ETA pidió por escrito una "negociación política" y el Gobierno accedió a ello. Así titula el diario EL MUNDO su portada de hoy, lanzando un hueso más al perro de esa derecha política deseosa de conflicto.
Y es que esa derecha se lleva las manos a la cabeza al oír hablar de "negociación" con ETA, pero como esa negociación sea encima "política", el cabreo alcanza cotas inimaginables. "!Una negociación política, por Dios, pero qué va a ser esto!". Vamos a ver, caballeros ¿a qué viene tanto alarmismo cuando hablamos de negociación "política"? ¿De qué otra forma puede ser esa negociación si no es política, me lo quieren explicar? Bueno, antes que eso, ¿qué entienden ustedes por negociación? Tenemos que aceptar que nos encontramos ante un conflicto de carácter político, no de carácter social. Los etarras no son cuatro matados que no tienen nada mejor que hacer que poner bombas contra policías, guardias civiles, y diputados del PP y del PSOE "porque sí". Su actividad no es comparable a la de los asesinos en serie que matan por "vete tú a saber qué razones". Las razones que mueven a los etarras a realizar sus fechorías se encuentran en el ámbito político: buscan la independencia y la constitución del Estado de Euskal Herria, que se les niega a través de la represión (porque no recuerdo ningún referéndum de autodeterminación en el País Vasco que haya salido favorable a la permanencia del País Vasco en España, y que por tanto les niegue dicha independencia por cauces democráticos), y responden a esas acciones de represión por parte del Estado español con atentados.
Estamos pues, ante un conflicto de carácter político, por lo que la negociación no puede ser de otra forma más que política. Desconozco lo que entiende la derecha por negociación. ¿Qué quieren? ¿Que los terroristas dejen las armas y acepten pertenecer a España "porque sí"? ¿De verdad lo esperan? Joder, a mí también me gustaría que un día apareciesen tres encapuchados (quizá ya sin pasamontañas) en la televisión emitiendo un comunicado en el que dijesen que dejan las armas porque se han aburrido de jugar a los pistoleros, y ahora prefieren dedicarse a la oración en un monasterio, pero sabemos que no va a ser así. Podría serlo quizás si matasen por matar, pero, repito, las causas de sus acciones son de carácter político, no social; por lo que la negociación entre el Gobierno y la banda ha de ser necesariamente política y el precio (sí, el precio, porque se pagará un precio) que paguen ambas partes será también político. No hay más.
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