lunes, 31 de marzo de 2008

EL SEÑOR BRAUN Y SU FALTA DE EMPATÍA

Navegando por la red me he encontrado con este artículo de Carlos Rodríguez Braun publicado en Libertad Digital el 30/09/07 y titulado "Maldito capitalismo deslocalizador".
A la vista de dicho título, no se piense el lector que Rodríguez Braun es un destacado activista anti-globalización que acude a protestar a todas las cumbres del G-8, más bien lo contrario, es conocido y valorado por su defensa de las leyes del "libre" comercio que imperan en la civilización de hoy.
El artículo en cuestión me ha llamado la atención porque, a simple vista, puedo detectar una cierta falta de empatía en el amigo Carlos al sostener que el sistema económico que fuerza que unos trabajadores (los de Delphi en concreto) se queden en la puta calle a causa de la deslocalización de su centro de producción a Marruecos constituye "una bendición". ¡Bendito sea el capitalismo, que crea las condiciones para que una persona deje de poder llevar dinero a casa con el que mantener a su familia!. Carlos Rodríguez Braun dice que es una bendición porque "las empresas buscan salarios bajos pero su propio desarrollo los aumenta, y los aumenta tanto que al final es menester buscar otro sitio, donde el efecto será el mismo: ahora subirán los salarios en Marruecos y al final Delphi se irá a otro lugar más pobre, y continuará enriqueciéndolo". Increíble. Si no fuera porque sé que este señor es terrícola (aunque quizá la foto de arriba no sea la más indicada para sostener esta afirmación), diría que vive en el país de la chocolata. O sea, que es una bendición que una empresa se deslocalice. ¿Pero para quién es una bendición? Para el dueño de la empresa sin duda, pues con una mano de obra más barata el beneficio que obtendrá será bastante mayor que con una mano de obra "cara" (y digo cara por decir algo, porque sabemos que los salarios en España no están para presumir de ellos). ¿Y para los trabajadores? ¿La deslocalización es una bendición para los trabajadores? Evidentemente no, más bien es una putada, aunque Carlos Rodríguez Braun piense lo contrario. Se nota que el periódico donde él escribe no se va a deslocalizar a Marruecos en busca de mano de obra más barata (dudo que, de hecho, en Marruecos haya periodistas dispuestos a defender las teorías económicas que Braun defiende), por lo que no es de extrañar que el señor Rodríguez Braun sea incapaz de imaginarse por lo que están (o han estado) pasando los trabajadores de Delphi al ver que su puesto de trabajo se esfumaba en el aire.
Por eso digo que este señor, y posiblemente los liberaluchos en general, carecen completamente de empatía. Porque hablan de lo que va a ser bueno o malo para el mercado (¡el sacrosanto mercado!) como si éste de una persona se tratase, sin pensar en el bienestar de las personas, que al fin y al cabo es lo que cuenta. Contemplan el mercado y los individuos que en él se desenvuelven desde fuera, como quien contempla los peces de un acuario sin pensar que esos peces sienten y padecen.
Pero lo que viene a continuación en el artículo de Braun sí que es el colmo de la falta de empatía: Cita las quejas que efectuaba el sindicato CCOO al ver que los jornaleros andaluces se veían obligados a emigrar a Francia en busca de mejores condiciones de vida. Para Carlos Rodríguez Braun estas migraciones suponen una mejora en la condición de los trabajadores. ¡Vaya, cojonudo! O sea, que Rodríguez Braun, cuando le toque joderse y perciba que su salario no le es suficiente para vivir (no seamos utópicos, sabemos que a este tipo, si defiende lo que defiende, nunca le va a pasar tal cosa), no protestará por una subida salarial, sino que se limitará a emigrar a otro país en busca de salarios más altos. Como quien cruza la calle, pues ala, a cambiar de país, renunciando a su tierra, al lugar en el que ha crecido, y renunciando también a la gente con la que se ha criado y ha convivido.
¿Acaso no se le ha ocurrido a don Carlos que esos trabajadores que se ven obligados a "mejorar su condición" prefieran mejorarla en su casa, con su gente? ¿No se le ha ocurrido que lo ideal sería que ninguna persona se viese obligada a irse lejos de los suyos en busca de un nivel de vida digno? No, claro que no se le ha ocurrido. Empatía es lo que le hace falta al señor Braun.

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