lunes, 2 de febrero de 2009

EL CINE ANARQUISTA DE 1936-1937 (I)

A continuación, y en los próximos días, iré publicando un trabajo sobre el cine producido por la CNT durante la Revolución Española, cuando el sindicato anarquista colectivizó la industria cinematográfica y encontró en el séptimo arte un medio para difundir sus ideas de emancipación de la clase obrera.
Aunque lo iré colgando por días, si alguien quiere leerlo entero de un tirón, puede echarle un vistazo aquí, en la sección de TRABAJOS.




EL CINE ANARQUISTA DE 1936-1937

El cine producido por la CNT entre 1936 y 1937, al igual que todo el cine político de la época, es un ejemplo más de cómo el séptimo arte puede ser utilizado como propaganda para generar una serie de valores e ideas en las masas a las que va dirigido.

Como no podía ser de otra manera en un anarcosindicato que había colectivizado la industria cinematográfica, el cine producido por la CNT era esencialmente de tendencia anarquista, y en sus películas uno puede percibir claramente la transmisión de los valores e ideas libertarios de apoyo mutuo y solidaridad en aras de favorecer la revolución social que los anarquistas pretenden, así como el intento por crear una conciencia de clase entre los estratos económicamente más bajos de la sociedad.
Ejemplos que ilustren esto los podemos ver en muchos de sus documentales, en los que el vocabulario empleado se asemeja más al utilizado en un panfleto político que al normal en un documental meramente informativo, o también en el hecho de que himnos revolucionarios típicos de los anarquistas como A las barricadas o Hijos del pueblo suenan de forma reiterada a modo de banda sonora a lo largo de las películas. No obstante esto último, sí es cierto que, en algunos casos como en ¡¡Ayuda a Madrid!!(1936) o Nosotros somos así (1937), también es frecuente el uso de música popular tradicional de la época, tal y como era común en la totalidad del cine de entonces.
Un ejemplo muy ilustrativo de propaganda anarquista lo constituye también el documental En la brecha (1937), que muestra cómo es el día a día en una fábrica colectivizada por la CNT. En este documental se puede ver la organización de los trabajadores en asambleas y el control total de la fábrica por parte de sus trabajadores, además de críticas contra la situación anterior (esto es, con la fábrica en manos de un burgués), mostrando la posterior (tras el 19 de julio del 36, con la fábrica en manos de los trabajadores) como mejor.
Las críticas a la burguesía y al clasismo no sólo se realizan en En la brecha. Nosotros somos así también supone un cierto ataque a las mentalidades capitalistas y burguesas, que aparecen en las películas de la CNT como clases que se consideran superiores sobre los demás debido a su alto nivel económico.

Muy acorde con lo que podríamos esperar del cine producido por trabajadores de ideología y valores anarquistas, las películas de la CNT están considerablemente impregnadas de imágenes que muestran el mundo del trabajo, tales como obreros trabajando o máquinas funcionando.
Sin ir más lejos, en la misma presentación de todas las películas producidas por la CNT aparecen herreros trabajando en la fundición, de cuyos martillazos surgen las siglas “SIE Films” (Sindicato de la Industria del Espectáculo), que era la productora de dicho sindicato, en el que se agrupaban los trabajadores de espectáculos de la CNT. Esto confiere un indudable carácter obrerista y proletario a las películas del SIE, que sin duda contribuye a crear esa conciencia de clase de la que hablábamos al principio.

Otra de las constantes en el cine anarquista entre 1936 y 1937 es, naturalmente, las críticas contra el comunismo de Estado, cuyo mayor representante entonces era la URSS de Stalin. A este respecto conviene echar un vistazo al documental Un pueblo en armas (1937), donde la crítica al comunismo totalitario representado por Stalin es feroz. Hay que decir que las críticas hacia el comunismo no sólo son por el hecho de representar éste valores e ideas diametralmente opuestos a los del anarquismo (recordemos que mientras que el anarquismo promulga la desaparición del Estado y de toda autoridad, el comunismo de la URSS consistía en un Estado totalitario), sino también por otros hechos concretos, como son, por ejemplo, la represión ejercida por las tropas de Stalin contra militantes anarquistas en Barcelona en mayo del 37 en complicidad con algunas fuerzas republicanas, o la importancia que los comunistas daban a ganar la guerra frente al hecho de hacer la revolución, al contrario que los anarquistas, para los que la revolución social era tan importante como ganar la guerra, y ambas acciones debían ir conjuntas.
Las críticas que en Un pueblo en armas se hacen no son sólo contra el comunismo. La propia República, como es de esperar en un filme producido por anarquistas, también es blanco de críticas y es acusada al inicio del documental de seguir ejerciendo la represión contra los obreros, así como de, ya iniciada la guerra, no proporcionar las suficientes armas al pueblo que está luchando en el frente.

Otra de las cosas que llaman la atención al ver las películas anarquistas de la CNT es la cantidad de imágenes de periódicos que aparecen. Por aquel entonces, la prensa revolucionaria era más numerosa de lo que es a día de hoy, tanto en número de periódicos distintos como en cantidad de ejemplares distribuidos, y esto unido a la importancia que los anarquistas dan a la educación y a la alfabetización del pueblo (tal y como podrá verse en otros documentales) puede darnos una idea de por qué se muestran tantas imágenes de periódicos, como por ejemplo Solidaridad Obrera o Nuevo Aragón.
Del mismo modo que puede percibirse la importancia que los anarquistas dan a la educación, podemos ver también el papel destacado que juega la medicina, pues son también numerosas las imágenes de médicos operando a pacientes y atendiendo las necesidades básicas del pueblo en las colectividades agrarias donde la revolución triunfó, como por ejemplo el pueblo de Caspe, en Aragón.

Aunque a simple vista en las películas del SIE pueda percibirse un clarísimo tinte anarquista, no es menos cierto que en algunos de los documentales las contradicciones con los principios libertarios y ácratas son bastante patentes.
Así, por ejemplo, podemos ver cómo en más de una ocasión se refieren a destacados militantes de la CNT, como pueden ser Buenaventura Durruti o García Oliver, como “líderes”, cuando en teoría el anarquismo, de inspiración anti-autoritaria, no reconoce líderes en la sociedad y cree en una organización social horizontal, sin gobernantes ni líderes de ningún tipo.
Por si esto fuese poco, en La silla vacía (1937), de igual modo que suenan himnos anarquistas como A las barricadas o Hijos del pueblo, suena también la Internacional, cuando ésta era el himno oficial de la URSS. Este dato, evidentemente, llama la atención por dos razones. En primer lugar, por el hecho de ser el himno de un Estado (y ya sabemos qué opinión le merecen los Estados a los anarquistas), y en segundo lugar por ser el himno de la URSS, es decir, el himno de esos mismos que asesinaron vilmente a decenas de militantes anarquistas en lo que se conoce como Sucesos de mayo (la represión ejercida en mayo del 37 en Barcelona a la que nos hemos referido anteriormente).
También habría que señalar aquí que, a pesar de ser la CNT una de las organizaciones más revolucionarias y progresistas (si no la que más) de la sociedad de entonces, algunos de los tópicos más comunes de los elementos más reaccionarios de la sociedad se dan de igual modo en el cine anarquista. Un ejemplo clarísimo lo podemos ver en En la brecha, donde los productores de la película tuvieron muy claro el papel que debían cumplir las mujeres (en casa, ocupándose de la economía doméstica) y el papel que debían cumplir los hombres (en el frente, luchando, o recibiendo instrucción militar), haciendo gala de un sexismo que sólo cabría esperar en una película de lo más conservadora.

Por último, habría que decir que, quizá por ser tan propagandístico, el cine anarquista no destacaba por una magnífica dirección de actores, precisamente. En las películas aquí analizadas los diálogos son forzadísimos y la actuación es pésima, aunque esto importa poco cuando lo que se persigue es hacer más propaganda que arte.
No obstante, también hay que tener en cuenta que la mayoría de las películas a las que he echado un vistazo son documentales, es decir, no cuentan argumentos completamente inventados y originales. Existen otras películas de corte menos propagandístico y con actores profesionales, como Aurora de Esperanza (1937), de Antonio Sau, que, según Antonio Artero (cineasta anarcosindicalista), “es un precedente paradigmático de lo que luego se denominaría "neorrealismo europeo"” y “está considerado por historiadores y críticos como uno de los trabajos más importantes de los cien años de cine español”. Aurora de Esperanza cuenta la historia de Juan, un obrero que vuelve de vacaciones y se encuentra la fábrica en la que estaba trabajando cerrada, con los obreros en el paro. Se avecinan tiempos difíciles para Juan y su familia y, tras tomar conciencia de su situación junto con más parados, Juan participa en una “marcha del hambre” hacia la capital, durante la cual será informado de que la revolución social por fin ha llegado, iniciándose así una aurora de esperanza para el proletariado. Del mismo modo, otra película que destaca dentro del cine anarquista es Nuestro culpable (1937), de Fernando Mignoni, una comedia que trata el tema de la justicia burguesa y lo mal que funciona. Éstos serían, pues, dos ejemplos de cine anarquista verdaderamente artístico y de considerable calidad cinematográfica.

Antes de pasar a comentar algunas películas concretas, me gustaría señalar que, a pesar de que en este trabajo sólo se mencionan unas pocas obras, la producción cinematográfica del SIE fue bastante extensa. Aquí se puede ver un listado aproximado de las películas producidas por los anarquistas durante la Revolución Española, de las cuales la mayoría permanecen desaparecidas aún a día de hoy debido a, entre otras cosas, la posterior dictadura franquista (éstas son las que se conservan). Esta dictadura no sólo acabó con el cine libertario, sino con todo aquello que sonase a “arte”, enviando a poetas, dramaturgos y demás intelectuales antifascistas al exilio o, en su caso, a la tumba.


PD: He añadido a la sección de RADIOS LIBRES una nueva radio: Tas-Tas Irrati.
También, en la sección de MIS TEXTOS FAVORITOS añado el último que he encontrado de Carlo Frabetti: Cuba, ¿dictadura o democracia?, donde efectúa una crítica interesante hacia nuestras supuestas democracias.

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