Este documental también es un buen ejemplo de propaganda, en este caso dirigido a la retaguardia que por cualquier razón no está luchando en el frente. Está protagonizado por un hombre que ve la guerra desde la retaguardia, con mucho dolor y sufrimiento por las malas imágenes que la guerra ofrece (tales como personas mutiladas), pero que al final se unirá al frente y morirá como un héroe digno de admirar.
Lo que persigue el documental, al fin y al cabo, es que las personas que no están combatiendo al fascismo sean conscientes de que hay gente que sí lo está haciendo, los cuales son representados como héroes, y que se están dejando la vida por defender la libertad.
En el documental aparecen personalidades importantes dentro de la historia del movimiento libertario, como por ejemplo Joaquín Ascaso, presidente del consejo de Aragón, que además fue hermano de uno de los compañeros de armas de Durruti, Francisco Ascaso.
Joaquín Ascaso, en una patética actuación que como ya digo viene siendo normal en estas películas tan propagandísticas, asegura “la victoria antifascista”, y el hecho de que aparezca una persona tan influyente asegurando tal cosa en un documental dirigido a la retaguardia tiene la clara intención de tranquilizar a aquellos que no están luchando, a la par que mostrar la imagen de que se está ganando la guerra y no hay que temer.
Además, también se muestra una conversación telefónica entre Ascaso y Antonio Ortiz, en el que éste recibe ánimos de aquél y se da una imagen de la guerra como un lugar casi idílico y carente de peligro, lo que tiene su significación teniendo en cuenta que este documental va dirigido a la retaguardia.
También podemos ver imágenes de máquinas funcionando (en este caso usadas para hacer periódicos) que vuelven a remitir a ese mundo del trabajo tan frecuente en las películas de la CNT, y de nuevo salen imágenes de periódicos (Nuevo Aragón), muy abundantes en las películas de las que estamos hablando.
En este documental también se deja claro la importancia que los anarquistas daban a la cultura. Aparece una imagen de un portavoz recordando (en un gracioso acento maño, por si alguien albergaba dudas de que están realmente en Aragón) a los niños la importancia de ir al colegio.
Aquí se explica el título de la película. El narrador dice que los niños deben su libertad a todos aquellos que han dejado “las sillas vacías” en las cafeterías para ir a luchar al frente, y lo dice, por cierto, mientras vemos imágenes de niños saliendo del colegio y dejando también “las sillas vacías”, con lo que la frase “la silla vacía” adquiere un doble significado, en cierto modo.
Una vez más, aparecen imágenes de médicos, los cuales “son movilizados en dirección a las líneas de fuego”, incidiendo en la idea de ir al frente y teniendo siempre el campo de batalla como escenario (recordemos que el documental va dirigido a la retaguardia, a las personas que no están luchando).
Más adelante, aparecerán más imágenes de médicos, y los anarquistas se apuntarán un logro: explican que puede transfusionarse la sangre de los muertos para socorrer a los milicianos en el frente mientras no pasen más de 12 días, pero dicen que “en nuestra organización social” eso no es necesario, pues el pueblo dona voluntariamente su sangre a los compañeros luchadores, lo que da una imagen solidaria de la anarquía. La sangre se recoge en Barcelona y se lleva a Caspe, donde se está librando la batalla. Explican que ellos, los anarquistas organizados en colectividades, han sido los primeros en el mundo en poner en práctica esa modalidad de transfusión tan útil.
La llamada de la retaguardia al frente es constante. Sobre todo cuando el narrador, mientras vemos imágenes de milicianos dejando su silla vacía para ir al frente, pregunta directamente “¿no os hace pensar en que algunas de las sillas vacías no volverán a ser ocupadas?”; y también cuando se muestran imágenes de milicianos en el frente jugando al fútbol, dando una imagen simpática e inofensiva del frente de batalla.
Sorprende que, en el momento en que el protagonista es abatido en combate, suena la Internacional, el entonces himno de la URSS, pues no es muy normal que los anarquistas usen el himno de un Estado teniendo los suyos propios, y más si tenemos en cuenta que los comunistas rusos fueron enemigos de los anarquistas y los asesinaron vilmente en los sucesos de mayo del 37.
No obstante, cabría decir que en el documental la Internacional suena cuando el protagonista es abatido por fuerzas opositoras, las cuales podrían ser perfectamente comunistas, por lo que en este contexto sí tendría sentido escuchar la Internacional en un documental anarquista, ya que esta podría simbolizar el hecho de que han sido los comunistas los que han matado al miliciano en el frente.
Sea como sea, lo cierto es que el hombre es abatido y, antes de morir, pronuncia estas palabras: “hombres, mujeres, compañeros de retaguardia, pensad en nosotros”, por si quedaba alguna duda de que este documental va dirigido a la retaguardia.
Al final, se muestra una imagen de la silla que este hombre solía ocupar en la cafetería vacía, porque él ya no la ocupa, y se vuelve a escuchar el himno anarquista Hijos del pueblo.
Esta película puede suponer otro ejemplo de la importancia que los anarquistas dan a la cultura y a la instrucción del pueblo, pues al poco de empezar ya critica la educación del sistema, cuando una niña dice que “no hay error más profundo que una falsa educación”. De hecho, la película entera está protagonizada por niños, los cuales se organizan en sus tareas del mismo modo que los adultos, llegando incluso a celebrar sus propios mítines monstruo.
Además, esta película también es crítica en cierto modo con el clasismo del que hacen gala las clases ricas, pues representa en los niños hijos de anarquistas la figura de “los buenos”; en la clase burguesa, “los malos”; y en el niño rico que al principio no se lleva bien con los anarquistas pero que luego se hace su amigo renunciando a estar con los de su clase social; la figura del “arrepentido”, que antes obraba mal y ahora obra bien.
En esta película no sólo podemos escuchar himnos revolucionarios como ha sido lo normal hasta ahora; también aparecen chotis y jotas, es decir, música popular que no tenía por qué ser revolucionaria. No obstante, la marca anarquista vuelve a sentirse cuando aparece como tema el estallido de la Guerra Civil y de la Revolución Social, y los himnos anarquistas vuelven a hacerse escuchar.
En la película, ocurre que al padre del niño rico le van a ejecutar los anarquistas porque hay un documento que le compromete y le delata como colaborador del fascismo. Los niños anarquistas, a pesar de que el niño rico no les ha tratado bien, suplican a sus padres (que son los encargados de aplicarle la pena a los traidores) que no lo maten, y que destruyan el documento que le compromete, mostrando así una imagen noble de los anarquistas, que son capaces hasta de evitar la muerte del enemigo con tal de que no corra la sangre. Todo ello, además, recurriendo a argumentos que rozan más lo sentimental que lo racional, como que si lo matan “el niño se quedará huérfano”. Finalmente, el padre del niño no será ejecutado.
Al final el niño rico se arrepiente de su comportamiento, lamenta haberse portado tan mal con los anarquistas y se avergüenza de las enseñanzas de su padre, que le decía que el pueblo era malo y que los nobles eran buenos. Los niños celebran un mitin monstruo al más puro estilo obrero en el que perdonan al niño rico y le aceptan como a uno más, y es aquí cuando se explica el título de la película, cuando la cuidadora del niño rico le dice al hombre que ha perdonado al padre “¡qué bueno es usted!”, y el hombre contesta “Ni buenos, ni malos; nosotros, como nuestros hijos, también somos así”.
Llama la atención, como hecho curioso, que en el mitin monstruo celebrado por los niños todos ellos hablan en verso. Quizá lo que se pretende es presentar el mitin como una función más de las que realizan los niños a lo largo de toda la película.
FUENTES CONSULTADAS
Aparte de todas estas películas, para poder hacer este trabajo, he consultado más fuentes bibliográficas y de internet:
- Bibliografía:
· DÍEZ PUERTAS, Emeterio. Historia del movimiento obrero en la industria española del cine: 1931-1999. Valencia: Ediciones de la Filmoteca, 2001. ISBN 84-482-2532-5.
· PEIRATS, José. La CNT en la Revolución Española. Editorial Madre Tierra, 1988. 1093 págs. ISBN 978-84-87169-00-7
-Páginas web:
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