luego que puede durar años, incluso varias legislaturas. Sería necesario afrontar esa negociación aceptando todas las perspectivas posibles, analizando el conflicto en su totalidad y contemplando todas las posibles soluciones. En fin, supongo que todas las partes sabrían elegir bien a sus representantes y asesores, y todo ello bajo la presencia de observadores internacionales podría traer muy buenos frutos. La cuestión es que falta voluntad para afrontar el diálogo, y con respecto a esto de la falta de voluntad creo conveniente comentar y denunciar dos aspectos:
1) El papel de la oposición y los medios de comunicación a su servicio. La oposición no podrá soportar que sea el adversario el que se anote el tanto de derrotar a ETA. Porque, pensémoslo, el presidente que acabe definitivamente con el terrorismo etarra pasará a la historia. Y no sólo él, sino todo su partido. Además, eso de poder decir “nosotros fuimos los que acabamos con el terrorismo en España” confiere una confianza y un respeto increíbles por parte de la población, la cual no dudaría ni un segundo en respaldar a dicho partido en las urnas. Lo de acabar con ETA es la joya de la corona, el trozo de pastel que todos quieren, por lo que no se lo van a ceder el uno al otro así como así (el conflicto Gobierno-Oposición es otro que convendría resolver cuanto antes, por cierto). Este es otro de los problemas que trae el sistema de partidos, que cualquier cosa es utilizada como fuente de votos, entre ellas el terrorismo. Para reforzar y hacer efectiva esta labor de tocar los cojones al Gobierno, están los medios de comunicación. Los medios de comunicación, a base de publicar titulares tendenciosos, recurrir al sentimentalismo más infame y hacer juicios de valor que nada aportan a la solución del conflicto, tendrán una importancia clave en el proceso de paz, serán los encargados de crear alarma social, dirigiendo la Opinión Pública en el sentido que para cada momento convenga. Y aquí volvemos a lo que decía antes de contemplar sólo una perspectiva. Cuando digo que los medios van a ser claves del proceso, no pensemos que lo van a ser todos por igual. No pensemos que vamos a ver por igual y se les va a dar el mismo bombo a los titulares de, por ejemplo, EL MUNDO que a los del diario Gara. En la televisión y radio, sólo se comentarán los titulares de los periódicos de “Los buenos”, y si se comentan los de “Los malos” únicamente será para hablar de lo malos que son.
2) El otro aspecto que quiero denunciar es el hecho de que, a día de hoy, son precisamente los considerados “terroristas” los que de verdad quieren afrontar el diálogo con el Gobierno para encontrar una solución democrática al conflicto. No nos cansamos de ver (en los medios de contrainformación, claro) llamamientos de ciudadanos abertzales al establecimiento de un “marco democrático” que dé salida a una “solución dialogada” al conflicto. ¿Y el Gobierno qué dice? El Gobierno salta con esas de que “a ETA sólo le espera la cárcel”, de que “con terroristas no se negocia”, que “el proceso de paz está finiquitado”. Cierran más y más puertas una y otra vez. Es muy triste que el Gobierno no quiera solucionar el problema. Porque cuál es la solución que proponen: represión y más represión, y jactarse ante el PP de que “nosotros hemos encarcelado más etarras que vosotros”. Eso no es una solución. ¿De verdad pensamos que encarcelando a todos los etarras el problema se va a acabar? Aún acabando con la violencia etarra, el conflicto seguiría, porque el conflicto no es sólo ETA versus Estado español, sino que hay más partes implicadas (hablaré de ello más adelante). Y, aún metiendo a todos los etarras en la cárcel, ¿quién nos asegura que otro grupo de ciudadanos no va a tomar la misma decisión que en su día tomaron los etarras, y van a crear otro grupo armado? Antes he dicho que la actividad de ETA podía ser bien una causa, o bien podía ser una consecuencia. Si resulta que es una consecuencia, no sería nada raro ver como, tras encarcelar a una ETA en su totalidad, surge otra; y tras encarcelar a ésta, otra; y después otra, y así sucesivamente. La solución al conflicto no pasa por la represión y el encarcelamiento, sino por la negociación y el diálogo, pero si cada vez que la Izquierda Abertzale presenta marcas electorales o voluntad política para afrontar el diálogo se le cierran las puertas, ¿qué nos queda? ETA y más ETA.
ESTO NO ES UN ETA VS. ESTADO ESPAÑOL
Por último, creo que para solucionar el conflicto es necesario quitarnos de la cabeza esa idea de que todo este problema se reduce a la dualidad ETA-Estado, y se la deben quitar tanto los de un bando como los de otro.
En todo esto que llamamos “conflicto vasco”, ETA es sólo una parte, y puede que incluso sea sólo una consecuencia de ese mismo conflicto. El problema no es sólo que una panda de descerebrados se dedican a pegar tiros a todo aquel que no piense como ellos. El problema afecta a muchísima más gente y de muchísimas más maneras:
1) En el bando del Estado español. No sólo están los policías que torturan en las comisarías y que violan los derechos de miles de ciudadanos vascos. También hay bastantes personas que tienen que llevar escolta o que viven con miedo en sus pueblos. Y no estamos hablando de grandes políticos o sanguinarios torturadores, sino de gente normal, personas de a pie que están de concejales en sus pueblos, o que simplemente no comulgan con las ideas nacionalistas. Todos tenemos presentes los nombres de Miguel Ángel Blanco o de Isaías Carrasco, cuyos asesinatos fueron una auténtica canallada, por no hablar del atentado en el Hipercor de Barcelona en el 87, donde murieron 21 civiles que poco tenían que ver con las torturas a los presos vascos. Y no sólo pasa con simples concejales de pueblo, sino también con escritores y periodistas, como es el caso del filósofo Fernando Savater, amenazado por ETA en varias ocasiones por el hecho de no ser nacionalista, o el caso de José María Calleja, presentador de “El Debate” en CNN +. La Izquierda Abertzale también debe ser consciente de estos casos de personas que ven coartada su libertad y viven con miedo, y aceptar que no todos los vascos están a favor de la independencia. Aspectos como éstos deberían contemplarse en esa negociación que muchos anhelamos, negociación que el Gobierno no quiere llevar a cabo.
2) En el bando abertzale independentista. Hemos de ser conscientes que, por mucho que diga el juez Baltasar Garzón, no “todo es ETA”. Hay gente que simpatiza con las ideas abertzales, que está por la independencia y reconocimiento de Euskal Herria, y que no simpatiza para nada con los métodos que utiliza la banda. Sin embargo, muchas de estas personas pacíficas que podríamos ser cualquiera de nosotros están viendo pisoteados sus derechos ciudadanos con detenciones arbitrarias y torturas a manos de la policía. Hay personas que no pueden desarrollar una actividad política por el simple hecho de que “contaminan” una lista electoral, y ésta es automáticamente ilegalizada, o bien no pueden votar a sus representantes en los órganos de decisión porque sus partidos han sido ilegalizados. Por supuesto, también habría que mencionar aquí todos esos medios de comunicación abertzales que han sido cerrados, al igual que las asociaciones juveniles Jarrai, Haika y Segi y los grupos musicales como Kortatu o Soziedad Alkohólika que han sido criminalizados desde los medios por tener las ideas que tienen y, lo que es peor, manifestarlas. Todas esas personas, al igual que ETA, son nacionalistas y se consideran euskaldunes, pero también, a diferencia de ETA, no han matado a nadie, y el hecho de ilegalizarlos/criminalizarlos no hace sino restringir sus derechos y engrandecer el conflicto.
Así es, a grandes rasgos, como yo percibo eso que llamamos “conflicto vasco”, el cual esperemos que se solucione algún día. Quizá se alcance una solución cuando haya menos estupidez en España y más madurez política, quizá cuando se haga algo para contrarrestar el poder de manipulación que los medios de comunicación tienen, quizá cuando la clase política se tome realmente en serio la búsqueda de una solución, o quizá cuando todos aceptemos que nos podemos equivocar. Mientras tanto, sólo nos queda trabajar por una mayor madurez política en la población, informarnos también por medios alternativos, ser un poco más humildes y críticos, y esperar.
PD: Añado a la sección de ANARQUISMO la web del Colectivo Escuela Libre, que tiene interesante material de contenido libertario. En la sección de VÍDEOS Y DOCUMENTALES he colgado Bolivia para todos, un documental de Emilio Cartoy Díaz que muestra la situación boliviana, con las diferencias entre el pueblo en el poder y la oligarquía separatista. Por último, añado un nueva sección en el blog: CRISIS ECONÓMICA, en la que iré colgando las cosas que me encuentre por la red sobre la crisis económica que se está padeciendo. De momento ahí va El cuento de la crisis financiera, que explica de modo cómico el porqué de la crisis, y un vídeo en el que dos humoristas hablan de la crisis de un modo simpático, o al menos sería simpático si la cosa no fuese tan seria. Para un análisis más serio puede consultarse este documento publicado en AttacMadrid.org.
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