Es más fácil criticar a alguien de izquierdas que a alguien de derechas. Con respecto a la sociedad, la izquierda es revolucionaria mientras que la derecha es conservadora, es decir, la izquierda quiere cambiar las cosas mientras que la derecha prefiere que se queden como están.
El querer cambiar la sociedad lleva a la izquierda a adoptar un comportamiento determinado, para el cual, por cierto, se requiere una cierta responsabilidad. Nada que ver con la derecha que, puesto que está conforme con el orden de cosas actual, simplemente se deja llevar por los acontecimientos, sin mostrar ningún interés por cambiar nada y sin ningún comportamiento que requiera una cierta responsabilidad. Por ejemplo, un izquierdista anti-globalización asume la responsabilidad de no beber Coca-Cola, no comer en un Burger King, no llevar ropa Nike; mientras que un tipo de derechas bebe Coca-Cola, come en Burger Kings y lleva ropa Nike sin ningún problema, ya que está a favor del orden social que produce Coca-Colas, Burger Kings y ropa Nike.
¿Qué ocurre? Que es muy difícil, por no decir imposible, vivir completamente, al cien por cien, al margen de esa sociedad que pretendes cambiar cuando es precisamente en esa sociedad en la que vives y en la que te desenvuelves, cuando es precisamente en esa sociedad donde tienes a tu familia, tus amigos y muchas de las cosas que te gustan. Si estás viviendo en una sociedad infecta (a juicio tuyo), es prácticamente imposible que, al menos en parte, no te acabes infectando tú también. La izquierda es quien reconoce esa infección en esta sociedad, es quien pretende acabar con esa infección y es también quien, por mucho que pese, se acaba infectando también en parte. La derecha, por el contrario, no ve infección alguna en la sociedad, por lo que a su juicio no está infectada en absoluto; está de lo más pulcro, y si se infecta, será únicamente a ojos de la izquierda, pero nunca a ojos propios, por lo que en ese sentido se podría decir que le da igual infectarse, o sea, le da igual llevar ropa Nike sabiendo que la ha fabricado un niño explotado.
A la izquierda no le da igual, pero he aquí el quid de la cuestión: no puede evitar infectarse, no puede evitar en algún momento de su vida beber una Coca-Cola, es decir, no puede evitar en un momento u otro no ser muy acorde con sus ideas, por lo que es aquí donde se le va a atacar, en la fácil contradicción entre sus ideas y sus acciones.
Por eso es más fácil criticar a la izquierda. Porque, a pesar de promover la "desinfección" de la sociedad mediante determinadas acciones, lógicamente se ve obligada a desenvolverse en una sociedad infecta, lo que le llevará inevitablemente a una infección parcial. Es como si un ama de casa está limpiando un retrete lleno de mierda diciéndoles a sus niños que deben ser más limpios y tratar de ensuciar lo menos posible. Obviamente, el ama de casa se está ensuciando al limpiar la mierda del retrete, y los niños le podrían decir algo así como que "tú, mamá, mucho hablar de que tenemos que ser limpios pero mira lo sucia que estás". A lo que la madre, enfurecida como una Hidra contestaría: "¡Pues claro que estoy sucia, como que estoy limpiando un retrete lleno de mierda, lo raro sería que no me ensuciase absolutamente nada!". Con la crítica a la izquierda pasa algo parecido. Basta que una persona que se dice de izquierdas se compre un móvil nuevo, o un reproductor de música chulo para que enseguida salte algún listo (similar al del que hablé en esta entrada) con el discursito de "mucha izquierda y mucha hostia pero tienes un mp3 de nosecuantos GB".
Lo cierto es que la crítica a la izquierda se hace desde una posición muy cómoda. Es muy fácil criticar a alguien que lleva un modo de vida comprometido cuando a la mínima comete un error (como el izquierdista que bebe Coca-Cola), pero desde luego que es más complicado criticar a alguien que vive en un error continuo (el típico facha). Porque ¿dónde le criticas, si cada cosa que dice/hace está mal? Digamos que, al vivir en un error continuo, es más difícil identificar el error en sí; mientras que, como en el caso del izquierdista que bebe Coca-Cola, cuando se lleva un modo de vida ejemplar y se comete un error, éste es detectado enseguida. Por eso los errores de la izquierda se identifican mejor, y por eso es mucho más fácil criticar a la izquierda que a la derecha.
PD: La foto está sacada de aquí.
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