miércoles, 12 de noviembre de 2008

PLAN BOLONIA. ASÍ LO ENTIENDO YO. (y II)

LAS EMPRESAS ENTRAN EN JUEGO.
Hasta aquí hemos hablado de flexibilidad y movilidad del estudiantado, de tener una jornada de 40 horas semanales para poder sacarte una carrera, de desarrollar la capacidad para trabajar en equipo. ¿A qué nos recuerdan todos estos conceptos? ¿A una universidad? En absoluto, para nada nos recuerdan a una universidad, sino que más bien nos recuerdan a una empresa. Y es que es aquí donde empieza lo verdaderamente grave, y donde Bolonia enseña su parte menos carismática.
Los nuevos planes de estudio no son en absoluto un chollo para la universidad y el conocimiento. Empezamos a meternos en el lenguaje esencialmente empresarial. Todos los planes de estudios que se desarrollarán a partir de ahora serán evaluados por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) atendiendo a criterios mercantiles y de rentabilidad. Para que un plan de estudios salga adelante ha de ser competitivo, si no, ya puede irse olvidando de seguir así, y tendrá que cambiarse o, sencillamente, desaparecer. Es precisamente aquí donde más se teme por las filologías y demás, porque ¿en qué es competitiva la filología eslava, la antropología o la metafísica?Los programas de investigación en las universidades estarán supeditados a una evaluación que incluye fuentes de financiación externa, es decir, privada. Para que un programa de investigación salga adelante y pueda ser apoyado por el Estado con dinero público, ha de contar con la financiación de una empresa privada, algo así como una especie de apadrinamiento de un proyecto por parte de una empresa privada. Por ejemplo, Pfizer con un proyecto de investigación en medicina, o Ferrovial con uno en construcción, o Microsoft con uno en informática. Si no cuentas con ese “apadrinamiento” de la empresa privada, ya puedes irte olvidando de que alguien te financie tu investigación en absoluto. Así que ya sabes, búscate una empresa que quiera apadrinar tu investigación sobre los conceptos de noúmeno y fenómeno en Kant. ¿Qué ocurre? Que sólo aquellos proyectos de investigación que tengan en sí un interés para las empresas serán los que salgan adelante, ya que serán los únicos apadrinados por éstas. Las carreras que no sean rentables, las que no sean competitivas, las que tengan como objeto la simple reflexión y divulgación del conocimiento, están condenadas a desaparecer. Según el informe económico del Comité de Coordinación Universitario, las tasas de ineficiencia son, en Humanidades de un 37%, en Ciencias Sociales y Jurídicas de un 41,2%, en Ciencias Experimentales del 41,6%, en las Técnicas del 46,3%, y en Ciencias de la Salud del 25,6%. Podemos hacernos una idea, entonces, de lo que va a ocurrir con muchas carreras. Van a desaparecer, simple y llanamente. En definitiva, lo que se va a conseguir con toda esta reforma y “modernización” de la universidad es poner ésta al servicio de las empresas. Con dinero público se va a financiar los proyectos que interesen a las empresas, lo que para ellas está de puta madre, claro. Desarrollemos de nuevo nuestra empatía y pongámonos en el lugar de los empresarios cuyos proyectos vamos a pagar todos. Imaginémonos que queremos hacer un proyecto y el Estado y la universidad se ponen a nuestros pies para lo que nos haga falta: becarios, departamentos, infraestructura,… Da igual que ese proyecto en nada vaya a beneficiar a la propia sociedad que nos lo está financiando, o incluso que la vaya a perjudicar, nos lo van a pagar igual, y nos vamos a ahorrar un montón de dinero, porque ya nos lo pone el Estado. ¡Vamos, que Bolonia sale pero que muy rentable para determinadas personas!
PLAN BOLONIA. CUESTIÓN DE FONDO.
Y todo esto se hace en teoría para “modernizar” la universidad, para “converger” con Europa, para una mayor “movilidad” de los alumnos. ¿Y para eso era necesario montar todo este pifostio? Bastaba, como hemos dicho al principio, con homologar los títulos, multiplicar las becas Erasmus y aumentar la financiación, no era tan difícil, no era necesario poner en marcha toda esa maquinaria, ¿por qué se ha hecho entonces? Aquí llegamos a la cuestión de fondo. ¿Pretende Bolonia de verdad poner la universidad al servicio de la sociedad? No, no es precisamente al servicio de la sociedad donde se va a poner a la universidad, sino más bien al servicio de las empresas. Hemos visto cómo con dinero público se va a financiar proyectos privados, se está poniendo el conocimiento al servicio de los intereses privados, se está dando un auténtico Golpe de Estado en la universidad. Para enterarnos de lo que es Bolonia no tenemos que preguntarle a nuestros rectores, ni a nuestros decanos, ni a nuestros profesores. Ellos no tienen ni puta idea de lo que se les viene encima, o si la tienen no pueden hacer nada contra ello (bien porque salen beneficiados de todo esto, bien porque, como es costumbre en las democracias capitalistas, sencillamente no se puede hacer nada). Para enterarnos de qué es realmente Bolonia, hay que preguntarles a los que de verdad saben lo que es Bolonia, ¿y quién mejor que sus propios artífices para aclararnos las dudas?
Recomiendo echar un vistazo (yo reconozco que aún no me lo he leído entero, pero lo poco que he leído me ha puesto los pelos de punta) a este informe del Círculo de Empresarios: Una Universidad al servicio de la sociedad .
Esto es verdaderamente Bolonia, esto es lo que está en la trastienda, tras la cortina, esa es la esencia de Bolonia, y no la que nos pintan los rectores de una Universidad que “estimula el conocimiento y el aprendizaje” y no sé cuántas pantomimas más.Se pretende la flexibilidad del estudiantado, de los futuros precarios, de convertir la universidad en una fábrica de mano de obra. El mercado no está para bromas, que los estudiantes salen demasiado bien formados, que para ser becarios en una empresa, con que tengan las “competencias, destrezas y habilidades” requeridas tiran p´adelante. Que eso del saber por el saber se ha acabado, que no queremos mano de obra lista, inteligente, formada y culta; sino barata, flexible y que no se le ocurra que puede protestar cuando está disconforme con algo. Y que eso de la democracia y el derecho a elegir está muy bien, pero que vamos con prisa, y el mercado no está para andarse con chorradas de democracia y demás, así que lo aplicamos sí o sí, sin consultar. Toma ya.
Esto es lo que realmente significa Bolonia, y en Grecia y en Valencia ya se han dado cuenta. No nos dejemos llevar por aquellos que dicen que esto ya está aplicado y que no hay nada que hacer. No es cierto, Grecia lo paró, y Valencia está ahora en plena lucha. Se trata de defender lo que es nuestro, no podemos aceptar que nos lo van a quitar y ya está, no podemos resignarnos y aceptar que no hay nada que hacer. Bueno, en verdad no es que nos vayan a quitar la Universidad, sino algo peor, la van a poner a su servicio, que es algo mucho más rentable. Es una cuestión de dignidad, de poder seguir mirándonos al espejo y no sentir vergüenza de nosotros mismos porque nos están robando la esencia de la universidad y no estamos haciendo nada, es cuestión de que sepan que estamos aquí. Ya dediqué un artículo a los apolíticos indiferentes a Bolonia. Desde estas líneas animo a todo estudiante a que se informe, a que acuda a las asambleas de su facultad, a charlas, a manifestaciones y movilizaciones, que se ocupen facultades, que no se pase del tema, que es algo muy serio lo que nos estamos jugando. Hay cantidad de blogs y webs informando sobre lo que significa realmente Bolonia, visítense, que la gente se informe. En fin, no quiero ser apocalíptico, pero está en juego una de las bases de la civilización: la educación. Que cada uno actúe como crea que tiene que actuar.

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