-"¿Ésto está bien o mal?"
-"¡Lo que diga la ley!"
La ley determina qué se puede hacer y qué no se puede hacer. ¿Pero quién ha creado la ley? Un grupo de personas (seguramente todos varones, por cierto) se ha reunido para escribir sobre un papel qué se puede y qué no se puede hacer. Tenemos a la ley como una fuerza divina, como la voz de la razón, como la perfección hecha escrito, lo intocable, lo sagrado...¡La ley!
Sin embargo, la ley no ha sido creada por un ser divino o un ser perfecto que tiene LA RAZÓN. Ha sido creada por hombres (entendido esta vez como "ser humano"), hombres como tú y como yo, hombres con todas sus imperfecciones. Por lo tanto, podemos deducir que la ley es algo imperfecto.
Cuando alguien hace algo que va contra la ley, es considerado un delincuente, un "diablo perverso", alguien digno de temer y de odiar, alguien a quien hay que mirar con desprecio y expresárselo con todas nuestras ganas, alguien a quien hay que marginar, porque va contra la "sagrada ley". Pero la ley es algo muy subjetivo, porque, como se ha dicho, ha sido creada por hombres, y estar en contra de la ley puede asemejarse perfectamente a tener otra opinión, otro punto de vista distinto al que tuvieron aquellos que se reunieron en su día (y los que se siguen reuniendo actualmente) para establecer las normas por las que se debe regir la sociedad.
Habrá quien me reproche: "Si existe una ley que dice que no se debe matar y alguien mata, ese alguien no tiene sólo otra opinión, sino que es un peligro para la sociedad", y lo cierto es que tendrían razón, porque matar a alguien no es sólo tener una opinión distinta de los que dicen que no se debe matar; es una violación de la vida de una persona, y debe ser condenado. ¡Pero ojo!, el que no se deba matar no es una ley que necesite estar escrita, ningún grupo de personas se necesita reunir para establecer que matar está mal. Todas las personas (o al menos eso quiero pensar) saben que matar está mal. "No se debe matar" es una ley moral, nadie nos la tiene que imponer para que la respetemos, simplemente la respetamos y punto.
A mí me llaman especialmente la atención las leyes que no son morales, las que son impuestas, las que han sido promulgadas por ese "consejo de sabios" que velan por la "democracia".
Ya puede el gobernante de turno (o cualquier otro ciudadano) cometer una atrocidad contra algo o alguien que, si la ley le ampara, no hay nada que hacer, la atrocidad estará legitimada por la ley y no se podrá impedir. Por ejemplo: hace poco hemos asistido al desalojo del CSOA Casas Viejas, en Sevilla, y hemos visto cómo diversas personas que allí había se manifestaban en contra de tal acción. Conozco gente que ha criticado la actitud de los que se manifestaban, pues "estaban ahí ilegalmente, y los policías actuaron de forma legal". ¡Hombre, nada más lejos de la realidad! ¡Pues claro que Casas Viejas estaba en situación ilegal! ¡Claro que los policías que les desalojaron iban con la ley en la mano, hasta ahí podíamos llegar! ¡Sólo faltaba que Casas Viejas fuera legal (los hombres del "consejo de sabios" hubieran escrito una ley para proteger el Centro) y encima la policía les quitase de en medio! No es una cuestión de legalidad o ilegalidad, sino de legitimidad, y de quién considera qué es legítimo y qué no lo es. Los golpes que la policía brindó (y brinda) a los manifestantes pueden ser todo lo legales que se quiera, y por lo tanto todo lo legítimos que se quiera, pero sólo legítimos para los que han hecho la ley; para los que reciben las "caricias" de las porras en sus cabezas no son legítimos en absoluto, y emprenderán las acciones ilegales que consideren justas y legítimas para contestar a esas otras acciones legales que consideran injustas e ilegítimas.
Si los gobernantes cometen una atrocidad contra el pueblo, ésta es legal, y se puede llevar a cabo; pero si el pueblo lleva a cabo una atrocidad contra los gobernantes ésta será considerada delito, y no se podrá llevar a cabo. Y si acaso se llevara a cabo, ya se encargarán las instituciones pertinentes de establecer un castigo contra el delincuente (castigo que, si es establecido por el pueblo contra los gobernantes a causa de la atrocidad de éstos, volverá a ser considerado delito por los gobernantes).
Los gobernantes son quienes establecen las leyes para la protección de sus intereses, y las acciones que llevan a cabo son legales. Las "leyes" que el pueblo establece para la protección de sus intereses y las acciones que se llevan a cabo para defenderlas son delitos.
Hay quien dice que la ley es necesaria, pues necesitamos un código de conducta para que nuestras acciones no obstaculicen la libertad de los demás y viceversa. Y en ésto se puede estar de acuerdo hasta cierto punto, las libertades de unos y otros deben estar protegidas, ya sea por la ley o por cualquier otra cosa. La cuestión es quién establece las normas que se deben cumplir para que todas las libertades de todos los ciudadanos se puedan desarrollar con total armonía.
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